viernes, 15 de diciembre de 2023

Entrevista a Silvana Rabinovich, autora del libro "Trazos para una teología política descolonial"

Silvana Rabinovich es licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, maestra en Filosofía por la Facultad de Humanidades de la Universidad Hebrea de Jerusalén y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.


1. ¿Por qué publicaste tu libro “Trazos para una teología política descolonial”?

Ese libro recoge reflexiones que fui haciendo después de haber escrito La Biblia y le dron: sobre usos y abusos de figuras bíblicas en el discurso político de Israel (editado en Rosario, Argentina, en 2020 por Casagrande y Último Recurso y en 2021 en México por Heredad, luego traducido al inglés por Gabriela Wolochwianski y publicado en 2022 por Palgrave Macmillan como Notes for a Decolonial Political Theology).

Una vez que constaté en mi primer libro la teología política nacional-colonial que sostiene el uso militarista de la Biblia hebrea, entendí (inspirada en las enseñanzas de mi maestro Enrique Dussel) que me esperaba la tarea de descolonizarlas y a eso me aboqué en este último libro. Porque el genocidio que se está perpetrando hoy en Gaza no proviene, como se dice erróneamente, de un odio interreligioso milenario sino que es un asunto europeo y, desde el fin de la segunda guerra mundial, también estadounidense. En 1916, por el acuerdo británico-francés Sykes-Picot (que trazó el mapa de la región) se introdujo una idea de nación ajena a la experimentada por los pueblos que allí vivían. En Palestina, coexistían bien las tres religiones “del Libro”: la mayoría musulmana, una primera minoría cristiana y una segunda minoría judía. Era una convivencia caracterizada por lazos de solidaridad de clase y traducción entre religiones y costumbres que el elemento nacionalista introducido por la colonización europea vino a romper.


2. ¿Qué diferencia hay entre "descolonial" y "decolonial"?

Yo prefiero incluir la “s” porque en nuestra lengua así se escribe el prefijo que (entre otras acciones) invierte o niega un término. Sin la letra s se lee en inglés o francés (y en el fondo queda un resabio colonial).


3. ¿Qué opinas de la politización de los judíos/as hacia el estado de Israel por el sionismo?

El sionismo, que es un movimiento nacional decimonónico europeo, se arroga la representación de todos los judíos del mundo. Pero la tradición y religión judía tiene muchos más siglos de existencia y en ella la noción de “galút” (exilio) es clave. En el siglo 16 la cábala luriánica desarrolla la idea de la Shjiná (que es la parte femenina de Dios) en el exilio. La idea de reunión de todas las diásporas (kibutz galuyot) es espiritual y no parte de la batalla demográfica por establecer una mayoría en el territorio. En lo que concierne al “estado judío” (término acuñado por el fundador del sionismo: Theodor Herzl), debe aclararse que es una idea ajena a la Biblia hebrea. En el Libro, el profeta Samuel desaconseja a los ancianos del pueblo tener “un rey como todos los pueblos” pues Dios es el único que gobierna sobre todos. En la Biblia hebrea podemos identificar dos corrientes antagónicas: una monárquica y otra profética. Esa politización que describes, que se manifiesta como adhesión incondicional al sionismo, se alinea con la corriente monárquica, mientras que aquellos judíos que criticamos duramente y protestamos contra esa teología política militarista, hicimos la opción por las fuentes proféticas. Pero siempre hubo judíos, de distintos grupos, que se opusieron al sionismo: algunos desde el socialismo (como los miembros del Bund) o desde el comunismo, o desde la religiosidad judía ortodoxa. En mi caso: he sido sionista de joven, creyendo en que era posible hacer florecer semillas de la justicia social que sembraron los profetas: hubo en el sionismo corrientes de izquierda que abogaban por el binacionalismo o incluso formar parte de una confederación de comunidades autónomas de la región. Martin Buber fue uno de ellos y, para mí fue revelador traducir sus escritos políticos entre 1918 y 1965 (recogidos por Paul Mendes-Flohr en el libro Una tierra para dos pueblos, Sígueme-UNAM, 2009). Pero esas corrientes en el sionismo, capaces de oponerse a la partición de la tierra en 1947, fueron canceladas y comprendí que no había nada qué proponer, sino la profundización del colonialismo de asentamiento.

La adhesión acrítica de las comunidades judías a las políticas del Estado de Israel, la justificación (y negación) de la nakba palestina y de la ocupación militar es impuesta por las embajadas israelíes en el mundo a través de una oficina de esclarecimiento (hasbará) que determina los lineamientos discursivos a difundir por cada acción ofensiva del Estado. Los judíos que nos manifestamos en contra de esta imposición, pues no nos representa, nos vamos animando cada vez más a agruparnos y no dejarnos sojuzgar ni ceder ante la imposición. Y no nos basta con decir, ante el genocidio, “no en nuestro nombre”, sino que tratamos de impedirlo. Por su parte, la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés) persigue para acusar de “antisemitismo”, “deslegitimación del Estado de Israel” simple “autoodio”. Desde 2016 la asociación de investigaciones sobre el Holocausto IHRA trata de ir imponiendo por el mundo una definición de “antisemitismo” que funge como arma de censura en los países que la adoptan (un ejemplo es Argentina, a partir de junio de 2020).


4. Estudiaste en la Universidad Hebrea de Jerusalén ¿Viste diferencia de trato entre estudiantes colonos y palestinos/as?

Sí, allí estudié en diversos programas, entre otros, la maestría en filosofía. Siempre hubo diferencias: sobre todo en las libertades. Se aplican desde siempre más restricciones y censura a los estudiantes palestinos, sin embargo, hace un tiempo también empezó a castigarse el activismo a favor del pueblo palestino.


5. ¿Qué conclusiones sacaste tras la lectura religiosa hebrea?

La lectura de textos religiosos es amplia y no la conozco en su totalidad (así que “conclusiones” es mucho decir). Sin embargo, puedo decir que está situada y entonces, dependiendo de las condiciones en las cuales vivían las comunidades judías, hay textos que acentúan la universalidad de la religión y reglas o su particularidad. Desde chica me inicié en el estudio de la Biblia hebrea con algunos exégetas, luego estudié partes del Talmud y narrativa jasídica.Yo me acerco a los textos que podríamos calificar como más universales. Actualmente estoy trabajando en textos judeo-árabes de los siglos 10 y 11. Veo en ellos una posibilidad de traducción interreligiosa -entre el judaísmo y el islam- que abre un horizonte de esperanza para descolonizar la teología política.


6. Algunos opinan que la teología como la religión en sí está fuera de fundamento científico ¿Qué opinas de esta acusación?

Si entiendo bien la pregunta, opones teología y religión a ciencia. La teología política muestra que el mundo laico y su producción científica se sustenta en versiones secularizadas de conceptos religiosos. Hay una cuestión de fe en la razón instrumental y del cálculo que responden a una disputa del poder humano con el poder divino (conocida por innumerables leyendas y relatos como la torre de Babel, el Golem, etc.). Borges, en su poema “El Golem” lo resume así: “los artificios y el candor del hombre no tienen fin”, es decir, que la pulsión tecnológica (de reemplazar a Dios en la dominación del mundo) es directamente proporcional a nuestra fe en lograr algo tan imposible como indeseable. La crisis ambiental y bélica es una muestra clara de ello.


7. ¿Sin la religión no se puede entender ni conectar con los pueblos y sus sectores populares en Oriente Medio?

Así es. El secularismo crea monstruos tales como los fundamentalismos, a los cuales considera ajenos, pero evidentemente no son otra cosa sino productos de la autoinmunidad del sistema. Dicho con René Girard: lo sagrado reprimido siempre de forma violenta. Entonces, es mejor no negarlo y desplegar sus potencialidades más bellas y creativas, las más plurales y heterónomas.



8. ¿Tu libro trata sobre temas filosóficos o geopolíticos?

Mi libro no tiene una perspectiva geopolítica. Sin embargo, se gestan en una reflexión ética que funda lo social y entiende desde allí lo político. Se trata de una ética heterónoma que me gusta radicalizar como “justicia del otro”, que no es (mi) justicia para el otro, sino el esfuerzo de aceptar que aquello que para uno es justo, desde la perspectiva del otro puede percibirse como injusto, o que lo que uno considera derechos ganados son vistos por el otro como privilegios obtenidos a costa de la injusticia sistémica que él padece. La perspectiva geopolítica cree en la objetividad. Mi formación filosófica y el consiguiente posicionamiento ético (siguiendo a Martin Buber) me enseña que no basta con la verdad “objetiva” (a la cual considero discutible, pues pretende enunciarse desde un afuera a partir del cual se juzga y yo cuestiono esta ilusión de exterioridad en cualquier abordaje del conocimiento). Acuerdo con este filósofo en que la verdad debe ser subjetiva también, es decir, comprometerse por completo con aquello que se dice. Reflexiono, estudio, leo y escribo desde un pensamiento situado, el de una judía comprometida con la justicia del otro.


9. ¿Qué es para ti el estado de Israel tras los sucesos de este 2023?

Hoy para mí el Estado de Israel aniquiló muchas promesas, pues con este gobierno soltó la última amarra apocalíptica. Sus acciones negacionistas del despojo territorial (nakba palestina) están perpetrando un genocidio que cumple con las seis etapas que describe Daniel Feierstein en sus libros sobre el concepto de “genocidio” que enumero a continuación:

1. La construcción de una otredad negativa

2. El hostigamiento físico y legal

3. El aislamiento

4. el debilitamiento sistemático

5. El exterminio

6. Las formas de realización simbólica de las prácticas genocidas.


10. ¿Qué fue el proyecto “Heteronomías de la justicia: territorialidades nómadas”?

Es un proyecto que desarrollo en la Universidad Nacional Autónoma de México y es de largo aliento. Aquí está la página web, en el poema que es el germen de todo el proyecto: El discurso del “indio”, del poeta palestino Mahmud Darwish, del cual hasta hoy se están haciendo nuevas traducciones a lenguas originarias… Ese poema encarna la ética heterónoma entendida como “justicia del otro” https://www.iifl.unam.mx/justiciadelotro/seccs.php?idSec=5&pos=5

En ese proyecto estudiamos las enseñanzas y proyecciones del nomadismo (desde Ibn Jaldún hasta los saharauis en los campamentos de refugiados del Sáhara Occidental, que se encuentran en Tindouf, Argelia). En este marco hicimos dos exposiciones: la primera en 2018 que se llamó “De nomadismos y hospitalidades: comcaac y saharauis” y la segunda exposición, entre 2020 y 2022, es una itinerante, en la que criticamos la proliferación de muros los en el mundo y se llama “mexicanos, palestinos y saharauis: del mismo lado de muros diferentes”. Aquí puedes ver los dos catálogos.


1- “De nomadismos y hospitalidades: comcaac y saharauis” https://www.iifl.unam.mx/uploads/justiciadelotro/digitales/catNomadismo/catNomadismo.html

2- Exposición itinerante “mexicanos, palestinos y saharauis: del mismo lado de muros diferentes”: https://www.iifl.unam.mx/uploads/justiciadelotro/digitales/catMuros/index.html

Como todo proyecto con verdadero compromiso social, el proyecto (aun sin presupuesto) sigue adelante en pequeñas acciones y lazos que cultivamos entre la gente de México, de la RASD y de Palestina.

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