1. ¿Qué
es en la actualidad Crida Comunista?
La
palabra Crida es de difícil traducción al castellano. Se podría
decir que significa “Llamamiento”. Nuestro origen fue un
llamamiento para un proceso de unidad comunista, en el momento que en
Catalunya se vislumbraba que se iba a desencadenar una gran
movilización por el derecho a la libre determinación, para poder
asegurar así, la dirección proletaria de dicha movilización. Si
bien logramos agrupar a mucha gente, la propuesta no prosperó y se
limitó a pequeños acuerdos puntuales, como el de la plataforma
“comunistas pel Sí”, durante la celebración del referéndum del
1 de Octubre. La falta de éxito inmediato, desanimo a los que se
impacientan con facilidad y que se habían hecho falsas ilusiones, no
sólo con relación a la unidad comunista, sino con relación al
desenlace del referéndum del 1 de Octubre y abandonaron nuestras
filas.
En
la actualidad Crida Comunista se sigue considerando una plataforma de
unificación comunista, un movimiento de confluencia que pretende
agrupar y organizar a los y las militantes comunistas de todo el país
y de procedencias diversas (pero nos oponemos a la doble militancia)
a través del debate y la acción, con el objetivo último de
constituir el Partido proletario catalán entre todas, un Partido
capaz de garantizar la influencia de la propuesta emancipadora dentro
de la clase obrera y convertirla en clase dirigente.
Sabemos
que la formación de este partido exige una implantación,
elaboración política y capacidad de dirección de la lucha de
clases en todo el país que por ahora nosotros no tenemos. No
prevemos que este partido tenga que crearse a partir de nuestro único
desarrollo, sino desde el crecimiento y la cooperación de diferentes
núcleos y organizaciones comunistas que hoy todavía tienen un
alcance limitado.
Para
que el partido proletario catalán sea un hecho, es imprescindible
contar con un número importante de militantes, salidos de la lucha
obrera y popular, con un conocimiento sólido del socialismo
científico. Para contribuir a ello, queremos poner en marcha
diversos medios para el estudio y difusión del marxismo-leninismo y
la reivindicación de la memoria-histórica revolucionaria, que
sumaremos a otros medios e iniciativas ya existentes.
En
cuanto a la gente que se incorpora a nuestras filas, sugerimos que se
organice de forma comunista, para lo cual estamos trabajando para
tomar la forma de organización comunista, como se puede ver
consultado nuestra propuesta de documentos constituyentes.
2. ¿Cómo
veis desde Crida Comunista la llegada del COVID 19 a Catalunya?
El
escenario inicial de muertes y terror fue debido la ausencia de
prevención. La protección sanitaria había sido instrumentalizada
por gobernantes sumisos a la voluntad del capital de mercantilizarlo
todo. El gobierno reconoció la gravedad del virus y tomó medidas
sanitarias, para evitar un colapso hospitalario y para minimizar el
impacto sobre la economía del capitalismo, algo difícil de
coordinar. En un principio, mientras el gobierno español presentó
sus políticas como si tuvieran barniz aparentemente progresista, el
de la Generalitat quiso teñirlas de independentismo. En ambos, el
deterioro inicial fue monumental. Faltaban camas y respiradores para
la emergencia y protección para los sanitarios. Los test eran
reducidos. Hubo dificultades para comprar medios que solucionaran las
carencias y, al final, los importaron a precios altísimos y
sufriendo más de un engaño .
3. ¿La
sanidad catalana se ha colapsado por el COVID19?
Pese
al espectáculo dantesco, no llegó al colapso. Nos salvaron la
preservación de una parte de los derechos sociales, gracias a las
luchas de los últimos año, y la labor excepcional de los llamados
“trabajadores esenciales”.
4. ¿Los conspiranoicos y antivacunas también han aparecido en Catalunya?
Todo
movimiento internacional repercute en Catalunya, como en otras partes
del mundo. Nosotros, alejándonos de “posiciones negacionistas”,
hemos explicado como el capitalismo ha abordado
esta crisis con sus propios métodos. El Estado salió al rescate del
capital con una inyección de dinero sin precedentes. Las vacunas han
sido financiadas por los contribuyentes. El Estado adelantó el
dinero para su producción y compró de forma anticipada millones de
dosis. Después, las ganancias han sido para los accionistas
privados. Incluso la compra del material sanitario se convirtió en
negocio para los comisionistas.
Más allá del beneficio para el
capital, las subvenciones selectivas a las grandes farmacéuticas
apuntaban ya a una guerra política entre Estados, con las
correspondientes provocaciones militares. Los gastos estatales de
guerra han aumentado en todas las grandes potencias, en medio de la
pandemia. La guerra de las vacunas expresaba otra guerra más
cruel y era un preámbulo de lo actual.
5. Una
gran parte de los/as comunistas en el estado español consideran que
hay un colapso táctico al dejar las fuerzas en el trabajo parlamentario
¿Hoy en día sirve esta vía para obtener cualquier derecho?
Autodeterminación, aumento del salario, nacionalización de las
eléctricas....
Cualquier
forma de lucha puede valer adecuándola a la coyuntura. Las
elecciones movilizan grandes sectores de población y permiten
conquistar escaños parlamentarios para dar a conocer nuestras
posiciones y combatir y obstruir las posiciones de nuestros
adversarios. El problema no es la herramienta parlamentaria,
sino su uso equivocado e idealista. Las elecciones
sólo son un momento
que nunca es ajeno a la lucha de clases. Las consignas
denunciando el carácter burgués de los parlamentos son necesarias,
como lo son la denuncia del economicismo del movimiento sindical o
el pactismo sin principios, pero no son suficientes, lo cual no
equivale a la renuncia de la actividad sindical ni a realizar, en
algunos casos, pactos. Pero la mitificación de la democracia
burguesa y de sus parlamentos han hecho daño. Crida Comunista ha
puesto al descubierto, repetidamente, los límites del reformismo. La
ilusión reformista también se expresa en Cataluña, en la lucha de
liberación nacional. Algunos llegaron a creer, y aún creen, en una
posible una vía parlamentaria catalana a la independencia factible
con un poquito de desobediencia y astucias. Otros, al ver que esta
vía no tiene recorrido, optan por la vía posibilista, cooperando
con las otras fuerzas reformistas que aceptan el régimen del 78, con
lo que caen en otra variante de la mitificación parlamentaria.
El
debate sobre reforma, parlamentarismo idílico y revolución es tan
viejo como el capitalismo y la opresión nacional. La
idea de que el capitalismo puede mejorarse gradualmente (e incluso
superarse) mediante reformas no apareció por generación espontánea;
se desarrolló cuando los partidos obreros y el movimiento sindical
se integraron en la propia dinámica del sistema capitalista. Bernstein, Kautsky y el sanguinario Noske, fueron productos de su
época y de unas condiciones materiales que perduran. La revolución
es difícil y arriesgada y no se lleva a cabo cuando uno decide sino
bajo unas condiciones que sólo aparecen excepcionalmente. Por el
contrario, las reformas son más factibles y pueden prosperar dentro
del sistema capitalista o bajo una situación de opresión nacional,
aunque para conseguirlas haga falta luchar. Aliviar los sufrimientos
de la gente dentro del sistema y participando en la actividad
parlamentaria o en las tareas institucionales, es una opción
respetable y, de hecho, forma parte de la lucha revolucionaria.
Nosotros, por ejemplo, nos hemos implicado en las luchas sociales
para mejorar el sistema público de pensiones, para ampliar el
derecho al aborto, para arrancar el referéndum popular del 1 de
octubre, para sacar a los presos políticos de la cárcel...., o
para el derecho a la libre determinación.
Ahora
bien, las reformas son reversibles, ya que el sistema también
impulsa sus dinámicas recesivas y puede incluso hacerlo a través de
los que inicialmente aparecían como reformistas, convirtiéndolos en
contra reformistas. Basta pensar en Felipe González, Schröder o
Blair. Ahora mismo, para la mayoría de la
gente, está claro que el sistema capitalista imperante en el Estado
español no les puede ofrecer un futuro seguro. Corremos el riesgo de
ver reducidos los salariales reales, de ir al paro o de sufrir las
consecuencias de los recortes sociales. En el terreno nacional, hay
un potente intento por rebajar las ya reducidas competencias
estatutarias. Tenemos políticos y dirigentes sociales, en la cárcel,
mientras nos amenazan con nuevos encarcelamientos y detenciones. Esto
no debe llevar a renunciar a las reformas y a la lucha democrática y
social. Por el contrario, necesitamos programas y demandas para
revertir la situación y mejorar las condiciones de existencia de la
clase trabajadora, ensanchar los derechos democráticos y nacionales
y arrancar la libertad de los presos políticos. Luchar por reformas,
pues, no quiere decir, necesariamente, ser reformista. Rosa
Luxemburgo ya destacó que los "revolucionarios son los mejores
reformadores". Nuestra ventaja, en relación a los reformistas,
es que concebimos la lucha por las reformas como una actividad por la
mejora de la clase explotada, como un ensayo general, para llevar a
cabo las futuras acciones revolucionarias y como un medio para
organizar a los que deben ser los sujetos de la revolución. No lo
hacemos, pues, con la esperanza de que al final el sistema se
transformará y que a través de la acción parlamentaria se llegue a
la liberación de clase y nacional. No sembremos falsas esperanzas.
Lo hacemos con una perspectiva revolucionaria, sabiendo que delante
tenemos un Estado español y capitalista con sus aparatos represivos
militares, policiales y judiciales que operarán cuando la oligarquía
española ve peligrar sus intereses. Sin esta perspectiva, sin esta
visión sobre cuál es la verdadera realidad, la lucha por las
reformas acaba sometida a las "limitaciones" del
capitalismo y cuando, a través de la vía reformista y parlamentaria
no se alcanzan las expectativas creadas y el Estado español
capitalista actúa a su antojo, la población se desmoraliza y queda
desamparada.
6. ¿Qué
opináis del gobierno de UP/PSOE?
Unidas-Podemos
no cree en la revolución, como piedra angular del cambio, tal y como
nosotros la concebimos, o al menos eso se desprende de su programa.
Piensa que el socialismo es una economía mixta con el Estado
redistribuyendo entre los ricos y los pobres. No acepta que un
capitalismo verde y humanizado no es posible. No comprende que la
tasa real de beneficios es lo que mueve la conducta del capital y que
eso determina el papel del Estado. No ve que los precios agregados
del mercado se hinchan masivamente por encima de sus equivalentes de
valor, que la fuerza de trabajo se desvaloriza y que el capital
financiero no renunciará a sus privilegios y que, por lo tanto, el
capitalismo es demasiado fuerte y perverso para domarlo. No comprende
que las políticas económicas y sociales, bajo el actual sistema de
relaciones sociales, no pueden contradecir al capital. No reconoce
que España está atrapada dentro de la red imperialista de los EEUU
y esto la obliga a una política internacional militarista y
contraria a los pueblos y al servicio de la reacción. Este
reformismo no es una opción. Y a pesar de ello, una actuación
combativa de los reformistas y del movimiento sindical, puede ayudar
a aumentar la conciencia de clase, si combate los intereses y las
agresiones de la clase dominante y su gobierno. Pero este posible
factor positivo se transforma en negativo al entrar en el gobierno.
Ya
sabíamos que un gobierno del PSOE, acaba siendo un gobierno al
servicio de la oligarquía y el imperialismo. La cuestión de fondo
era saber si la entrada de Unidas-Podemos avalaría o rectificará
esta dinámica. Nosotros ya anticipamos que si bien les dejarían
hacer algunas mejoras puntuales en temas que para el sistema son
subsidiarios, quedarían atrapados en la dinámica perversa de la
gestión del sistema. Y esto dificulta la lucha, algo que el PSOE
persigue desde hace tiempo. Nadie debería olvidar que el gobierno,
más allá de cuáles sean sus componentes, se ve en la obligación
de realizar las funciones diarias requeridas para el mantenimiento y
el funcionamiento de la máquina estatal en todas las vertientes y
también en la represiva y en la militarista. De una mala teoría y
de un mal liderazgo suelen salir resultados malos y así ha sido.
¿Eso
significa que somos contrarios a la entrada en cualquier gobierno? La
vinculación entre lucha y acción de gobierno, que siempre es
difícil, puede ser factible cuando se actúa en un gobierno
municipal, o incluso en uno autonómico, pero es prácticamente
imposible cuando alguien se coloca en un gobierno estatal. Por eso
advertimos en su día que la entrada de Unidas-Podemos en el gobierno
de Pedro Sánchez los llevaba a un cambio de trinchera y ahora han
quedado militarizados en la trinchera del enemigo.
7. Se
hablo de una unidad entre las fuerzas antifascistas tras la detención
de Pablo Hasel en 2021 con las revueltas en Barcelona, Madrid, Valencia...
¿Cómo la unidad de los comunistas puede dar resultados positivos en
la unidad antifascista?
La
unidad de los comunistas traería resultados positivos en todos los
frentes. Un problema de nuestros días es la inexistencia de partido
comunista de masas. Es cierto que para construir la unidad comunista
es importante asegurar previamente la cooperación en luchas
puntuales y el antifascismo es un espacio favorables para ello. Lo
mismo ocurre en la lucha por la libertad de los presos políticos,
dentro de la cual se inscribe la libertad de Pablo Hasel. Sin
embargo, es un error limitar la lucha contra el fascismo y por la
libertad de los presos políticos a la unidad comunista.
Como
seguidores de Dimitrov abogamos por alianzas amplias que hagan
posible el frente unido. Ahora bien, de la misma manera que al
querer trasladar las políticas apropiadas durante la Primera Guerra
Mundial a la coyuntura que desencadenó la Segunda fue un error de
esquematismo, en el que, por ejemplo, cayó el POUM, también lo
sería trasladar a la situación actual todo lo que funcionó más o
menos en los años 30, como si la situación fuera idéntica.
En
este momento, uno de los grandes objetivos de los comunistas debe ser
apoyar o iniciar movimientos de denuncia y resistencia ante este
fenómeno aterrorizador que conlleva la aparición de las nuevas
formas de reacción y de fascismo. Participamos en las acciones del
movimiento antifascista y contribuimos a su ampliación. Sobre esta
base, buscamos alianzas amplias. Al mismo tiempo, organizamos y
difundimos nuestras posiciones comunistas específicas dentro y fuera
de estas alianzas. En esta política de
alianzas, la unidad de acción de la clase trabajadora es vital. Más
allá de las fronteras ideológicas, trabajamos para que prosperen
acciones comunes y combativas que unan todas las corrientes del
movimiento obrero, o sea, trabajamos, a la vez, por un frente único
proletario y por un frente unido democrático. Luchamos contra el
capital pero también luchamos contra el fascismo que, al fin y al
cabo, está a su servicio. ¡Queremos ser continuadores del legado
antifascista de todos los pueblos del mundo y de sus tradiciones y
aspiraciones democráticas!
8. ¿La
defensa de la autodeterminación es esencial en la unidad
antifascista y para romper con la legalidad del régimen del 78?
Es
esencial para construir el frente unido y lo es, ciertamente, para
poner fin al régimen del 78. La lucha de
liberación nacional ha sido y es una lucha popular en la que los
comunistas sostenemos que la clase obrera tiene un lugar y queremos
que alcance el papel dirigente. Este lugar no se ocupa con consignas
o con insultos a los posibles aliados. Tampoco subordinarnos a ellos.
Se logrará con propuestas adecuadas, reorganizando la clase obrera y
respetando a todos aquellos que pueden compartir nuestro camino.
Propugnar una política unitaria no conlleva dejar
de lado los intereses específicos de la clase obrera, intereses que
los comunistas ponemos en primer plano. De hecho, cuando no se sabe
defender los intereses de la clase a la que se quiere servir, no se
tiene autoridad para hacer propuestas útiles para todo el movimiento
de liberación nacional y se acaba cometiendo desviaciones
oportunistas de derechas o de izquierdas.
La
unidad popular, siendo crucial, no es un objetivo abstracto; la
unidad se define por los objetivos alrededor de los cuales se
construye. Los comunistas trabajamos por la revolución proletaria.
Esto no quiere decir que únicamente nos preocupemos por la unidad
del proletariado. La clase obrera nunca ha hecho sola una revolución.
Aunque la clase obrera, y especialmente la organización comunista
que quiere representar sus intereses, es quien puede asegurar que la
revolución tenga una orientación proletaria, no es la única
interesada en un cambio social. Hay otras clases interesadas en
muchas de las finalidades que persigue la clase obrera. Por otra
parte, la misma dinámica del desarrollo capitalista va creando cada
vez más sectores confrontados con el grupo de los grandes
capitalistas que ostentan el verdadero poder y subsumen al resto, lo
que no quiere decir que el capital no tenga tentáculos para
subordinarlos políticamente, como también puede subordinar a un
abanico amplio de la clase obrera y llevarla a su molino. He ahí
porque es imprescindible realizar un análisis científico de la
actual situación económica, política y social y deducir de ella
cuáles son los sectores sociales que pueden estar interesados en la
lucha por la república catalana o que no tienen porque estorbarla.
A
partir de ahí, y tomando como punto de partida la conciencia
subjetiva que estas capas y clases desarrollan en la dinámica de la
lucha de clases, debemos definir un programa reivindicativo y
político, que a través de la lucha de masas, desarrolle y explicite
esta convergencia entre la clase obrera y los demás sectores
sociales partidarios de acabar con el régimen del 78. Este es un
problema fundamental de la lucha de clases: definir el objetivo
estratégico y construir el conglomerado de capas y clases
interesadas en lograrlo. Al mismo tiempo, debemos definir quién debe
tomar un papel dirigente y su política de alianzas en el seno de ese
frente amplio de lucha. Aquí de nuevo chocamos con la tara
derivada de la ausencia de un partido comunista de masas,
marxista-leninista, ya que la estrategia global de
la lucha revolucionaria debe ser elaborada por los comunistas. No lo
decimos en plan presuntuoso. Lo consideramos una responsabilidad
ineludible. Pero defendamos, a la vez, que sean las diferentes
organizaciones de clase y de lucha las que construyan su propio
programa político y reivindicativo para la etapa actual. Programas
que deberán partir de las realidades específicas de cada frente de
combate y reflejar el actual estadio histórico de la lucha de clases
en general, convirtiéndose así en los elementos educativos de la
conciencia popular, en los defensores de los derechos conquistados y
en los organizadores de las luchas por nuevas conquistas puntuales.
Esta concepción se evidencia en el papel de nuestra prensa y en la
actividad de propaganda: nuestra revista política y los comunicados
tienen unos contenidos eminentemente analíticos y teóricos,
pensados para definir el debate y orientar la táctica de los
comunistas y entre comunistas y elaborar un programa general. En
cambio, consideramos que los programas electorales, las
reivindicaciones obreras, las demandas del movimiento feministas o de
otros colectivos sociales deben salir de los propios protagonistas a
través de su propio debate y nosotros nos limitamos a participar con
la voluntad de enriquecerlos y de aprender.
9. ¿Por
qué defender a la burguesía catalana cuando esta forma parte del
régimen del 78? Algunos de sus representantes ven con buenos ojos la
vía eslovena para la independencia de Catalunya...
¿Qué
quiere decir “burguesía catalana”? ¿Nos referimos a quienes
poseen los principales medios de producción en Catalunya? ¿Nos
referimos a los sectores burgueses que iniciaron la revolución
burguesa en Catalunya y consideramos que son estos sectores lo que
hoy aún dominan en Catalunya y exclusivamente en Catalunya,
olvidando la integración de la mayor parte de ellos, en la
oligarquía española? ¿O nos referimos a los sectores burgueses
comprometidos, a su manera, con la lucha de liberación nacional?
Responder estas preguntas es importante, tanto para saber contra
quienes luchamos cómo para saber con quienes podemos construir
alianzas puntuales.
La
división entre explotados y explotadores, así como la división
entre opresores y oprimidos, en términos generales, analíticamente
es correcta. Nosotros las contemplamos e incluso sostenemos que de
ellas se derivan las dos contradicciones sociales más importantes.
Ahora bien, como en todo, se deben incluir matices, que sólo se
pueden hacer teniendo claro cuál es el papel del Estado en las
democracias burguesas y en los territorios plurinacionales donde este
Estado dispone de mecanismos de descentralización, como son las
comunidades autónomas y los ayuntamientos regulados por la autonomía
municipal.
Para
algunos el conflicto es exclusivamente entre burgueses catalanes –
como si la oligarquía española y el capital internacional no
operaran en Catalunya- y un proletariado que suponen puramente
internacionalista. Para otros el conflicto es entre independentistas
y no independentistas.
Es
evidente que la lucha por la liberación nacional conlleva la
formación de un amplio bloque social, un hecho que no significa, en
ningún caso, que los que no se incorporan a este bloque deben ser
considerados como enemigos ni que no se puedan establecer otro tipo
de alianzas que no sean las alianzas entre independentistas o que el
marco de alianzas deba quedar acotado al territorio de los Països
Catalans.
El
conflicto entre opresores y oprimidos se relaciona con el conflicto
entre explotados y explotadores. Al entrar
en este terreno, de nuevo algunos caen en el mecanicismo y creen que
la lucha por la liberación nacional y social siempre van aparejadas
o que progresan al mismo ritmo, como si de hermanas siamesas se
tratara. Ahora bien, el hecho de que lucha social y lucha nacional no
vayan siempre al mismo ritmo, no quiere decir que no debemos intentar
asociarlas y sobre todo debemos evitar que el avance de una sea visto
como un freno para el avance de la otra o como un olvido. En este
sentido, no es aceptable jugar al "patriotismo" diciendo
"primero la independencia" y luego ya veremos.
Tienen
razón los que advierten que sin soberanía la posibilidad de hacer
políticas sociales queda castrada. Pero no vale escudándose en esta
limitación y mientras tanto tumbar las medidas sociales que se
proponen desde la izquierda en las instituciones. Hablar
genéricamente de anticapitalismo tampoco ayuda. Hay que poner de
manifiesto, siempre que sea posible, el carácter antisocial del
nacionalismo de derechas y hay que forzar a que progresen las
políticas sociales, sin dejar de denunciar, en ningún momento, el
obstáculo que el Estado oligárquico español significa para hacer
progresar estas políticas.
El
manifiesto Comunista contemplaba la posibilidad de que el
proletariado pueda aceptar en situación subsidiaria la lucha por
reivindicaciones propias de la revolución democrática-burguesa
cuando el desarrollo de las fuerzas productivas no permite otro
planteamiento, cuando el proletariado es sólo una clase incipiente y
cuando la burguesía era toda ella revolucionaria y luchaba contra el
feudalismo. Pero los territorios bajo dominio del Estado españoles
son ya territorios donde domina el modo de producción capitalista en
su etapa imperialista y el Estado, ahora bajo la forma que le dio el
régimen del 78, es un instrumento que permite esta dominación.
Vayamos
ahora, al tema de la famosa vía eslovena a la independencia, pues
evidencia una de las taras del movimiento de liberación nacional
catalán, en una coyuntura de ausencia de partido proletario y en la
cual, la dirección queda en mano de fuerzas burguesas.
10. ¿Tiene
algo que ver la situación española y catalana actual con la de
Yugoslavia y Eslovenia de hace unos años?
La
Yugoslavia presidida por Tito era un Estado federal, algo que
deberían tener muy presente quienes apuestan por el federalismo.
Pero era un federalismo de verdad: una unión libre de pueblos
soberanos, decidida tras derribar el fascismo y apostar por un
proceso de construcción de una sociedad socialista. De hecho,
inicialmente, más que un Estado federal, Yugoslavia era una
confederación. Se reivindicaba como una unión federativa de
republicas socialistas. La destrucción de la Federación Yugoslava y
la aparición de naciones independientes, entre las que se encuentra
Eslovenia, respondió a causas internas y externas. Ni unas ni otras
son equiparables al conflicto existente entre los que reivindiquemos
las libertades nacionales de Cataluña y los que se niegan a
reconocer nuestro derecho a la libre determinación y quieren
recortar los minúsculos derechos nacionales de los que hemos podido
disponer en las últimas décadas.
No
nos extenderemos en las causas internas, si bien consideramos
exagerado atribuirlo todo a un "supuesto nacionalismo" de
todos y cada uno de los contendientes. Yugoslavia se desintegró
cuando lo hizo el llamado bloque socialista. Aunque no formaba parte
del Comecon, sí que mantenía importantes intercambios comerciales.
Formaba parte, a su vez, de los países no alineados, un bloque que a
partir de la época de Reagan quedó prácticamente marginado de la
escena internacional. Por otra parte, su modelo "socialista"
era muy peculiar ya que se basaba en un sistema de autogestión de
unidades económicas independientes que más que cooperar competían,
mientras que el Estado intentaba neutralizar los desequilibrios entre
las partes más y menos desarrolladas de la federación, unos
desequilibrios que, desgraciadamente, no habían desaparecido después
de muchos años de supuesta construcción del socialismo. No
es este el momento para debatir cuál es el modelo más adecuado para
construir una sociedad socialista. Esto no nos debe privar de
recordar que corrientes de la izquierda socialista tuvieron, durante
años, como señal de identidad la reclamación de la democracia
industrial, o sea, la reclamación de que la democracia se implante
en los centros de trabajo. Esta es todavía una reivindicación a
partir de la cual mucha gente de izquierdas construye sus
estrategias. Pero ¿qué significaba esto? ¿quiere decir que
garantizar los derechos democráticos a los trabajadores, sin
modificar el carácter privado de los medios de producción, ya es
suficiente? ¿Significa establecer un régimen de tipo cooperativo?
¿Conlleva impulsar la autogestión? El socialismo significa
garantizar la democracia para la clase obrera en su conjunto, no sólo
para los trabajadores en su puesto de trabajo particular. Sólo la
democracia amplia y pública puede organizar y planificar la
producción pensando en los intereses de la colectividad y garantizar
una relación armoniosa con la naturaleza. De lo contrario, la
democracia se limita, simplemente, a una colección de empresas,
aparentemente sin ánimo de lucro, pero que compiten las unas con las
otras. De esta manera no se supera el consumismo ni la anarquía en
la producción. Una democracia limitada a la empresa conlleva que la
gestión de la producción y de los recursos se basen sólo en el
libre mercado, incluso con régimen de autogestión. En estas
condiciones no se garantiza el bienestar y la supervivencia de la
especie humana y tarde o temprano la crisis acaba estallando. En
Yugoslavia estalló y lo hizo de manera catastrófica.
La
situación interna en el Estado español es y ha sido radicalmente
diferente. Mientras Yugoslavia apostaba por una federación, por el
socialismo y por la no alineación, después de derribar el fascismo,
en España se consolidaba un estado fascista, basado en la opresión
nacional, dispuesto a impulsar el capitalismo y subordinado al
imperialismo de los EE.UU. El proceso de reforma del franquismo que
dio lugar a la monarquía parlamentaria no significó una ruptura con
esta dinámica sino una adecuación, integrando plenamente el Estado
español al orden capitalista mundial, a través de su adhesión a la
Unión Europea y la OTAN. Nada más lejos, pues, de la situación que
permitió el estallido de Yugoslavia.
Pasemos
ahora a las causas externas, caracterizadas por una implicación de
algunas potencias europeas como por ejemplo Alemania, y de los EE.
UU, que perseguían cuatro objetivos: (1) preservar la alianza
militar de la OTAN, pese a la desintegración del Pacto de Varsovia;
(2) anular los compromisos históricos de la Carta de las Naciones
Unidas sobre la no injerencia y el respeto de la soberanía, la
integridad territorial y la independencia política de todos los
estados; (3) ridiculizar la Unión Europea poniendo al descubierto su
incapacidad de actuar cuando se producía un conflicto militar a su
lado para luego poderla dominar mejor; (4) y, por descontado,
desmantelar el último reducto económico y social del continente
europeo que aún no se había incorporado a la nueva dinámica del
capitalismo, caracterizada por lo que hemos conocido como
mundialización neoliberal. Nada que ver, pues, con la situación del
Estado español, caracterizada por su integración cada vez más
pronunciada en la OTAN, arrodillado al servicio de esta alianza
militar de quien dependen sus fuerzas armadas y con su territorio
situado en un lugar privilegiado y plenamente implicado en las
políticas neoliberales.
11. ¿Por
qué se ha dado el debate entre dos extremos de la izquierda donde por
un lado existe un feminismo liberal/posmoderno y unos sectores del
movimiento comunista que no se identifican con ninguna vertiente de
este?
Siempre
hubo una división entre feminismo y marxismo. La forma que ahora
toma esta división es diferente, pero se reafirman los mismos
patrones porque todavía operamos dentro de la sociedad capitalista.
La
lucha por la emancipación de las mujeres es inseparable de la lucha
por la emancipación humana, es decir, la lucha por acabar con la
sociedad de clases y con todas las formas de opresión social que
ésta produce. Hoy se impulsan luchas concretas sobre aspectos de la
opresión de las mujeres, pero las victorias conseguidas sólo pueden
ser parciales y temporales mientras reine el capital. La base
material para eliminar completamente la causa del sufrimiento
femenino requiere una transformación social revolucionaria. Esto
sólo se conseguirá con la creación de un partido comunista de
masas, basado en un programa revolucionario y formado por mujeres y
hombres unidos por el marxismo-leninismo.
Muchas
feministas creen que los comunistas tienden a ver los derechos de las
mujeres como algo que debe esperar hasta después de la revolución y
hay que reconocer que algunos planteamientos supuestamente comunistas
animan esta creencia. Pero la izquierda revolucionaria siempre ha
visto la lucha por la libertad de las mujeres como fundamental para
la lucha por un futuro socialista, o sea, como una parte de nuestro
presente. La lucha contra la "opresión particular" de las
mujeres y de otros grupos oprimidos (minorías raciales, étnicas y
sexuales) será crucial para reunir las fuerzas necesarias para
desafiar al enemigo. Este desafió es impensable sin la
participación activa de la parte femenina de la población. Pero
esto también es cierto para la parte masculina. No sólo es
contraproducente intentar acabar con la opresión de las mujeres sin
perspectiva de clase, sin superar la tiranía capitalista. También
se ha demostrado que esto provoca el abandono de las mujeres más
necesitadas de libertad: las mujeres trabajadoras y las mujeres más
pobres y oprimidas del mundo.
El
feminismo, incluso en su apariencia "socialista", tiende a
priorizar la emancipación de las mujeres por encima de todos los
demás problemas, o al menos quiere abordar el tema de las
diferencias de clase junto con
la segregación de género, equiparando la opresión de clase con el
"patriarcado". Esto lleva a ciertas feministas a enfatizar
la autonomía de las organizaciones de mujeres. La tradición
bolchevique, en cambio, aboga por la creación de un movimiento
comunista de masas para mujeres (y organizaciones de otros estratos
oprimidos) como organizaciones de transición centradas en la
movilización revolucionaria de las mujeres . Para ser efectivas,
estas organizaciones también se afirma que deben tener una gran
autonomía, en el sentido de que puedan decidir cómo emplear sus
fuerzas y qué prioridades seguir en cada momento. Pero ejercen esta
autonomía como parte de una división del trabajo revolucionario en
un movimiento común que se adhiere a un programa revolucionario
compartido.
Los
marxistas-leninistas de todo el mundo se toman seriamente los
derechos de las mujeres, no sólo ahora, sino también pensando en
una futura sociedad comunista. Los comunistas hombres participan
activamente en frentes unidos por cuestiones específicas como la
defensa de los derechos al aborto, la despenalización de la
homosexualidad y la legalización del matrimonio entre parejas del
mismo sexo. Asuntos como los derechos reproductivos, el cuidado de
los niños, la salud y la vivienda afectan a las mujeres de manera
particular, pero las luchas alrededor de estas reivindicaciones son
evidentemente vitales para los intereses de la clase trabajadora en
su conjunto.
Donde
se diferencian los marxistas de las feministas es cómo se lucha por
conseguirlo. El tejido profundo de las relaciones sociales que
condicionan todos los aspectos de la vida —incluidas las relaciones
entre hombres y mujeres— no puede determinarse a nivel individual,
ni por un proceso que enfrente a mujeres con hombres. El acoso
sexual, la agresión sexual y las desigualdades entre hombres y
mujeres individuales reflejan la opresión económica y social creada
por las profundas desigualdades de poder, estatus y recursos
económicos. El comportamiento individual puede modificarse, y la
presión social puede ser utilizada para reducir la incidencia de
estos abusos pero no se puede olvidar cuál es el trasfondo social y
económico que lo alimenta. Los marxistas luchamos por una sociedad
donde todo el mundo pueda expresar su propia sexualidad, libre de
cualquier coacción legal o económica.
Tomemos
como ejemplo la cuestión de las violaciones y el acoso sexual.
Ninguno de los dos es aceptable, pero se trata de
actos de diferente magnitud que merecen respuestas y consecuencias
muy diferentes para el perpetrador. El sistema de justicia burgués
es notoriamente malo para lidiar con las violaciones pero lo es más
aún para evitar el acoso. Cuando el acosador es un capitalista o un
mando de la empresa, atreverse a denunciar comporta desafiar a la
clase dominante y en muchos casos se acaba con la recisión laboral
del acosado. Por el contrario, en más de una ocasión se han
utilizado
acusaciones infundadas contra sindicalistas o contra personas a las
que se quiere quitar de en medio como pretexto para el despido o
incluso para el encarcelamiento. Pensemos por ejemplo, en las
acusaciones contra Julián Assange que sirvieron de pretexto para su
detención.
12. ¿Por
qué el feminismo va unido a la liberación nacional?
La
mujer trabajadora sufre doblemente la explotación. Primero sufre la
explotación a la que está sujeta como parte de la clase trabajadora
en su conjunto. Luego la padece de una manera particular, al ser
frecuentemente tratada de manera peor en comparación a sus hermanos
de clase masculinos. Si además forma parte de una nación que sufre
opresión nacional, entonces ella también la sufre, con lo cual
deberíamos hablar de doble explotación y de opresión.
El
capitalista trata la fuerza de trabajo de las mujeres peor que la de
los hombres, porque el orden familiar burgués y la división
capitalista del trabajo las ha relegado durante tiempo a un papel
subsidiario y lo sigue haciendo. Esto se pone de manifiesto cuando
las mujeres reciben salarios entre un 20% y un 30% inferiores a los
de los hombres o cuando se establecen categorías consideradas
femeninas para justificar condiciones laborales más precarias que
las del resto.
Por
otro lado, el orden burgués ha atribuido a las mujeres, desde sus
inicios, el trabajo doméstico y las tareas de cuidado y las
vinculadas a la reproducción. Pero este trabajo no es estrictamente
explotación capitalista cuando se lleva a cabo en el propio
domicilio, porque no se produce para el intercambio mercantil bajo
las órdenes del capital, sino para cubrir las necesidades propias,
unas necesidades que el capitalismo inicialmente no cubre. No
obstante, el proceso generalizado de mercantilización también
mercantiliza muchas de estas actividades, especialmente ahora que una
parte importante de mujeres se incorporan al trabajo asalariado. Al
llegar a este punto, una parte de estas actividades mercantilizadas
se atribuyen a las mujeres asalariadas, generalmente bajo condiciones
laborales más precarias que las del resto de la clase trabajadora.
El
trato discriminatorio que en general sufren las mujeres trabajadoras,
en algunos aspectos también afecta al resto de las mujeres. Todas
las mujeres y niñas en la sociedad capitalista pueden verse
afectadas por la opresión sexista, incluso si no pertenecen a la
clase trabajadora, desde las profesionales, campesinas, académicas,
enseñantes, estudiantes e incluso muchas mujeres burguesas. La
asignación en exclusiva a las mujeres del trabajo doméstico y la
gestión familiar, implica dependencia económica de los hombres,
control de la sexualidad y violencia de género. La moral burguesa,
la asignación de funciones a través de la tradición, las creencias
religiosas y el sexismo actúan como método para destruir la
autoconfianza de las mujeres y las niñas y refuerzan esta
discriminación.
Por
su situación específica, el movimiento combativo de mujeres y sus
reivindicaciones deben estar presentes en todo el abanico de
cuestiones de la vida y el trabajo: los salarios, las pensiones, la
reducción de la pobreza, el cuidado de los menores, la atención de
la salud, la ayuda a la dependencia, la inmigración o la protección
del medio natural.
Los
comunistas damos mucha importancia a las reivindicaciones de las
mujeres proletarias y a su encuadre clasista dentro de los sindicatos
y partidos obreros. Pero no pensamos que deban separarse de las
luchas que pueden compartir con las mujeres de otras clases sociales,
escudándose en el hecho de que ahora mismo, la mayoría de los
movimientos unitarios tienen una fuerte influencia de las mujeres
burguesas. Este problema no se resuelve abandonando los movimientos
unitarios sino trabajando para asegurar que tengan dirección
proletaria.
La
lucha por la liberación de las mujeres viene de lejos. Siempre ha
habido mujeres que no han aceptado su discriminación. Pero nunca
antes en la historia de la humanidad la lucha de las mujeres había
alcanzado las dimensiones que tiene hoy. La liberación de las
mujeres, al igual que la emancipación del proletariado, requiere un
determinado desarrollo de las fuerzas productivas que permita
socializar el trabajo, la alimentación, la educación, la salud, la
convivencia humana, la cultura y el compromiso social y las
relaciones basadas en el amor, superando todas las formas de
explotación y opresión y ahora este desarrollo ya se ha producido.
Cada
día más mujeres se están convirtiendo en parte de la clase
trabajadora. En muchas partes del mundo ya forman la columna
vertebral del movimiento combativo de mujeres y también son la
vanguardia de la lucha obrera en diversas partes del mundo. Las lucha
de las mujeres están cada vez más politizadas, dirigidas contra la
política de derechas, contra el fascismo y contra la guerra.
La
supuesta igualdad entre hombres y mujeres se ha convertido en una de
las mentiras centrales en la vida de las sociedades capitalistas. La
igualdad legal formal es, por descontado, un avance histórico
inmenso, como lo es, por ejemplo, el derecho universal al voto, pero
todavía hay brechas entre el texto legal y la realidad. La
regulación legal se puede mejorar y los comunistas luchamos por
mejorarla, pero sabemos que dentro del sistema capitalista, la
auténtica libertad nunca se conseguirá, a pesar de todas las luchas
necesarias. Las condiciones para la liberación de la mujer sólo se
podrán alcanzar en una sociedad socialista. Dado que la lucha por
una sociedad socialista en nuestro caso va asociada a una revolución
de clase y nacional, la lucha de liberación de la mujer también va
asociada a la liberación nacional.
13. ¿Existe
una incomprensión desde el MCE (Movimiento Comunista Español) con
la defensa de la plurinacionalidad, derechos sobre el uso de las
lenguas periféricas...?
Aparentemente
no. Todos los partidos llamados comunistas suelen incorporar el
derecho a la libre determinación. Lo que ocurre es que, en el caso
español, la experiencia histórica demuestra que este derecho suele
ser siempre uno de los primeros que se abandonan. Hay, ciertamente,
algunos descerebrados que construyen extrañas teorías contrarias a
este derecho y que de entrada ya niegan el carácter plurinacional
del estado español. Pero de momento no son significativos.
Históricamente, pese a todas las diferencias existentes entre
aquellos que se han autoproclamado comunista, se ha considerado que
la lucha de liberación nacional es fundamental para una revolución
democrática en España. Aquí coincidían Maurín, Nin, José Díaz
y Joan Comorera, entre otros. La recuperación de sus escritos junto
a un análisis pormenorizado de la situación actual, nos pueden
ayudar a mejorar la comprensión.
14. ¿Por
que en Catalunya se celebra el 11 de Septiembre como un día
nacional?
Así
lo decidió el Parlament de Catalunya y ya lo había hecho antes, la
Assamblea de Catalunya. Durante la Segunda República el 11 de
Septiembre fue siempre una fecha señalada para la reivindicación
nacional. Durante la Guerra Civil tomó un marcado
cariz antifascista contando con la participación de todos los
antifascistas incluida la CNT. La elección de la fecha no es
arbitraria. Rememora la derrota de 1714 en la
Guerra de Sucesión, cuando Barcelona cayó en manos de las tropas
españolas de Felipe V de Borbón, tras 13 meses de resistencia. Aquella derrota significó para Cataluña la pérdida de su soberanía
nacional. Con la promulgación del Decreto de Nueva Planta se
abolieron las instituciones catalanas, las libertades nacionales y
las leyes propias, prohibiendo el uso del catalán y las
manifestaciones culturales catalanas. La razón es similar a la que
llevo al País Valencia
a proponer el 25 de abril, como Diada Nacional, rememorando la
derrota de la Batalla de Almansa de 1707.
15. ¿Quién
fue Gustau Muñoz?
Gustau
Muñoz, fue un militante de la Unión de Jóvenes
Marxistas-Leninistas, asesinado a los 16 años, el 11 de septiembre
de 1978, año que toma cuerpo el llamado régimen del 78. Su
asesinato tuvo lugar en una manifestación 1/ contra las fuerzas de
ocupación, 2/ en apoyo a la liberación nacional, 3/ en defensa de
las luchas combativas del movimiento obrero i 4/ de denuncia del
gobierno español que había entregado el Sahara a su aliado
marroquí, lo que significó la primera gran traición española al
Frente Polisario. Con el asesinato de
Gustau Muñoz el régimen monárquico del 78 nacía con las manos
sucias de sangre. Unas manos que sus promotores ya se habían
manchado antes, no sólo con las condenas a muerte y ejecuciones,
sino también con otros asesinatos, algunos poco conocidos todavía,
como el perpetrado en Reus cuando se obligó a Cipriano Martos,
militante del PCE (marxista-leninista) a tragar el líquido de un
cóctel Molotov, ocasionándole una agonía y muerte horribles.
Nosotros
nos sentimos obligados a recordar, con cierto dolor, que todos los
partidos que la prensa oficial etiquetó en los años 70 de extrema
izquierda, apoyaron todas las luchas obreras, fuera quien fuera quien
las encabezara. Movilizaron sus activos a raíz del llamado proceso
1001 contra Camacho, Sortorius y otros. Aquella solidaridad no fue
siempre retornada. Algunos se desentendieron cuando Gustau Muñoz fue
asesinado y cuando luego muchos de sus camaradas fueron encarcelados,
como ya lo habían hecho cuando fue asesinado Cipriano Martos y como
lo hacen ahora al desentenderse de la lucha por la libertad de todos
los presos políticos. Esta falta de solidaridad, la han querido
justificar diciendo que no compartían sus maneras de actuar. Olvidan
que la solidaridad nunca es solidaridad con uno mismo. ¡Es
solidaridad con el otro! La izquierda revolucionaria tampoco
compartía en los 70, todas las maneras de actuar de los encausados
en el proceso 1001, pero esto no fue impedimento para mostrar y
organizar la solidaridad. Lo que explica las actuaciones cobardes y
faltas de solidaridad de algunos supuestamente de izquierdas es que
no quieren mojarse porque están inmersos en sus cavilaciones
electorales e imbuidos en las normas del sistema: Ven volar una
piedra o un petardo en una concentración y creen que es un obús. Les han explicado que en tal o tal manifestación se lanzaron algunos
Molotov y se piensan que se disparaban misiles. Escuchan, en los
informativos manipulados, que alguien ha vertido pintura y creen que
se están empleando armas de destrucción masiva. Ven quemar un
contenedor y se horrorizan, mientras quedan indiferentes ante las
acciones imperialistas que provocan muerte y destrucción. Además de
otras taras, tienen miedo, mucho miedo y nos lo quieren contagiar.
Y
desgraciadamente, esta manera cobarde y sesgada de comportarse,
también la encontramos con las conductas puntuales y desenfocadas de
algunos sectores del independentismo. Nada de esto, sin embargo, nos
lleva a menospreciar las posibilidades de impulsar la lucha unitaria
de la que queremos ser promotores. Nada de esto nos llevará a
actuaciones sectarias. Ahora bien, la apuesta por la unidad no nos
obligará a renunciar de los principios y a ejercer la crítica de
todo aquello que consideramos nocivo para la liberación de clase y
nacional.
Gustau
Muñoz era un joven catalán revolucionario que se preparaba para
estar siempre al lado de la lucha obrera. Pero lo hacía en su
condición de marxista-leninista. Y ser marxista-leninista quiere
decir tener clara la necesidad de implicar a la clase obrera en la
lucha política y de construir un partido proletario para convertirla
en clase dirigente. Quiere decir tener claro cuál es el carácter
clasista del Estado, para evitar malentendidos y no creer que por el
simple hecho de tener una fachada democrática, el Estado dejará de
ser un aparato represivo. Quiere decir entender que las revoluciones
no las hacen las minorías sino las masas populares y que para
hacerlas hay que forjar una política amplia de alianzas como un
elemento más de una estrategia general. Ser marxista-leninista
quiere decir saber utilizar en cada momento las formas adecuadas de
lucha, pero teniendo presente que varían en función de la
coyuntura. Ser marxista-leninista quiere decir ser internacionalista
y solidario. Y ser marxista-leninista quiere decir adherirse a la
causa comunista de por vida.
Martin
Villa y sus policías que dispararon traicioneramente a Gustau Muñoz
querían acabar con los marxistas-leninistas. Llevaron a cabo un
acto criminal que significó un duro, doloroso y terrible golpe para
los militantes del PCE(i), partido al que estaba vinculada la Unión
de Jóvenes Marxistas-Leninistas. La tragedia se acentuó unos
meses después, al morir Jordi Martínez de Foix y Llorenç, fundador
de la Unión de Jóvenes Marxistas Leninistas, en unas circunstancias
que aún no se han aclarado. Pero a pesar de todos estos golpes, a
pesar de todos estos sufrimientos, no eliminaron la semilla de la
lucha.
El
mejor homenaje que ahora podemos hacer a Gustau Muñoz es, por un
lado, seguir trabajando para que el asesinato no quede impune. Y por
otro, no apartarlo nunca de nuestra memoria y continuar su ejemplo
haciendo que aquella semilla que los criminales quisieron abortar,
florezca de nuevo con la organización de una fuerte corriente
marxista-leninista, con todo lo que ello implica y con todas las
consecuencias que de ello se derivan. ¡Esta es la contribución que
hoy podemos hacer a la causa comunista, patriótica e
internacionalista que era, al fin y al cabo, la causa de Gustau
Muñoz!
16. ¿Por
que apostar por unos PP.CC (Països Catalans)?
La
realidad de los Països Catalans entendido como unos vínculos
culturales, de lengua, de historia común... son innegables. Como
también es innegable que la realidad política, la conciencia social
y nacional, y los ritmos son diferentes. Entonces, ¿qué tenemos que
hacer? Sin duda, entramos en otro tema
históricamente polémico para el movimiento comunista. Hay que decir
que demasiadas veces se ha caído en descartar -unos- o defender
-otros- rápidamente un modelo; o lo que es lo mismo, siempre ha
habido una falta de reflexión, de debate abierto y de teorización
entre posturas. Hay que abordar este tema con valentía y hacer una
apuesta netamente marxista y no identitaria, de construcción
nacional en el Principat de Catalunya y en los Países Catalanes,
aceptando la ley de desarrollo desigual en la lucha de clases, que
los marxistas debemos conocer y respetar. Sólo así se romperán
dinámicas negativas y se podrá avanzar realmente en un proyecto de
emancipación.
17. ¿No
es étnico y ultra nacionalista apoyar un proyecto nacional con País
Valencià, Principat Catalunya y Illes Balears solo por tener una lengua
y cultura común?
Esto
ya lo hemos respondido con la pregunta anterior. Todo proyecto de
lucha de liberación nacional puede tomar derivadas de nacionalismo
chovinista. En todo caso, creemos que en los últimos años ha
quedado claro que en el Principat de Catalunya, el País Valencia i
les Illes, de la misma manera que hay punto de convergencia, también
hay particularidades y dinámicas distintas. Lo que si queremos
destacar es que, al igual que ocurre con otras partes del Estado
español, la izquierda española debería ver la reivindicación del
Països Catalans, no como un obstáculo, sino como uno de los
elementos interesantes para acabar con el Régimen del 78 y para
impulsar una revolución democrática y emancipatoria en todo el
territorio del Estado español.
18. Hacéis
muchos comunicados de internacionalismo ¿Por que no defendéis la
Revolución de Rojava si apoyáis la autodeterminación de Catalunya?
La
pregunta nos obliga a analizar la guerra en Siria. La llamada por
Occidente guerra civil, con el apoyo solidario de
Rusia, se ha convertido finalmente en una lucha que el occidente
imperialista está utilizando para construir un frente de guerra
contra la influencia de Rusia en Siria, contra la economía rusa y
para dificultar la reconstrucción de Siria y la consolidación de la
paz.
Se
ha demostrado la importante ayuda armamentista a los musulmanes
radicales dentro de la oposición siriana por parte de los países de
la OTAN (sobre todo Turquía). Sobre esto, la prensa occidental
calla. Algunos supuestos revolucionarios todavía sueñan con una
revolución de colores en Siria, como en su día soñaron con una
revolución en Libia, ayudando indirectamente al linchamiento de
Gadafi.
Toda
la construcción sobre las figuras de la oposición siriana, que a
menudo se conocen como "rebeldes" en los medios
occidentales, no tienen conexión con lo que realmente está
pasando. Durante años, varias facciones de musulmanes
radicales, desde Al-Qaida hasta el Estado Islámico, han gozado de
hegemonía sobre la oposición. Al esconder este hecho se han
provocado ilusiones increíbles sobre los oponentes de Assad.
La
estrategia occidental es balcanizar Siria en una infinidad de
mini-estados liderados por señores de la guerra locales o milicias
islamistas. Pero una de las dificultades para conseguir que
aliados y vasallos la lleven a cabo es que cada uno tiende a tener
sus propias agendas que se excluyen mutuamente e incluso cuenta con
aliados internacionales diferentes, pues no olvidemos que Turquía,
Araba Saudita, Qatar y los EEUU, entren otros, están interviniendo
para derrotar a Assad y a los rusos. Los
kurdos sugieren que la partición de Siria debe llevarse a cabo
comenzando por las zonas kurdas. Esto se debe a que los
combatientes kurdos, con un importante apoyo aéreo norteamericano,
lograron expulsar al ISIS de su territorio al noreste de Siria. Su
agenda, pues, coincide con la agenda Occidental.
Históricamente,
el pueblo kurdo ha sido oprimido por los gobernantes de Turquía,
Siria, el Iraq y Irán, cuyas fronteras atraviesan la llamada patria
kurda. Ankara se opone a la creación de cualquier cosa que se
parezca remotamente a un estado kurdo en Siria, sobre todo porque la
fuerza dominante allí son los combatientes de las Unidades de
Protección del Pueblo (YPG, ala militar del Partido de la Unión
Democrática [PYD]). El PYD es la rama siriana del Partido de
los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una formación guerrillera de
izquierda nacionalista pequeñoburguesa con sede en el sureste de
Turquía. Esta particularidad ha alimentado las simpatías de parte
de la izquierda occidental.
El
ejército turco ha intentado repetidamente derrotar al PKK durante
los últimos 35 años, matando a más de 40.000 personas, la mayoría
kurdas. Esta campaña ha costado a Ankara centenares de millones
de dólares, pero el PKK ha continuado siendo un factor importante en
la región. Las YPG/PYD intentaron inicialmente mantenerse al
margen de la guerra entre el régimen de Assad y los insurgentes
sunnitas. Cuando Assad retiró sus tropas de las zonas kurdas a
finales de 2012, las YPG tomaron el liderazgo entre las minorías
amenazadas por los yihadistas e iniciaron una experiencia
supuestamente comunalista que algunos han visto como referente de “su
futura sociedad post capitalista”.
Mientras
los combatientes del ISIS barrieron gran parte de Siria y el Iraq, el
PKK vio una oportunidad para salir del aislamiento diplomático
proporcionando protección a las compañías energéticas extranjeras
que explotan yacimientos de petróleo cerca de la ciudad iraquí de
Kirkuk. Los combatientes del PKK también rescataron a miembros
de la minoría yazidita de habla kurda que habían sido capturados
por ISIS, evento que fue muy publicitado en los medios occidentales
para generar apoyo a la intervención. Luego hubo el asedio del ISIS
a la ciudad kurda de Kobane en la frontera norte de Siria en el otoño
de 2014. Los turcos se negaron a dejar que las municiones y los
refuerzos atravesaran la frontera para los defensores de las YPG,
pese a que los funcionarios norteamericanos hablaron de razones
"humanitarias". Tras una lucha desesperada, los
combatientes kurdos, con el apoyo aéreo norteamericano,
consiguieron romper el asedio de Kobane, mientras que los ataques
aéreos turcos apuntaban a las bases del PKK en el Iraq. Todo esto
resulta muy curioso, pues Turquía y los EE.UU son socio militares
dentro de la OTAN. Además, durante años, Washington ha
proporcionado a Ankara información de inteligencia sobre el PKK, que
continúa en la lista oficial de organizaciones "terroristas"
de los EEUU. De momento, Washington ha intentado esquivar el problema
haciendo ver que las YPG y el PKK son entidades separadas.
Pero
entramos directamente en el tema del comunalismo utópico del PKK y
el derecho a la autodeterminación de los kurdos que es lo que
realmente encanta a una parte de las izquierdas "progres".
El
PKK y su fundador encarcelado, Abdullah Öcalan, afirman haber
rechazado el modelo organizativo monolítico “maoísta-estalinista”
a favor del anarcolocalismo, lo que se ha convertido en el juguete
de numerosos izquierdistas extranjeros que celebran el "experimento
democrático" que el PYD/ YPG está llevando a cabo en cantones
de Rojava. A los anarquistas, por supuesto, esto también les
encanta, con lo cual se produce una concurrencia entre supuestos
marxistas-feministas y anarquistas.
Los
ayuntamientos de Rojava gestionan el suministro de bienes y servicios
necesarios para la supervivencia en condiciones de guerra. Los
residentes tienen un control democrático importante sobre la
organización local, y se intenta garantizar la igualdad de derechos
de las mujeres, así como de las minorías étnicas y religiosas, lo
cual nos parece bien. Pero estas medidas no representan una amenaza
seria para la supervivencia de las estructuras de clases y clanes
existentes. El artículo 41 de la Constitución de los Cantones de
Rojava, por ejemplo, garantiza claramente los derechos de propiedad.
La
supuesta transformación de Öcalan en la cárcel lo ha llevado a
una falsa esperanza anarquista que sueña con la modificación
semiespontánea del poder estatal capitalista incorporando como
elemento clave de la nueva doctrina del PKK a la "modernidad
democrática", basada en la modificación, y no en la abolición,
de las relaciones de propiedad capitalista y de la explotación a
ellas asociada. El PKK, pues, es una más de las muchas
organizaciones que han llegado a conclusiones abiertamente
reformistas en un intento de encontrar una "tercera vía"
entre el capitalismo y el socialismo.
Los
marxistas defendemos el derecho a la autodeterminación de la nación
kurda y su derecho, en Kobane y en otros lugares, a defenderse de
aquellos que lo oprimirían o que los destruirían si los pudieran
derrotar, como ISIS, al-Nusra o el ejército turco. La mayoría de
tendencias políticas marxistas estamos de acuerdo en este punto.
Pero esto no nos puede hacer olvidar que la flexibilidad ideológica
de Öcalan lo han llevado en ocasiones, a actuar como socio de una
coalición imperialista, ofreciéndose, incluso, para reconfigurar el
Oriente Medio. Seguir bajo las ordenes de un general encarcelado por
el enemigo siempre es una mala decisión coyuntural.
Nuestra
previsión es que la
situación de los kurdos no cambiará mientras Turquía sea vista
para los EEUU como un aliado más valioso que los combatientes de
Öcalan, y es también por eso que Washington no ha intentado
obstaculizar la campaña de Ankara para eliminar al PKK. Al
mismo tiempo, los Estados Unidos y sus aliados occidentales no
dejarán de señalar los éxitos de las YPG/PKK contra ISIS y de
presentar el experimento kurdo como el faro que debe iluminar a la
izquierda occidental. Otro gallo cantaría si los kurdos modificaran
su política internacional de alianzas, pero esto no está en
nuestras manos.
19. ¿Por
que solidaridad con el pueblo iraní? Su gobierno es una teocracia
islámica.
No
creemos que ahora se tenga que hacer un debate sobre los asuntos
internos de Irán. Lo que hace falta es tener en cuenta cuál es la
situación en la que Irán se encuentra en el contexto internacional.
Y en este contexto, donde sufre la agresión imperialista de los
EE.UU., ¿qué puede hacer Irán? ¿Capitular ante la agresión
imperialista? ¿No es la capitulación una posición peligrosa e
irresponsable, que los comunistas no compartimos?
Hay
momentos en que la única manera de disuadir las agresiones
imperialistas y llevar a los agresores a la mesa de negociación es
contraatacar. Por ello, es imprescindible que todos los comunistas y
antiimperialistas reconozcan y reivindican este derecho. La actividad
militar defensiva de Irán ha sido justa y era necesaria, pero
también tiene derecho al contrataque.
Irán
no debe claudicar, sino que debe defender su soberanía con fuerza y
determinación. Aunque una guerra favorecería a los Estados Unidos,
en materia de tecnología militar y superioridad aérea, cualquier
intento de conquistar el país requeriría un gran número de
efectivos humanos ante un pueblo combativo, armado y organizado, y
eso podría atrapar a los EEUU y acabarlos derrotando. Nada de
esto hubiera sido posible sin la actividad defensiva de Irán.
Tampoco
se puede olvidar que Irán ha jugado un papel fundamental a la hora
de derrotar a Isis y Al-Qaeda, para poner fin al reinado del terror
al que habían sometido a la población de Iraq y Siria, mientras que
los Estados Unidos han estado financiando y facilitando las
actividades de los que querían desestabilizar Siria.
Los
comunistas somos activistas internacionales de la independencia de
los pueblos y de la lucha por la paz y consideramos que la paz sólo
puede venir de la cooperación internacional, la diplomacia y el
derecho internacional; a la vez, reivindiquemos los derechos de los
pueblos a defender su soberanía. Rechazamos
las mentiras que buscan demonizar al gobierno de Irán y condicionar
a la población para que justifique una guerra económica y militar
injustificable a la que se ha sometido a Irán. Nos opondremos a
todos aquellos que las avalan. Trabajamos
para que los obreros catalanes se movilicen codo a codo con sus
hermanos y hermanas que sufren de manera directa la agresión
imperialista.
20. ¿Cuál
es vuestra posición de la guerra de Ucrania con la entrada de tropas
rusas en el país vecino?
La
guerra no se ha iniciado ahora, como quiere hacer creer la prensa
burguesa. Se inició en 2014, tras el golpe de Estado del Maidan.
Entonces Ucrania empezó a intervenir militarmente en el Donbass, a
través de unidades de nazis, ocasionando miles de muertos, al
considerar ilegal el referéndum de autodeterminación del Donbass,
donde una mayoría aplastante de la población se pronunció a favor
de constituirse en repúblicas populares independientes. Desde
entonces, el Donbass venía siendo martirizado por las unidades
fascistas de Ucrania, que han dinamitado todos los acuerdos de paz.
Ucrania últimamente habían sido rearmadas e instruidas por la OTAN
y se estaban preparando para llevar acabo una guerra de gran
envergadura sobre el Donbass que la audaz intervención rusa ha
abortado.
Los
comunistas rechazamos toda la campaña imperialista de sanciones y
provocaciones contra Rusia y reconocemos el derecho del Kremlin a
emprender acciones militares en defensa de su territorio, incluidas
las aguas territoriales alrededor de Crimea y la defensa de la
población del Donbass. Los verdaderos marxistas-leninistas defienden
inequívocamente a Rusia contra el acoso y la agresión de la OTAN,
el Reino Unido y los Estados Unidos, al igual que defendemos a Irán,
Venezuela, Cuba y otras naciones acosadas por los imperialistas. Por
supuesto, no ofrecemos apoyo político a los regímenes antiobreros
en el interno de algunos de estos países ni nos interferimos en los
asuntos internos de los otros a la hora de decidir como impulsan sus
políticas progresistas. Pero al mismo tiempo declaramos
inequívocamente que si la escalada de hostilidades se convierte en
un conflicto candente, nos parece adecuado que luchen para derrotar a
los agresores imperialistas y que defiendan su soberanía.
La
postura básica de los marxistas es un rechazo acérrimo a cualquier
intento de las potencias imperialistas de expandir su territorio a
expensas de las neocolonias o los estados capitalistas dependientes.
La mayoría de los partidos comunistas oficiales, de una u otra
forma, se han opuesto a la intervención ruso en Ucrania,
basándose en este patrón y algunos lo han acompañados de teorías
tontas sobre unos supuestos imperialismos ruso y chino. Nosotros, en
cambio, consideramos que la intervención rusa en Ucrania no se
ajusta a este patrón.
A
pesar de la naturaleza capitalista de la clase dominante de Rusia y
del régimen de Putin, la política exterior del Kremlin está guiada
por consideraciones muy diferentes a la de los imperialistas. Un
prueba de esta distinción la encontramos en el papel de Rusia en
apoyo a los regímenes acosados por
los EE.UU. y sus aliados, si bien es cierto que, en algunos casos han
optado por inhibirse. Lo mismo vale para China.
La
actual dirección del PCE, que se ha convertido en una de las
direcciones "comunistas” más degenerados de la historia de este
glorioso partido, parece apoyar la postura agresiva de la OTAN contra
Rusia. Sus ministros han llegado a apoyar el envío de armas a Ucrania,
si bien es cierto que esta parece no ser de momento la posición
oficial del PCE. En todo caso, lo más escandaloso es su apoyo a las
sanciones imperialistas contra Rusia y China, cuando se trata de
sanciones que violan el derecho internacional que ellos dicen
defender.
21. Con
la guerra de Ucrania que ha aumentado el precio del gas ¿Cómo se
debería direccionar ahora la histórica consigna “No a la OTAN, No
a la Guerra” cuando hay partidos nacionalistas que apoyan la
propaganda de USA EN EL ESTADO ESPAÑOL? Al igual que lo hace todo la
esfera política española...
Durante
años se arrastró un conflicto entre los EE.UU. y Alemania por la
finalización del gasoducto Nord Stream 2. En este conflicto, al
final, los EEUU han salido vencedores. Esta victoria norteamericana
es de una importancia enorme y ha comportado una convulsión
económica y política que puede conllevar un cambio en el orden
mundial imperialista.
El
establecimiento de la RCEP (Regional Comprehensive Economic
Partnership) entre China y 14 países de Asia y el Pacífico es otro
ejemplo de los cambios en el ámbito internacional. El liderazgo
económico de América del Norte y de la UE todavía es notable y
visible. Dominan la OTAN, el G20 y otros instrumentos
responsables de dirigir el orden mundial. La disputa sobre Nord
Stream 2 provocaba una las fracturas entre los aliados que, como
hemos dicho, aparentemente se ha resuelto con la imposición de los
EE.UU. Mientras que la RCEP ha dado lugar a nuevas alianzas que por
ahora los EEUU no pueden evitar.
EEUU
y la UE históricamente han tenido estrategias confrontadas. A
Alemania y la UE les convenía un comercio rápido con Rusia, pero
al mismo tiempo quieren mantener Moscú fuera de Europa. Estuvieron
interesados en romper la esfera de influencia de Rusia con la ayuda
de los Estados Unidos. Esta estrategia tuvo tanto éxito que ahora
hay muchos gobiernos de Europa del Este que defienden una línea
dura anti rusa y temen una alianza entre Alemania y Rusia. Un interés
similar tiene la Gran Bretaña, especialmente después del Brexit.
Los EE.UU. apoyan a todos los que quieren una Rusia pequeña y una UE
dividida. Las principales fracciones de capital de la UE y, por
tanto, también de Alemania no se benefician de las sanciones contra
Rusia, aunque apoyan el despliegue militar de la OTAN en la Europa
del Este en general y la lucha contra Rusia en particular. Aunque la
alianza con los EE.UU. pervive a nivel militar, está constantemente
socavada por los intereses económicos, provocando una agudización
de las contradicciones y acaba dañando la economía de una parte de
los países europeos.
El
gasoducto Nord Stream 1 existe desde finales de 2011. Bajo el
liderazgo de Gazprom (51% de participación rusa), Wintershall, E.ON
(ambas Alemania), Gasunie (Países Bajos) y Engie (Francia). Desde el
principio, el principal punto de discordia fue el plan de recorrido
del gasoducto a través del mar Báltico, lo que supuso que los
estados entre Rusia y Alemania quedaron fuera evitando pagos de
tráfico. Para los estados interesados (Polonia, Estonia, Letonia y
Lituania), se trataba, evidentemente, de una decisión incomoda.
Al
ser insuficiente el Nord Stream 1, se decidió la construcción del
gasoducto Nord Stream 2. Entonces el conflicto se
intensificó. Washington impuso varias sanciones a Rusia,
tomando con excusa a la anexión de Crimea en 2014, una Crimea que,
inexplicablemente Nikita Khrusxov había cedido a la República
Soviética de Ucrania en 1954 y que Ucrania se apropió con su
independencia, sin consultar a los habitantes de Crimea, algo que si
hizo su gente al separarse de Ucrania. También se sanciono a Rusia
por el supuesto mal trato a la oposición y por su intervención
activa en la guerra de Siria. Los socios comerciales de Rusia
también estuvieron bajo el escrutinio de los políticos
norteamericanos. Sin embargo, las ventajas económicas para las
empresas europeas son considerables y, por lo tanto, desde el punto
de vista estrictamente económico, lo razonable era seguir la
ampliación de las compras de Gas ruso por parte de la UE.
Nord
Stream 2 tenía una importancia estratégica para Alemania y la UE
occidental e incluso tenía interés medioambiental: el gas ruso es
abundante, se considera que tiene menos CO2 y es más barato que las
importaciones de gas licuado de los EE.UU. No
se trata de dedicarnos ahora a defender o criticar las políticas
energética de la UE y los intereses de los capitalistas rusos, pues,
a fin de cuentas, nuestros apoyos o críticas en este tema no sirven
para nada. Más aún, los
revolucionarios, puntualmente podemos tomar partido sobre cómo el
capitalismo invierte o resuelve su problema energético, pero esta no
es nuestra misión. Es, en todo caso, la misión que se ha auto
atribuyen aquellos que sueñan con un capitalismo verde. Por el
contrario, los comunistas nos oponemos a las sanciones imperialistas
contra países capitalistas dependientes como Rusia y a los intentos
de desestabilizarla. La burguesía imperialista alemana forma
parte del bloque imperialista que consideramos como nuestro
principal enemigo en el ámbito internacional. En todo caso, lo que
si hacemos es analizar las consecuencias que sobre la población y en
el contexto internacional pueden tener las decisiones de la burguesía
imperialista. Y lo evidente es que al dinamitar el Nord Stream 2 la
UE ha quedado mas sometida a los EEUU y se ha producido un
encarecimiento del gas, lo que explica una de la derivadas del actual
brote inflacionario, como también lo explican el régimen de
sanciones al que los EEUU ha sometido a medio mundo, sanciones, que
por cierto, contravienen la legalidad internacional que tanto dicen
defender.
Obviamente,
Rusia ante la disputa por Nord Stream 2, no puede hacer nada. No
tiene el potencial económico y político para competir en pie de
igualdad con los imperialistas de EE.UU. o la UE, ni siquiera para
formular una posición independiente que vaya más allá de insistir
en el cumplimiento de los tratados existentes. Esta es una prueba más
de la debilidad económica de Rusia que deberían tener en cuenta
todos los que alegremente la ponen al mismo nivel que las grandes
potencias imperialistas.
Por
el contrarios, el potencial militar de Rusia, gracias al legado de
los programas de rearme soviéticos en la última fase de la Unión
Soviética, sigue siendo grande. La OTAN también es consciente de la
calidad de las armas soviética y ahora mismo lo está comprobando.
Por eso, el aplastamiento económico y político a través de
sanciones, expulsiones y el aislamiento del gobierno de Moscú es
actualmente la vía preferida de los EEUU, junto al intento de
estancar a Rusia en distintas guerras locales. Esta estrategia se ha
visto socavada por el ascenso de China y su creciente cooperación
con Rusia. A Estados Unidos, en particular, le preocupa que una
alianza de China, Irán y Rusia pueda crear nuevas realidades
geopolíticas. De esto se deriva el elemento central de la actual
coyuntura internacional.
Pasemos
al caso específico de España, país capitalista insertado en la
cadena imperialista encabezada por los EEUU. Podía parecer que al
no chupar directamente del gas ruso, esto la beneficiará. Puede, que
la oligarquía gasística española saque algún beneficio de todo
esto, si bien no hay que olvidar que los EEUU pugnan para controlar a
eliminar a sus posibles competidores en la comercialización de
petróleo y gas, lo cual también afecta a las relaciones de España
con Argelia. La sucia jugarreta de los EEUU, de apoyo a Marruecos en
el tema del Sahara y la segunda gran traición de España a los
saharauis tiene relación con esto. En todo caso, el incremento del
precio del gas, tiene ya unos efectos brutales sobre la factura
energética que paga la población. Esto nos exige trabajar por la
unidad obrero y luchar por el incremento de los salarios y por la
retención de los precios de la energía.
Con
relación al movimiento por la paz, consideramos que es necesario
alertar del peligro de una Tercera Guerra Mundial que los EEUU
desencadenarán en el mismo momento que vean que tienen alguna
posibilidad remota de ganarla. Compartimos la consigna de ¡PAREMOS
LA GUERRA!, a la que añadimos: ¡PAREMOS LA OTAN!¡PAREMOS AL
GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ!