Somos una pequeña y modesta organización de cuadros marxista-leninistas que aspira a ser el partido de vanguardia del proletariado andaluz. Para ello intentamos seguir los principios del partido de nuevo tipo leninista, formar a nuestros militantes en los principios del marxismo leninismo e implicarnos con los movimientos sociales y populares de nuestra tierra, fundamentalmente con el movimiento obrero. Somos pequeños y modestos porque, a lo largo de nuestra breve pero intensa historia, hemos vivido una continua lucha de lineas entre la linea roja, marxista-leninista, y diferentes desviaciones de tipo oportunista que motivaron una tremenda tensión en nuestro seno y llegaron, en algunos momentos, a poner en peligro la continuidad orgánica de nuestro Partido. Ha existido, por ejemplo, una línea derechista que quería subordinar a nuestro colectivo a intereses externos con el objetivo de conseguir réditos políticos personales. Para ello integraron a parte de la militancia de Andalucía Comunista en una lista de las elecciones primarias de Podemos llamada “Utopía y Dignidad”. Esto lo perpetraron de espaldas a todos los órganos democráticos del Partido e ignorando toda la línea política que habíamos aprobado colectivamente. Estos aspirantes a la aristocracia obrera encubrían sus propósitos de medro personal con una justificación peregrina de que, realmente, las masas estaban con Podemos y que había que actuar en su seno a través del “entrismo”. En privado, sin embargo, decían que era por “hacerle un favor a la dirección del SAT”, demostrando su concepción de lo que entienden por un Partido soberano y por independencia orgánica. La línea que planteaba este grupo antiPartido nos llevaba a la liquidación del mismo, a su disolución por la vía de los hechos y a la sustitución del objetivo de construir un Poder Popular real y desde la base por las conspiraciones y pasilleos en el seno de una opción electoral profundamente anticomunista cuyo propósito último es desviar al movimiento popular de la movilización a las urnas y destruir la conciencia nacional andaluza subsumiendola en un proyecto centralista y españolista como lo es el de Podemos, por mucha bandera andaluza que enarbolen en sus mítines. Era, en última instancia, la enésima reedición del “cretinismo parlamentario”y el eurocomunismo. En esta batalla ideológica contra nuestro particular “Trotsky”, el Partido sacó una tremenda lección de cómo los organismos de dirección deben ser colegiados y democráticos y que ninguna persona individualmente es quien para saltarse a la torera los acuerdos adoptados entre todos y todas.
En conexión con la línea derechista, y al servicio de ésta, tuvimos también una ofensiva oportunista ultraizquierdista, fuertemente influenciada por el posmodernismo antimarxista, que quería convertir al Partido en poco más que en un reducto aislado de las masas con un mensaje incomprensible por las mismas y una línea de actuación sin relación alguna con sus necesidades y anhelos. Por supuesto, este grupo se organizó al margen de los órganos del Partido, por medio de conversaciones privadas y compadreos, organiza Partido y, desde el primer momento, estuvo en coordinación con el primero. El triunfo de esta línea pequeñoburguesa radical hubiese derivado en que nuestro Partido habría abandonado el marxismo-leninismo y habría acabado convertido en una secta “hippie” autoconvencida de su verdad absoluta pero aislada de las masas populares. Con esta lucha aprendimos que los comunistas no estamos ungidos de superioridad moral alguna, que no somos más que unos proletarios más y que debemos aprender de las masas, escuchar su voz y no convertirnos en ermitaños amargados que condenan al resto de la clase obrera por vivir “conforme al sistema” o por no plantear los debates que nosotros queremos cuando nosotros queremos.
No podemos ser un grupo de “pintas frikis” sino unos proletarios dignos y conscientes que se ganan día a día el respeto del resto de la clase obrera por la justeza de sus análisis y su visión correcta y mesurada de los acontecimientos políticos que nos rodean. Como resultado de esa lucha de líneas, Andalucía Comunista salió tocada a nivel orgánico pero muy fortalecida a nivel político y, precisamente, como resultado de la victoria de la línea proletaria sobre las desviaciones oportunistas, con esfuerzo y paciencia hemos ido recuperando una plena salud orgánica y estamos experimentando un incremento numérico de nuestros cuadros aumentando, dicho sea de paso, la valía personal y política de los nuevos camaradas.
2. ¿Que propósito tiene esta organización para con el pueblo andaluz?
Servir de herramienta útil y real a la liberación nacional y social de nuestro pueblo, actuar como un auténtico partido de vanguardia, sirviendo de cerebro y dinamizador de los movimientos sociales de nuestra tierra, haciéndoles ver sus intereses comunes desde una perspectiva de clase y representando los intereses del movimiento popular en su conjunto. Desde esa perspectiva, entendemos que nos vemos especialmente obligados a confrontar tanto con el revisionismo derechista como con el posmodernismo eclecticista, que plantean algo diametralmente opuesto. Para nosotros, el objetivo último es, como lo es para cualquier organización comunista, la construcción de una sociedad comunista, entendida esta como una nueva civilización libre y plena. Es evidente, para cualquiera que parta de un mínimo de sensatez, que eso no va a surgir de la noche a la mañana, como un champiñón, sino que es necesario un proceso largo de cambio de mentalidades, de formas de hacer y, sobre todo, un cambio social y político que comporta una auténtica revolución. Esta revolución, la revolución socialista, se concreta en la Andalucía del siglo XXI, en la plena soberanía política y económica de nuestra tierra, en la constitución de una República Democrática Andaluza que pueda decidir libremente federarse o no con otras Repúblicas que tengan también esos principios socialistas. Pero la consecución de esa República Democrática Andaluza debe ser obra de un consenso de nuestro pueblo, de su movilización y lucha y no de ninguna componenda ni oportunismo electoralista. Para nosotros, construir la República Democrática Andaluza, aquí y ahora, es construir organismos estables y permanentes de participación popular que encuadren y eduquen a las gran mayoría de nuestro pueblo en los valores de la democracia y la soberanía nacional.
Estos organismos son, para nosotros, secciones sindicales de centro de trabajo, asociaciones de vecinos, organizaciones juveniles que hagan un trabajo real y de base en los barrios y pueblo de Andalucía, Centros de Cultura Andaluza que sean capaces de atraer a la gente de la calle... Las iniciativas de confluencia electoral, como la que se está dando con Andalucía en Marcha en la que hemos coincidido diferentes organizaciones con una visión soberanista de Andalucía (PCPA, PNA Somos Andaluces, PTA, IdPA, etc.), son, para nosotros, una simple herramienta para abrir el camino de este proceso de movilización social. Las elecciones no son, pues, un fin en si mismo, sino un medio más para abrir el camino de la participación popular que alumbrará a la República Democrática Andaluza.
3. ¿Estáis trabajando en algún sindicato?
Tras una experiencia muy negativa en el seno del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), tomamos la decisión de continuar nuestra tarea sindical en el seno del Sindicato Unitario (SU) dado que los camaradas que estaban organizando secciones sindicales en los centros de trabajo así como otros compañeros que, si bien no formaban parte del Partido eran sindicalistas honestos y combativos, se encontraban completamente indefensos y sin ningún tipo de apoyo por parte del SAT al punto que su continuidad en dicho colectivo ponía en peligro su labor sindical a pie de tajo.
4. ¿Que opinión os precede el SAT y el Sindicato Unitario?
Lo primero decir que en el SAT hay mucha gente buena, honesta y muy sacrificada. A nosotros nos entristece mucho ver que sus esfuerzos están destinados a ser infructuosos dado que esa organización no es realmente un sindicato sino un colectivo de agitación callejera destinado a beneficiar las perspectivas electorales de la apuesta política que en cada momento vayan viendo oportuna un puñado de dirigentes nacionales del SAT desde Sevilla. Dicho esto, el SAT nos parece otra oportunidad perdida más para el pueblo andaluz. Podría haber sido una gran central sindical andaluza con presencia real en todos los sectores y en todos los centros de trabajo de nuestra tierra, pero el sectarismo, la falta de altura de miras y el tremendo oportunismo de los dirigentes procedentes del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) les llevó a vetar y marginar a gente como Autonomía Obrera (AO), que abandonó el SAT al poco tiempo de entrar; o el SU que, conociendo las formas de trabajo del SOC, no quiso formar parte del SAT desde el principio. Esto significó para el SAT el prescindir una rica experiencia sindical y una presencia muy fuerte en las zonas que, tradicionalmente, eran de las más industrializadas y combativas de Andalucía, con un rico historial de experiencias de lucha y organización popular como son Huelva y Cádiz. Una vez constituido el SAT, la política interna seguida por esos dirigentes procedentes del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) ha sido continuar la marginación de todo aquello que oliera a sindicalismo real, en los centros de trabajo de las ciudades andaluzas, así como montar campañas de descalificaciones internas contra los sindicalistas que desarrollaban su labor en el medio urbano. Para ello, se apoyaron en jóvenes, que actuaron como pretorianos de la vieja guardia del SOC, y que carecían de ningún tipo de experiencia real ni sindical ni política, más allá de la que se inventaron ellos mismos para “adornar su curriculum”.
De esta forma, el SAT terminó siendo un proyecto sindical muerto antes de nacer. Ahora sólo le queda el campo y el medio rural en la provincia de Sevilla y esto es bastante poco halagüeño para su futuro dado que Andalucía no es sólo ni fundamentalmente esa provincia y hace décadas que nuestro país dejó de ser una sociedad agraria y rural, dado que la inmensa mayoría de la población andaluza vive en ciudades de más de 30.000 habitantes que es, precisamente, donde ni quiere ni puede organizarse el SAT.
SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) |
Respecto al Sindicato Unitario (SU) debemos reconocer que se nota su experiencia en el campo del sindicalismo. El SU es un sindicato con cierta fortaleza orgánica en la provincia de Huelva, especialmente en su polo químico. Pero en los últimos años ha sabido abrirse hueco por Almería y Málaga organizando un sindicalismo combativo, asambleario, sociopolitico y andaluz que creemos que puede ser una parte importante de la pata sindical de un futuro Movimiento de Liberación Nacional Andaluz. A este respecto, nos parece importantísimo que se busquen vías de coordinación y unidad del sindicalismo combativo andaluz porque, no nos engañemos, el dominio de la escena sindical en Andalucía por parte de CC.OO. es apabullante y es, también, una de las causas principales de la desmovilización y desideologización de nuestra sociedad. A nuestro modo de ver, CC.OO no actúa como un sindicato de clase, movilizador, socio-politico y reivindicativo sino como el brazo armado del PSOE en el movimiento obrero andaluz. Por desgracia. Ahora bien, en el momento actual, ninguno de los sindicatos de clase (mal llamados “alternativos”) puede en solitario afrontar la tarea de construir una alternativa sindical real al sindicalismo del Régimen aunque creemos que sin un sindicalismo combativo pero realista a nivel de centros de trabajo, cualquier otra iniciativa política o social desde la izquierda quedará vacía, será una simple pompa de jabón. El sindicalismo sólo no hace revolución ni mucho menos, que duda cabe, pero sin sindicalismo sí que no hay revolución.
5. Participasteis en la presentación del blog “Manos Fuera de China” ¿Que opináis de la actual China Popular?
No sólo es que participaramos, es que somos quienes la hemos organizado en Málaga. Opinar sobre la actual República Popular China es una tarea difícil por varios motivos. En primer lugar porque es una sociedad con unas raíces culturales y antropológicas muy distintas a las nuestras, algo común a todas las sociedades del Extremo Oriente asiático y, por tanto, con unos esquemas de vida en muchos aspectos muy divergentes a los nuestros. Así, por ejemplo, en su mentalidad el concepto de cambio no es tan continuo ni tan brusco como en las sociedades occidentales actuales. Aquí se explica esa frase que comentan algunos analistas en sus escritos de que “en China las cosas son más lentas”. También el confucionismo, que implica un respeto muy fuerte hacia los antepasados y hacia la autoridad, no es conocido en ese grado en la concepción occidental del mundo. La segunda razón por la que es difícil conseguir una opinión lo más objetiva posible de la China Popular actual la tenemos en el compromiso, al menos de palabra, de ese país con la construcción del socialismo. Evidentemente, los medios de comunicación del sistema capitalista, que es el hegemónico a nivel mundial, van a intentar presentar a la realidad china de la forma más oscura y siniestra posible, en su intento de convencer a las grandes masas de población que todo intento de construir una sociedad distinta al capitalismo es una aventura que conduce a la catástrofe y a la tragedia. Esto se acentúa aún más cuando constatamos en los últimos años cómo la economía china está compitiendo cada vez más con la estadounidense, y cómo su clase política está apostando por un mundo multipolar, rompiendo la hegemonía política que Estados Unidos ha estado detentando tras la caída del Muro de Berlín. Y una última razón la tenemos en los prejuicios izquierdistas dentro de la Izquierda (troskismo, maoísmo, anarquismo, consejismo, etc.). Según estos planteamientos la realidad es dual, no existiendo los procesos intermedios. Una estructura organizativa que implique un simple principio de autoridad no puede ser socialista según estas corrientes (da igual que existan unos principios democráticos y de control). O la colaboración con determinados elementos de la burguesía tampoco (da igual que estén controlados por las estructuras de la sociedad socialista). Curiosamente la China actual estaría en ambas situaciones. Desde el punto de vista de Andalucía Comunista, entendemos que China es un país con sus complejidades y contradicciones (como cualquier otra sociedad) pero, pese a ellas, pensamos que es un país comprometido con la construcción de la sociedad socialista y comunista.
Por ello, y esto no significa que le demos un cheque en blanco o que no seamos críticos con determinados aspectos de su realidad, apoyamos hoy por hoy a ese país, a su gobierno y al PCCh. Denunciamos a sus críticos de izquierda o bien como gente desinformada y con prejuicios, o bien como “trolls” que le hacen el juego al capitalismo y al imperialismo. Las razones para tener esta opinión no son fruto de un capricho, sino de un análisis mesurado de los datos que poco a poco, en los últimos años han ido saliendo a la luz y que de forma paulatina se van conociendo. China no ha eliminado la planificación económica, esta sigue existiendo, si bien es verdad que no tal como ha venido entendiéndose de forma tradicional. Los objetivos no son ya tanto la consecución de unos determinados niveles de producción como de unos determinados fines sociales. Junto a un sector privado, tanto el sector público como el cooperativo siguen siendo preponderantes. Es más, el sector privado depende del público en muchos aspectos, tales como la financiación o el empleo de materias primas que son propiedad pública. Añadamos a ello que su existencia viene dada tanto en cuanto sirva para cumplir los objetivos del plan. Este sector público es reconocido en la Constitución del país como su motor económico. La banca china esta fundamentalmente controlada por el estado chino, y financia principalmente a las empresas públicas. Las tierras entregadas en usufructo a las familias campesinas, siguen siendo propiedad del Estado, no se ha producido una privatización de las mismas, pese a lo que engañosamente dicen determinados medios de información. El gobierno está firmemente comprometido con los derechos sociales y laborales. Vemos como los salarios en el país se han incrementado en estas últimas décadas, algo que contrasta con otros países como México, o sin ir más lejos, el estado español. No sólo eso, sino que vemos cómo multinacionales que operan en China han tenido que reconocer derechos laborales a los trabajadores chinos que no han reconocido en otras latitudes. El caso más claro es el de Wall Mart, que ha tenido que admitir la existencia de delegados sindicales y la negociación de convenios colectivos. El hecho de que la economía china no busque tanto el beneficio de una clase privada de capitalista como el bienestar social se verifica en que en los últimos 40 años ha conseguido sacar a más de 800 millones de personas de la pobreza, ¿qué país en el mundo contemporáneo puede decir lo mismo? Es más, el objetivo del gobierno es conseguir la eliminación de la pobreza en el 2020. Todo esto implica un incremento en los niveles de consumo interno, tal como se ha constatado en el último congreso del PCCh.
Presidente de China, Xi Jinping, felicitando a trabajadores de la China Popular por el 1 de Mayo |
Constitucionalmente, en las empresas públicas, se practica un tipo de administración democrática basada en la representación de los obreros. No olvidemos que la esencia del socialismo es que sea la clase obrera y el conjunto de capas que conforman al pueblo trabajador los que protagonicen la administración económica y política del conjunto social. En este último sentido, vemos la importancia de las asambleas populares en diversas esferas de la vida política china. El poder lo detenta el Partido Comunista, esto implica que las instituciones están orientadas en la formación de una estructura social alternativa al capitalismo. Si las fuerzas dominantes y la hegemonía social fuera en dirección contraria no sería esta formación política la que estaría administrando al país. Es verdad que a todo lo anterior se pueden poner multitud de objeciones, y es normal que así sea. Son varias. La que más suena es la existencia de burguesía y multimillonarios en el país. Pero esto no tiene en cuenta varios hechos importantes. El primero es que el socialismo no es en sí mismo la sociedad alternativa al capitalismo, sino la transición hacia ella. Por tanto, en ese periodo puede existir una clase burguesa, hasta cuando las condiciones materiales de desarrollo impliquen su propia desaparición por sí misma.
6. ¿Por qué muchos en la izquierda andaluza se oponen al día de la toma de Granada?
Varias son las razones que explican que la izquierda andaluza se oponga a esta celebración. La primera es simplemente una cuestión de lucha hegemónica en el sentido más gramsciano del término. Esa ceremonia implica una defensa de los valores monárquicos y conservadores más rancios de la sociedad andaluza, y el intento de impregnar al conjunto social con ellos. Esa es la primera razón por la que cualquier persona de izquierdas, independientemente que sea andalucista o no deba oponerse a la misma.
antifascistas protestando contra la celebración de la toma de Granada |
Pero es que además ese tipo de celebraciones de conmemoración de la conquista de Al-Ándalus por parte de Castilla supone una mistificación histórica, pues “extranjeriza” a la sociedad andalusí, rompiendo sus vinculaciones con la sociedad andaluza actual, dificultando el conocimiento del proceso de etnogénesis andaluz. Encima potencia de forma directa o indirecta, consciente o inconscientemente, la intolerancia con respecto a la realidad del islam contemporáneo. Por todo ello, es lógico y normal que la izquierda en su conjunto, y más particularmente la andalucista, se oponga a esta celebración y a otras análogas que están intentando implantarse en estos últimos años en nuestra nación.
7. ¿Que opináis de la proclamación de la República Catalana?
Antes que nada decir que, desde Andalucía Comunista, apoyamos claramente y sin ambages el derecho de autodeterminación del pueblo catalán como el de todos los pueblos del Estado Español y del mundo y, además, consideramos que la independencia de Cataluña significaría una muy buena noticia para el pueblo andaluz, pues debilitaría muchísimo al Régimen español. El derecho de los pueblos a decidir su sistema de gobierno, su integración o no en un Estado en un momento determinado, a decidir su futuro en última instancia, es un derecho democrático básico que no sólo los comunistas, sino cualquier demócrata debe defender bajo cualquier circunstancia. Una vez dicho eso, debemos decir que nada es ni blanco ni negro y, como todo en la vida no podemos caer en el unilateralismo a la hora de analizar un fenómeno del tipo que sea. Hay multitud de matices que una entrevista tan breve no permite puntualizar y, por otro lado, desde la distancia, estamos seguros que carecemos de toda la información y todos los datos de los que se dispone estando “sobre el terreno”. Para Andalucía Comunista, el proceso soberanista catalán ha demostrado la inconsistencia de los argumentos de la izquierda españolista referentes a la necesidad de una actividad coordinada de todos los pueblos del Estado Español para enfrentarse al Régimen de 1978. La oligarquía tiene, en realidad, los pies de barro y no es estrictamente necesaria la acción coordinada de todas las capas populares del Estado Español para conseguir los objetivos democráticos de cada una de sus nacionalidades. Eso no significa que estemos contra la unidad de acción siempre que sea posible, ya que a nadie le amarga un dulce, pero hemos comprobado que no es necesario frenar al movimiento popular de una nacionalidad en concreto para que “espere” al resto. En el caso de Cataluña, o en el caso de Andalucía si llegara el caso, si el consenso de las capas populares fuese lo suficientemente grande el Régimen no podría parar la voluntad de un pueblo por su libertad. Pero eso nos lleva a un asunto que debemos observar y no se nos debe escapar: pese a que gran parte del pueblo catalán es partidario, en estos momentos, de la independencia, no podemos obviar que no existe un consenso mayoritario en Cataluña a ese respecto, nos guste o no.
marcha en Sevilla de solidaridad con la República Catalana |
8. ¿En Andalucía hubo intento de provocación por parte de seguidores del régimen del 78 y fascistas en solidaridad con el DUI en Catalunya?
Por supuesto que los ha habido, y no nos referimos sólo ni principalmente a la banderas rojigualdas que los elementos mas atrasados de la clase obrera han llegado a colocar en sus balcones, sino a actos de provocación de elementos ultraderechistas y violentos como la concentración multitudinaria “por la unidad de España” que se convocó en Sevilla por la Fundación para la Defensa de a Unidad Española (DENAES). La respuesta ante ello debe ser redoblar nuestros esfuerzos por organizar al pueblo andaluz y educarlo en los valores de respeto a la solidaridad de clase, a la democracia, a la soberanía nacional y al derecho de autodeterminación de los pueblos.
Los lazos entre Andalucía y Cataluña son demasiado fuertes para que consigan enfrentarnos en defensa de la unidad de la herramienta de opresión política de la burguesía en nuestro ámbito, esto es, del Estado Español.
La emigración de andaluces a Cataluña ha sido una constante desde la revolución industrial y eso nos ha convertido en dos pueblos hermanos que están condenados a entenderse y a respetarse mutuamente. Los comunistas andaluces, por tanto, debemos esforzarnos en evitar que utilicen al proletariado y al resto de clases populares andaluzas como carne de cañón de la oligarquía contra el pueblo catalán. Es una tarea dura pero necesaria.
9. Os habéis solidarizado con la lucha del pueblo sirio ¿Como creéis que se ha trabajado el apoyo al gobierno sirio desde Andalucía?
Tuvimos posibilidad de traer a tierras andaluzas al camarada y profesor de sociología José Antonio Egido, con motivo de la presentación de su obra “Siria es el centro del mundo”, para lo cual contamos con el apoyo de organizaciones tales como Ojos Para la Paz, Nación Andaluza (NA), Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), Sindicato Unitario (SU) o los Centros Andaluces del Pueblo, de forma que pudimos organizar una gira que comenzó en Almería y pasó por todas las provincias andaluzas a excepción de Jaén. Hay que señalar que el profesor estaba y está muy solicitado en otros territorios y tuvimos que hacer un esfuerzo importante para cuadrar su agenda y la de las respectivas organizaciones y las cuestiones propiamente logísticas del asunto. Egido no perdía oportunidad en proponer la construcción de una plataforma o movimiento que diera apoyo al pueblo trabajador sirio en su digna y justa lucha contra lo que era y desgraciadamente es, una invasión imperialista en toda regla. Andalucía Comunista aceptó el reto e intensificamos los contactos con el resto de organizaciones para dar forma a su propuesta, que finalmente cristalizaría en una primera conferencia de carácter estatal que tuvo lugar en Madrid a principios del año pasado.
Conferencia sobre la guerra de Siria con el profesor Jose Antonio Egido en la Facultad de Económicas de la Universidad de Málaga |
En un ejercicio de autocrítica, tenemos que señalar que mientras tratamos de organizarnos y de coordinar esfuerzos, en la otra punta del Mediterráneo el Pueblo Trabajador Sirio está con el kalashnikov en la mano, y no podemos permitirnos dilaciones indebidas ni excusas frente a lo que es una obligación de primer orden en materia de solidaridad internacionalista, más si cabe tratándose de la República Árabe Siria, con la que Andalucía tiene fuertes lazos de amistad (Córdoba está hermanada con Damasco) y culturales.
10. ¿Como es el mov.anti-OTAN y antimperialista en Andalucía desde vuestro punto de vista?
Históricamente la oposición a la OTAN y a las bases militares estadounidenses en nuestro territorio nacional era una de las piedras de toque de la unidad de la izquierda andaluza. Hay que tener en cuenta al respecto que en Andalucía tenemos dos grandes bases militares norteamericanas. Rota y Morón y que las marchas de protesta contra ellas (especialmente la primera) eran un acontecimiento de importancia cardinal para todas las familias de la izquierda andaluza sin excepción. Probablemente fuera la movilización anual más importante de todas, donde todos nos veíamos fuésemos de la provincia que fuésemos. Nadie que se considerara de izquierda estaba no ya a favor sino ni tan siquiera neutral ante la OTAN. Probablemente este punto era el único donde no había matiz alguno en ninguno de los colectivos de la izquierda andaluza y era la línea roja que marcaba estar en el bando del PSOE o en el de la izquierda transformadora. Sin embargo, con la irrupción del fenómeno Podemos vimos un proceso de travestismo político vergonzoso y vergonzante por parte de algunos personajes patéticos que primaron su poltrona parlamentaria y su futura jubilación a mantener un mínimo de coherencia en su trayectoria.
Concentración ante las puertas de la Base de Rota contra el ataque yanqui a Siria |
La estampida de activistas y de liberados hacia un PODEMOS que no sólo borró cualquier referencia a la salida de la OTAN de su programa político, sino que presentó como cabeza de lista por Almería al al ex-jefe del Estado Mayor para la Defensa (JEMAD), el general José Julio Rodríguez, responsable del bombardeo sobre la Libia de la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista daba rubor y fue un golpe muy duro al Movimiento anti-OTAN en Andalucía. Por otro lado, cada vez más los diferentes grupos trotskistas boicotean sistemáticamente la organización de las marchas sobre las bases convirtiéndolas en convocatorias cada vez menos trabajadas, más localistas y más reducidas. Esto tampoco nos extraña tanto, dado que el trotskismo, históricamente muy endeble y marginal en Andalucía pero muy fortalecido desde que Anticapitalistas se integraron en PODEMOS, siempre ha estado al servicio directo o indirecto de la OTAN y de la CIA. Podríamos citar sus posicionamientos históricos contra los países socialistas (Cuba incluida) tal y como denunció, por ejemplo, el camarada Ludo Martens del Partido del Trabajo de Bélgica (PTB), pero con señalar su posicionamiento otanista en la Guerra de Siria poniéndose contra el legítimo gobierno presidido por Bassar al Assad y a favor primero de los rebeldes islamistas y después de las milicias kurdas del YPG, colaboracionistas de la OTAN, creemos que es suficiente. Sea como sea, desde ANDALUCÍA COMUNISTA seguimos creyendo que el posicionamiento contra la OTAN y contra sus intervenciones imperialistas es la “prueba del algodón” de la izquierda real y que cualquier tibieza al respecto es ponerse del lado del imperialismo y contra los intereses de la clase obrera y de los sectores populares.
11. ¿Quien es Bódalo y por que existe una solidaridad fuerte con este hombre?
Para nosotros Bódalo es una víctima del Régimen español pero también una víctima de una táctica suicida de la dirección del SAT que convierte en mártires a sus afiliados por mor de lograr la relevancia mediática necesaria para conseguir un pedazo del pastel electoral de Podemos. Al margen de cualquier otra consideración, creemos que la pena sufrida por este sindicalista agrario es desmedida y ha sufrido una saña tremenda por parte del sistema judicial español. No entendemos que por una bofetada sin más daños, si es que la hubiese habido, nadie tenga que sufrir prisión y no podemos hacer otra cosa que solidarizarnos no sólo con él, sino con su familia, hijos y nietos que han estado separados de él durante tanto tiempo sólo por el ánimo del Régimen se usarlo como cabeza de turco, como advertencia para los que protestan y se movilizan contra el Sistema. Mientras estuvo en prisión, gran parte de la actividad de nuestros militantes, si no la mayor parte, fue la solidaridad con este hombre. Se hizo un esfuerzo tremendo por trasladar el conflicto a todos los centros de trabajo que nos fue posible, informando uno por uno a los trabajadores en todos los polígonos industriales a los que nos fue posible trasladarnos.
12. ¿Hay más de un preso político y sindicalista en Andalucía?
Presos políticos hay y no desde ahora, sino desde 1939 ininterrumpidamente. Como muestra podemos recordar, por ejemplo, a Juan García Martín, un maestro de profesión que lleva media vida en prisión por su militancia comunista pese a sus graves lesiones en la columna vertebral (producto de las torturas que sufrió en su momento) y a la afecciones oculares que no están siendo tratadas. O podemos recordar a José Manuel Sevillano “Sevi”, que murió en 1990 tras 177 días de huelga de hambre, destacado militante del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y del Partido Comunista de España (reconstituido) (PCE(r)). Por otro lado, tampoco olvidemos a todos esos presos políticos vascos y de otras partes del Estado Español, que están presos en nuestra tierra por motivos políticos. Como internacionalistas que somos, no podemos dejar de ser solidarios con ellos aunque no sean andaluces.
Insistimos en que presos políticos ha habido siempre, o al menos desde la derrota de la República en la Guerra Civil, y en nuestro Partido entendemos que la solidaridad con ellos debe ser máxima, en la medida de nuestras limitadas posibilidades dado que, como siempre decimos, nuestro colectivo es pequeño y modesto, aunque intenta ser digno y coherente. Por eso mismo, las diferencias que podamos tener con las organizaciones en las que estos presos militen y con sus discursos, tácticas, estrategias y formas de lucha deben quedar en un segundo lugar a la hora de expresar nuestra solidaridad frente a la represión, como ya hemos dicho anteriormente.