Vicent Gabarda Cebellán es Licenciado en Geografía e Historia por la Universitat de València, Doctor en Historia (Especialidad Contemporánea) por la Universidad de València, Profesor Asociado del Dpto. Història Moderna i Contemporània de la Universidad de València y Miembro del Aula de Memòria Democràtica de la Universitat de València.
Ha centrado su investigación en el estudio de la represión durante la guerra civil y la posguerra como consecuencia directa de la misma (ejecuciones, asesinatos, encarcelamientos, torturas…) que dieron lugar a la muerte de las víctimas. Inició su labor en este campo con un estudio sobre el caso más emblemático del País Valencià, y tal vez de toda España: el Terrer de Paterna, y su cercano Cementerio municipal, que hasta el momento había quedado como desapercibido para el conjunto de la población, salvo, claro está, para los familiares de las víctimas, esparcidas por toda la geografía nacional. Posteriormente amplió este estudio al ámbito geográfico del País Valencià, mediante el análisis de los Registros Civiles de buena parte de los más de 500 Ayuntamientos que lo componen, cuyo resultado fue publicado en 1982, “Els afussellaments al País Valencià, 1938-1956”, por la Diputación de Valencia, y que sería reeditado años después (2002) con el mismo título por la Universitat de València. Ha ido procediendo a la actualización de las cifras y los datos personales de algunas de las víctimas, así como trabajos a nivel más local, como “De la rereguarda a les presons: República, guerra civil i dictadura franquista a Paiporta”, sobre Paiporta, o “La memòria en un racó”, sobre Manises, o participando en libros colectivos siempre sobre el tema de la República y la represión. Los dos últimos, “El cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956)” publicado por la Universitat de València y que acaba de salir, es el resultado de las reflexiones generadas durante estos años de investigación, a la vista de lo conocido, lo asimilado, lo reflexionado ante la presencia real de lo que hasta este momento eran tan sólo documentos, papeles, nombres y cifras.
1. ¿Cuándo te dedicaste a investigar y estudiar el periodo del franquismo en el País Valenciano?
Comencé mis trabajos de investigación en 1984, al finalizar mis estudios universitarios y descubrir de forma casual algo que estaba ahí, tan evidente para algunos y tan desconocido para otros, como eran las fosas comunes existentes en el cementerio de Paterna. Intentando conocer cuántos lugares como Paterna había en el País Valenciano, me recorrí el mismo, de norte a sur, de Vinaròs a Oriola, analizando los libros de defunciones de sus registros civiles, entresacando de los mismos todos aquellos casos que, por una serie de circunstancias, me aseguraban que se trataba de víctimas mortales relacionadas directamente con la represión de la posguerra. El resultado fue la elaboración de una tesis doctoral y la publicación de un libro, Els afussellaments al País Valencià, 1938-1956, donde se recogían por primera vez los nombres y demás datos personales de más de 5.000 represaliados, ejecutados, muertos en prisión, comisarias, en el monte, en plena calle…
2. ¿Cómo calificarías la etapa franquista en el País Valencià?
¿Etapa? Los 36 años del franquismo, en España y en el País Valencià dan para muchas etapas. No es lo mismo el franquismo de 1939-40 que el de 1975; supongo que te referirás a los primeros años de dura represión, en la que las cárceles estaban a rebosar de presos políticos y las ciudades estaban a rebosar de cárceles; València había sido republicana en los años anteriores, se habían mantenido leal al gobierno en el momento de la sublevación y con ello sospechosa de seguir con unos ideales contrarios al nuevo régimen surgido de la victoria militar. Y se había de dejar claro. Si ya se había demostrado que el Levante Feliz no lo era tanto por el efecto de los bombardeos de la retaguardia, la llegada masiva de refugiados que huían de los frentes de guerra, ahora será el levante “ocupado” pues fue el Ejército de Ocupación el que se hizo cargo de la situación en los primeros meses; fue el levante (al igual que el resto del estado) de los tribunales militares, de los estados de guerra, de las depuraciones, detenciones, ejecuciones, y del hambre y la marginación para los derrotados.
Y al igual que en el resto de España, la evolución de la coyuntura europea produciría una modificación en el régimen franquista, de tal manera que de la neutralidad durante la guerra se pasó a la autarquía y aislacionismo de la posguerra, y más tarde se pasaría a ese aperturismo de cara a la galería que permitió la inversión extranjera en la economía, el turismo, la emigración, la llegada de divisas y capitales pero también de ideas desde el exterior que fomentaron el nacimiento de la oposición al régimen y al tiempo una represión distinta a la de la posguerra, aunque dura igualmente.
3. ¿La Facultad de Geografía y Historia de Valencia esta dedicada a la memoria histórica en País Valencià?
La Facultad de Geografía e Historia esta dentro de la Universidad de València; y por supuesto, no “está” dedicada a la memoria. La recuperación de la memoria y su divulgación a través de la práctica docente e investigadora es una de las facetas de la Facultad y en concreto a través de su Departamento de Historia Moderna i Contemporánea, y, dentro de éste, por un grupo de profesores organizados en torno al Aula de Història i Memòria Democràtica.
En los temarios del Grado en Historia aparece la Història del País Valencià y, dentro de la Historia de España la de la guerra civil, el franquismo y la transición, como es lógico. Que sea suficiente o no, pues es mucho más de lo que se trabajaba en mis años de estudiante, cuando la Historia Contemporánea de España nos hablaba de una guerra civil, de una época de hambre y aislacionismo internacional (autarquía) y de un desarrollismo con la intervención de los tecnócratas del OPUS en el gobierno; pero se saltaba todos esos años de represión sobre cualquiera que cuestionase la santa cruzada o la victoria conseguida. Y tal vez no sea suficiente, pero necesita de la colaboración de los otros niveles de educación para que su conocimiento venga ya desde secundaria y bachillerato.
5. Desde las raíces de esto ¿Cómo fue la proclamación de la Segunda República Española en el País Valencià?
El País Valencià, o buena parte del mismo, tenía ya tradición republicana y la llegada de la II República fue aceptada con alegría y esperanza, como en muchas otras zonas de España. Supondría la puesta en marcha de toda una serie de reformas ya planteadas en el programa republicano que afectaban sobre todo a la estructura de la propiedad de la tierra, con el fin de acabar con los grandes latifundios y que los jornaleros sin tierras pudiesen acceder a la propiedad de las mismas; supondría la puesta en marcha de un plan para la erradicación del analfabetismo, muy extendido por toda España, basado en la construcción de muchas escuelas de primaria y secundaria, pero también en la mejora de la calidad de vida de los profesores y de su formación con la creación de las escuelas Normales de Magisterio, y con una mejora en sus condiciones de trabajo y sueldo, por ejemplo.
Proclamación de la Segunda República Española en Valencia (capital del País Valencià) |
Y sin duda unas reformas que implicaban la limitación del poder económico y social de la Iglesia tales como la secularización de los cementerios, el matrimonio civil o el divorcio.
6. ¿Se llevaron a cabo reformas dentro de PV con este nuevo gobierno?
Por supuesto que si, no tan llamativas como en el resto de la península porque la situación no era la misma que en Andalucía, Extremadura o Castilla (por lo que se refiere a la agricultura y ganadería por ejemplo), pero sí en medidas como el mundo laboral, sanidad, educación, etc. con la proliferación de escuelas, separación Iglesia-Estado, nuevos planes educativos… el País Valencià no era diferente al resto del Estado y la política era la misma que para el resto del Estado.
7. ¿Se estaba formando un movimiento obrero en PV? Sindicatos, partido revolucionarios, asambleas de mujeres…
El movimiento obrero ya estaba en marcha desde bastantes años atrás, integrado ya en la I Internacional y plenamente organizado tanto en la industria como en el campo, con las dos grandes centrales sindicales UGT y CNT, y sus versiones más radicales; son famosas las huelgas generales anteriores a la proclamación de la República y el logro de las reivindicaciones por la presión ejercida; aunque también es conocido el desarrollo de los sindicatos católicos y la militancia política y laboral de obreros dentro de la derecha más reaccionaria, desde la CEDA a la DRV, pasando por Falange Española.
Tal era la fuerza de las primeras que fueron capaces de ahogar la sublevación militar en julio de 1936 con su control y dominio de las calles en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Y también es cierto que esta victoria facilitó su crecimiento en estos años al controlar la situación económica y social por la desmembración de los órganos de poder.
En cuanto a la mujer, aunque durante la República vio mejorada su situación con su acceso al voto, y toda esa serie de leyes aprobadas por los gobiernos republicanos que intentaban romper esa situación de dependencia hacia el hombre y esa desigualdad existente en todos los campos, hará falta la guerra y la situación especial generada por la misma para que tome un papel destacado en la sociedad y en la política española.
8. ¿Cómo se llevo la guerra civil dentro de PV?
La guerra propiamente dicha no afectó al País Valenciano casi hasta el fin de la misma, cuando las tropas de Aranda, bajando desde el Maestrazgo llegan al mar, dividen el territorio que aún quedaba bajo control republicano en dos zonas, al norte y al sur de Vinaròs, y comienzan su avance hacia Valencia, llegando a ocupar Castelló en junio de 1938; aparte de esto, los consabidos bombardeos de la retaguardia, especialmente de las zonas portuarias, y lo que implicaba de trasiego de tropas hacia o desde el frente, hospitales llenos de heridos, soldados por las calles, nuevos reemplazos cada vez más jóvenes (y mayores), y la llegada de refugiados procedentes de las zonas de combate, cada vez en mayor número.
Lo que se conocía como el Levante feliz, lo sería para el que viese la zona desde fuera, pero no debía de ser tan feliz, y cada vez lo iba siendo menos.
9. ¿Por que Valencia fue capital de la Segunda República Española durante los 3 años de la guerra?
No, de tres años nada, durante menos de uno. Cuando tras el verano de 1936 los sublevados amenazaron tomar Madrid en su imparable avance desde el Sur, Norte y Oeste, el gobierno se vio en la necesidad de abandonar la capital con el fin de poder seguir trabajando sin el peligro constante de ser alcanzados por las bombas lanzadas contra la capital, o por la entrada de los soldados en la misma, que no estaban tan lejos.
Madrid dejaría de ser la capital política para convertirse en la ciudad sitiada durante todo el conflicto pues, como sabemos, pese a los malos augurios, sí resistió toda la guerra, no siendo ocupada hasta el fin del conflicto, el 28 de marzo de 1939. Se decidió así el traslado del gobierno y todas sus dependencias (ministerios, embajadas, consulados…) a Valencia, convirtiéndose ésta en la capital de la II República durante unos meses, desde noviembre de 1936 y octubre de 1937 en que, de nuevo cambia la capitalidad, esta vez en la ciudad de Barcelona.
10. ¿Hubieron milicias antifascistas en PV y voluntarios/as de las tres provincias que marcharon al frente?
Cuando se produjo la sublevación militar, atajada en València y, por contagio, en las otras provincias que controlaba Capitanía, el Ejército como Arma quedó desprestigiado pues eran militares los que se habían sublevado, y pese a que algunos de ellos siguieron siendo fieles a la República, ésta había lo había desmantelado como tal con el fin de que los soldados no tuviesen que obedecer las órdenes de los mandos sublevados. El resultado es que frente a las tropas armadas de los sublevados hubieron de organizarse milicias armadas integradas principalmente por civiles, obreros y campesinos, en las que quedaba integrados los militares que habían demostrado su fidelidad a la República.
Milicianos antifascistas de Alicante en Andalucía, 1936 |
Y una vez controlada la sublevación, desde las tres provincias salieron milicias a frenar el avance de los sublevados o a intentar derrotar a aquellos que habían logrado la victoria en su zona de influencia. Salieron así desde Castellón y Valencia con dirección a Teruel, donde habían triunfado los sublevados, al igual que en Zaragoza con Cabanellas, pero también hacia el frente de Somosierra para frenar el avance de las tropas que desde el norte avanzaban para ocupar la capital. Y del mismo modo salieron desde Alicante con dirección a Córdoba.
11. ¿Cómo era la ciudad de Valencia en la zona republicana durante la guerra civil?
Una ciudad que quería permanecer viva dentro de las circunstancias de guerra, una ciudad donde venían a descansar los soldados y milicianos que habían permanecido en los frentes, una ciudad que al principio vivía en la euforia de la revolución, de haberse sentido capaz de derrotar a unos militares acuartelados, una ciudad sin carestías alimentarias de ningún tipo, pero que tuvo que ir amoldándose cada vez más a la realidad que iba haciéndose cada vez más cruda.
Y una ciudad armada, donde miles de fusiles estaban en manos indebidas y que permanecieron en la retaguardia en lugar de en el frente, en manos de unos revolucionarios de retaguardia que, como en el resto del país, la llenaron de cadáveres cada mañana a la espera de ser recogidos de cunetas, descampados, caminos o paseos.
12. ¿Qué fueron los bombardeos de la aviación italiana sobre las ciudades, comarcas y pueblos de PV?
Ya en la I Guerra Mundial se había roto con la tradicional diferenciación entre frente (lugar de honor donde se enfrentaban dos ejércitos en combate) y la retaguardia. Con la I Guerra Mundial se pone en marcha lo que se conoce como guerra total, ya que todo es frente de guerra: la retaguardia es un enemigo a derrotar porque en ella se produce para el frente, se vive para el frente y se encuentran los enemigos que hacen que el frente se mantenga, o se derruya. Si atacamos la retaguardia y hundimos su moral, si ni siquiera en la retaguardia se está a salvo de bombardeos, destrucción, desolación, muerte, la retaguardia civil, atacaba, presionará para lograr la rendición ante el atacante.
Bombardeo italiano al Puerto de Valencia, 1936 |
Ese fue el objetivo de los bombardeos en la retaguardia valenciana, causar caos y destrozar las industrias, las comunicaciones, atacar a los barcos del puerto, portadores de suministros, pero también a los ciudadanos de la urbe, para que viesen hasta donde llegaba la amenaza. Todo el litoral valenciano, el más productivo sin duda, tanto en agricultura como en industria, pero también el interior, fue testigo de las incursiones aéreas y de los bombardeos navales contra la costa y contra las ciudades costeras, alejadas de los frentes de guerra.
13. ¿Qué fue el llamado “bombardeo de Xativa” de 1939?
Fue una acción militar sobre la retaguardia valenciana, así como hubo tantas otras. Xàtiva es un nudo ferroviario importante y en el momento del bombardeo aéreo en la estación se encontraba un convoy militar con un contingente de soldados de la Brigada 49, que se convirtieron en el objetivo de las bombas; y junto a ellos la población civil que había ido a despedirlos y que igualmente se vieron afectados por el bombardeo.
Monumento a las victimas del bombardeo de Xàtiva |
En total hubo 109 víctimas mortales, 96 de ellas en el momento del bombardeo y el resto en los días posteriores como consecuencia de las heridas producidas. Se dice que no tenía sentido ese bombardeo por el cercano desenlace de la guerra (ocurrió el 12 de febrero de 1939), peor tal vez para los estadistas esos eran los bombardeos más efectivos sobre unas tropas desmoralizadas que veían el fin de la guerra irremediable.
14. Al finalizar la guerra civil con la victoria del bando rebelde ¿Qué fueron los fusilamiento de Paterna y cuantos cuerpos se han encontrado las fosas del cementerio?
Tras la guerra civil comienzan a instalarse en el territorio valenciano unos tribunales militares encargados de juzgar a todos aquellos acusados de haber llevado a cabo algún tipo de acción, de la índole que fuese, que hubiese contribuido a frenar el triunfo de la sublevación llevaba a cabo tres años atrás, tanto en el frente como en la retaguardia, militares y civiles, hombres y mujeres, jóvenes y viejos; el fomento de la denuncia y la delación hizo que las prisiones se llenasen de preventivos y los tribunales actuasen sin descanso en un afán de implantarse sobre los derrotados, de desmontar toda posible oposición y de conceder venganza a aquellos familiares de las víctimas de la represión realizada durante los años anteriores sobre los supuestos enemigos de la República.
Acusados de Rebelión militar en sus diversos grados, una de las sentencias más común era la pena de muerte (o su inmediata inferior de 30 años y un día), cuya aplicación se llevó a cabo, por normal general, por fusilamiento, aunque también las hubo mediante el garrote vil. Las dictadas por los tribunales ubicados en la ciudad de València se aplicaron en las instalaciones militares cercanas al acuartelamiento de Paterna, un paraje conocido por los lugareños como El Terrer, donde se llevaban a cabo las prácticas de tiro por los soldados del mismo.
Los cuerpos de los ejecutados fueron enterrados en una inmensa mayoría en una serie de fosas comunes abiertas exprofeso conforme iban siendo necesarias para albergar más cuerpos, situadas en el primer cuadrante izquierdo del cementerio. Unas fosas rectangulares de 2 X 2,5 metros de lado y una profundidad variable en función de los cuerpos que iba a ir a parar a la misma: desde los apenas 2 metros de profundidad, hasta los siete metros que alcanzaron algunas de ellas.
Desde el mismo 3 de abril de 1939, apenas 3 días de haber sido ocupada oficialmente la ciudad, hasta diciembre de 1956, fueron ejecutadas un total de 2238 personas, concentradas entre mayo de 1939 y marzo-abril de 1943.
A diferencia de lo ocurrido en otros ayuntamientos, propietarios del suelo de los mismos, y con ello de las fosas y su contenido, en el de Paterna se han mantenido en su inmensa mayoría lo que ha permitido a los familiares realizar los trámites necesarios para la exhumación de las mismas. Aunque se sabe que algunos cuerpos pudieron ser exhumados en la década de los años 60, no ha sido hasta el 2007 en que comenzaron a realizarse exhumaciones de forma científica buscando lograr la identificación de los restos mediante pruebas de ADN, y la entrega de los mismos a los familiares interesados.
Aún no se han exhumado todas ni mucho menos, y no se el número de cuerpos que se han extraído ni el de los que quedan por exhumar, porque nadie lo sabe, pero fácilmente deben faltar por localizar al menos un millar de cuerpos (hubo traslados en el momento de la muerte; otros con posterioridad cuando la situación se hizo más permisiva; otros fueron enterrados en nichos individuales… y no hay constancia de nada de eso porque si las fosas han permanecido, el libro de registro de enterramientos fue hecho desaparecer).
15. ¿De que trata tu libro “El cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956)”?
Tras casi 40 años de investigaciones sobre el tema de la represión; tras tantas entrevistas con familiares, visión de documentales sobre el tema, bibliografía, conversaciones, entrevistas… sigo convencido de que no somos capaces de mirar más allá de nuestros intereses particulares.
Cuando terminé mi investigación sobre Paterna y sus más de 2.200 fusilados y enterrados en su cementerio, no podía entender la causa de esa masacre, y sobre todo el desconocimiento que sobre la misma tenía pese a haber realizado una carrera de Historia, y lo que es peor, ser vecino de Paterna; tal era la desmemoria de mis años de estudiante; ansioso por conocer, por llenar esa laguna de mi historia personal, me planteé lo de ampliar ese trabajo de historia local en uno que abarcase la tragedia de la posguerra en todo el País Valenciano como ya he indicado. Y me preguntaba el porqué, una vez acabada la guerra civil, siguió vigente un estado de guerra durante años que permitió a los militares juzgar y condenar a miles y miles y miles de civiles por lo ocurrido años atrás, en plena guerra.
Y aunque de eso si tenía alguna noticia por lo estudiado en la Universidad, y habían algunas cifras sobre víctimas, y se sabía de la existencia de algunos lugares emblemáticos como Paracuellos del Jarama, o la Cruz de los Caídos… la curiosidad me llevó a investigar si esas cifras facilitadas por diversos autores, plasmadas en las fachadas de las iglesias de los pueblos… eran ciertas. Y de nuevo recorrí todo el País Valenciano, y exploré los archivos de la Causa General, entonces no digitalizados como ahora sino custodiados en la lejana Madrid… y el resultado fue un libro sobre La Represión en la retaguardia republicana (País Valenciano 1936-1939). Y quedé igualmente asombrado.
Ambos libros se publicaron; uno de ellos se ha reimpreso varias veces; ambos libros sirvieron para sacar a la luz muchas cosas hasta el momento desconocidas para muchos, incluso para muchos familiares de las víctimas que aparecían reflejadas en sus páginas. Pero creo que no sirvieron para su objetivo. Los lectores de uno veían la gran tragedia de la guerra civil; los de otro la gran tragedia de la posguerra, sin entender que ambas estaban muy muy relacionadas.
Porque independientemente de la ideología política o sindical, de las creencias religiosas, de la posición social, todos perdieron la vida como consecuencia indirecta de una guerra que, al parecer, estaba lejos, pues no olvidemos que el País Valenciano siempre fue una zona de retaguardia. Y del mismo modo, no ven que la represión no afectó a un 2,5 ‰ de republicanos o a un 2,5 ‰ de partidarios de los sublevados (que no tenían porqué serlo, no lo olvidemos), sino a un 5 ‰ que sumar a las muertes producidas por la misma guerra, en el frente, sin olvidar lo que esas pérdidas supusieron para el posterior crecimiento natural de la población, entre otras cosas.
La intención de este libro es que el lector no pueda escapar de la realidad, que vea, aunque no quiera, ambas facetas de un mismo resultado, la muerte de miles y miles de valencianos que, como decía Goethe, No son toros ni mansos, sino víctimas humanas.
16. ¿Quién fue Peset i Aleixandre?
Joan Peset i Aleixandre fue un Rector de la Universidad de València, ejecutado en Paterna; una de las muchas “personalidades” que acabaron sus días en el Terrer frente a un pelotón de ejecución, en este caso acusado de Auxilio a la Rebelión por su pasado político de dirigente de IR, candidato a Cortes, diputado, etc.
Pesset i Aleixandre |
Pero también una condena inducida por cuestiones laborales al ser catedrático de la Universidad y regentar una plaza ansiada por otros con peso político importante tras el fin de la guerra.
17. ¿Cuáles dirías que fueron los pueblos valencianos que peor lo pasaron durante la guerra, post guerra y represión franquista?
Es complicado responder a esta pregunta, pues no hay una tónica; hay pueblos pequeños donde ambas represiones pasaron sin dejar huella, y en otros en cambio una u otra, o las dos, diezmaron sus ya escasos habitantes; y lo mismo ocurre con las de mayor volumen. Es tan amplio el abanico de afectados que es difícil trazar un patrón; pero labradores, jornaleros, obreros fabriles abundan en las listas, aunque no son exclusividad, pues junto a ellos hay abogados, maestros, comerciantes, albañiles, catedráticos de Universidad, magistrados, militares, fuerzas de seguridad, y hasta ministros. En uno y en otro apartado; durante la guerra fueron asesinados muchos sacerdotes y monjas (que no lo serían en la posguerra), pero también lo fueron labradores, jornaleros, albañiles o estudiantes; pero es cierto que hubo una clara diferencia social entre ambas represiones.
Numéricamente destacan las capitales provinciales, especialmente Valencia, donde más de 1400 de sus vecinos perdieron la vida como consecuencia de la represión, pero también destacan localidades como Rafelbunyol, Massamagrell, Ontinyent, Alcora, Alcoi, Alzira, Benaguassil… por sólo citar algunas.
Y luego tenemos aquellos que, si bien no tuvieron grandes pérdidas entre sus vecinos, fueron testigos mudos de las masacres que se llevaron a cabo, como Paterna, tanto durante los años del conflicto como después de acabado el mismo.
18. ¿De que trata tu libro “De la rereguarda a les presons”?
"De la rereguarda a les presons” es un ensayo sobre la historia reciente de Paiporta, como localidad de retaguardia al igual que el resto del País Valenciano, analizando la situación socio-económica en que se encontraba cuando llegó la II República, y como fue el devenir de la localidad en el periodo indicado de República, guerra civil y franquismo, centrándonos en las víctimas de la represión, sus causas y sus consecuencias, los sumarios de los mismos, los casos de ejecuciones se sentencias de pena de muerte o de largas condenas de reclusión. Una historia que puede extrapolarse a cientos y cientos de localidades españolas.
19. ¿El nuevo gobierno valenciano “govern del Botanic” se ha comprometido con la justicia y reparación de la memoria histórica?
Sin lugar a dudas está comprometido, un compromiso que, al igual que en otras comunidades surgió ante la negativa del gobierno central, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, de continuar con la aplicación de la Ley de Memoria de 2007, aprobada por su antecesor Rodríguez Zapatero, mediante la eliminación de la partida presupuestaria destinada a la recuperación de la memoria histórica. Coincidiendo con el desarrollo de las asociaciones memorialistas por toda nuestra geografía y su presión para continuar una labor que hacía años debería haberse iniciado, primero la Diputación de València y más tarde la Generalitat Valenciana inició toda una serie de proyectos, desde investigación, localización, recuperación documental, limpieza de símbolos franquistas de edificios y callejero, hasta exhumación de las fosas comunes de algunos cementerios.
Y lo más importante, la promulgación de una ley de memoria que ampliaba las competencias de la del 2007, al hacerse desde el País Valenciano y para el territorio del País Valenciano, sin por entrar en contradicciones con aquella. La pandemia y las necesidades más acuciantes que la misma ha generado, ha frenado sin duda un proceso imparable que, como siempre, se ve condicionado por los recursos económicos de que se disponga, y de la posibilidad o no de llevarlos a cabo (en tiempos de pandemia no pueden realizarse exhumaciones por ejemplo).