1. ¿Qué es en la actualidad Crida Comunista?
La palabra Crida es de difícil traducción al castellano. Se podría decir que significa “Llamamiento”. Nuestro origen fue un llamamiento para un proceso de unidad comunista, en el momento que en Catalunya se vislumbraba que se iba a desencadenar una gran movilización por el derecho a la libre determinación, para poder asegurar así, la dirección proletaria de dicha movilización. Si bien logramos agrupar a mucha gente, la propuesta no prosperó y se limitó a pequeños acuerdos puntuales, como el de la plataforma “comunistas pel Sí”, durante la celebración del referéndum del 1 de Octubre. La falta de éxito inmediato, desanimo a los que se impacientan con facilidad y que se habían hecho falsas ilusiones, no sólo con relación a la unidad comunista, sino con relación al desenlace del referéndum del 1 de Octubre y abandonaron nuestras filas.
En la actualidad Crida Comunista se sigue considerando una plataforma de unificación comunista, un movimiento de confluencia que pretende agrupar y organizar a los y las militantes comunistas de todo el país y de procedencias diversas (pero nos oponemos a la doble militancia) a través del debate y la acción, con el objetivo último de constituir el Partido proletario catalán entre todas, un Partido capaz de garantizar la influencia de la propuesta emancipadora dentro de la clase obrera y convertirla en clase dirigente.
Sabemos que la formación de este partido exige una implantación, elaboración política y capacidad de dirección de la lucha de clases en todo el país que por ahora nosotros no tenemos. No prevemos que este partido tenga que crearse a partir de nuestro único desarrollo, sino desde el crecimiento y la cooperación de diferentes núcleos y organizaciones comunistas que hoy todavía tienen un alcance limitado.
Para que el partido proletario catalán sea un hecho, es imprescindible contar con un número importante de militantes, salidos de la lucha obrera y popular, con un conocimiento sólido del socialismo científico. Para contribuir a ello, queremos poner en marcha diversos medios para el estudio y difusión del marxismo-leninismo y la reivindicación de la memoria-histórica revolucionaria, que sumaremos a otros medios e iniciativas ya existentes.
En cuanto a la gente que se incorpora a nuestras filas, sugerimos que se organice de forma comunista, para lo cual estamos trabajando para tomar la forma de organización comunista, como se puede ver consultado nuestra propuesta de documentos constituyentes.
2. ¿Cómo veis desde Crida Comunista la llegada del COVID 19 a Catalunya?
El escenario inicial de muertes y terror fue debido la ausencia de prevención. La protección sanitaria había sido instrumentalizada por gobernantes sumisos a la voluntad del capital de mercantilizarlo todo. El gobierno reconoció la gravedad del virus y tomó medidas sanitarias, para evitar un colapso hospitalario y para minimizar el impacto sobre la economía del capitalismo, algo difícil de coordinar. En un principio, mientras el gobierno español presentó sus políticas como si tuvieran barniz aparentemente progresista, el de la Generalitat quiso teñirlas de independentismo. En ambos, el deterioro inicial fue monumental. Faltaban camas y respiradores para la emergencia y protección para los sanitarios. Los test eran reducidos. Hubo dificultades para comprar medios que solucionaran las carencias y, al final, los importaron a precios altísimos y sufriendo más de un engaño .
3. ¿La sanidad catalana se ha colapsado por el COVID19?
Pese al espectáculo dantesco, no llegó al colapso. Nos salvaron la preservación de una parte de los derechos sociales, gracias a las luchas de los últimos año, y la labor excepcional de los llamados “trabajadores esenciales”.
4. ¿Los conspiranoicos y antivacunas también han aparecido en Catalunya?
Todo movimiento internacional repercute en Catalunya, como en otras partes del mundo. Nosotros, alejándonos de “posiciones negacionistas”, hemos explicado como el capitalismo ha abordado esta crisis con sus propios métodos. El Estado salió al rescate del capital con una inyección de dinero sin precedentes. Las vacunas han sido financiadas por los contribuyentes. El Estado adelantó el dinero para su producción y compró de forma anticipada millones de dosis. Después, las ganancias han sido para los accionistas privados. Incluso la compra del material sanitario se convirtió en negocio para los comisionistas.
Más allá del beneficio para el capital, las subvenciones selectivas a las grandes farmacéuticas apuntaban ya a una guerra política entre Estados, con las correspondientes provocaciones militares. Los gastos estatales de guerra han aumentado en todas las grandes potencias, en medio de la pandemia. La guerra de las vacunas expresaba otra guerra más cruel y era un preámbulo de lo actual.
5. Una gran parte de los/as comunistas en el estado español consideran que hay un colapso táctico al dejar las fuerzas en el trabajo parlamentario ¿Hoy en día sirve esta vía para obtener cualquier derecho? Autodeterminación, aumento del salario, nacionalización de las eléctricas....
Cualquier forma de lucha puede valer adecuándola a la coyuntura. Las elecciones movilizan grandes sectores de población y permiten conquistar escaños parlamentarios para dar a conocer nuestras posiciones y combatir y obstruir las posiciones de nuestros adversarios. El problema no es la herramienta parlamentaria, sino su uso equivocado e idealista. Las elecciones sólo son un momento que nunca es ajeno a la lucha de clases. Las consignas denunciando el carácter burgués de los parlamentos son necesarias, como lo son la denuncia del economicismo del movimiento sindical o el pactismo sin principios, pero no son suficientes, lo cual no equivale a la renuncia de la actividad sindical ni a realizar, en algunos casos, pactos. Pero la mitificación de la democracia burguesa y de sus parlamentos han hecho daño. Crida Comunista ha puesto al descubierto, repetidamente, los límites del reformismo. La ilusión reformista también se expresa en Cataluña, en la lucha de liberación nacional. Algunos llegaron a creer, y aún creen, en una posible una vía parlamentaria catalana a la independencia factible con un poquito de desobediencia y astucias. Otros, al ver que esta vía no tiene recorrido, optan por la vía posibilista, cooperando con las otras fuerzas reformistas que aceptan el régimen del 78, con lo que caen en otra variante de la mitificación parlamentaria.
El debate sobre reforma, parlamentarismo idílico y revolución es tan viejo como el capitalismo y la opresión nacional. La idea de que el capitalismo puede mejorarse gradualmente (e incluso superarse) mediante reformas no apareció por generación espontánea; se desarrolló cuando los partidos obreros y el movimiento sindical se integraron en la propia dinámica del sistema capitalista. Bernstein, Kautsky y el sanguinario Noske, fueron productos de su época y de unas condiciones materiales que perduran. La revolución es difícil y arriesgada y no se lleva a cabo cuando uno decide sino bajo unas condiciones que sólo aparecen excepcionalmente. Por el contrario, las reformas son más factibles y pueden prosperar dentro del sistema capitalista o bajo una situación de opresión nacional, aunque para conseguirlas haga falta luchar. Aliviar los sufrimientos de la gente dentro del sistema y participando en la actividad parlamentaria o en las tareas institucionales, es una opción respetable y, de hecho, forma parte de la lucha revolucionaria. Nosotros, por ejemplo, nos hemos implicado en las luchas sociales para mejorar el sistema público de pensiones, para ampliar el derecho al aborto, para arrancar el referéndum popular del 1 de octubre, para sacar a los presos políticos de la cárcel...., o para el derecho a la libre determinación.
Ahora bien, las reformas son reversibles, ya que el sistema también impulsa sus dinámicas recesivas y puede incluso hacerlo a través de los que inicialmente aparecían como reformistas, convirtiéndolos en contra reformistas. Basta pensar en Felipe González, Schröder o Blair. Ahora mismo, para la mayoría de la gente, está claro que el sistema capitalista imperante en el Estado español no les puede ofrecer un futuro seguro. Corremos el riesgo de ver reducidos los salariales reales, de ir al paro o de sufrir las consecuencias de los recortes sociales. En el terreno nacional, hay un potente intento por rebajar las ya reducidas competencias estatutarias. Tenemos políticos y dirigentes sociales, en la cárcel, mientras nos amenazan con nuevos encarcelamientos y detenciones. Esto no debe llevar a renunciar a las reformas y a la lucha democrática y social. Por el contrario, necesitamos programas y demandas para revertir la situación y mejorar las condiciones de existencia de la clase trabajadora, ensanchar los derechos democráticos y nacionales y arrancar la libertad de los presos políticos. Luchar por reformas, pues, no quiere decir, necesariamente, ser reformista. Rosa Luxemburgo ya destacó que los "revolucionarios son los mejores reformadores". Nuestra ventaja, en relación a los reformistas, es que concebimos la lucha por las reformas como una actividad por la mejora de la clase explotada, como un ensayo general, para llevar a cabo las futuras acciones revolucionarias y como un medio para organizar a los que deben ser los sujetos de la revolución. No lo hacemos, pues, con la esperanza de que al final el sistema se transformará y que a través de la acción parlamentaria se llegue a la liberación de clase y nacional. No sembremos falsas esperanzas. Lo hacemos con una perspectiva revolucionaria, sabiendo que delante tenemos un Estado español y capitalista con sus aparatos represivos militares, policiales y judiciales que operarán cuando la oligarquía española ve peligrar sus intereses. Sin esta perspectiva, sin esta visión sobre cuál es la verdadera realidad, la lucha por las reformas acaba sometida a las "limitaciones" del capitalismo y cuando, a través de la vía reformista y parlamentaria no se alcanzan las expectativas creadas y el Estado español capitalista actúa a su antojo, la población se desmoraliza y queda desamparada.
6. ¿Qué opináis del gobierno de UP/PSOE?
Unidas-Podemos no cree en la revolución, como piedra angular del cambio, tal y como nosotros la concebimos, o al menos eso se desprende de su programa. Piensa que el socialismo es una economía mixta con el Estado redistribuyendo entre los ricos y los pobres. No acepta que un capitalismo verde y humanizado no es posible. No comprende que la tasa real de beneficios es lo que mueve la conducta del capital y que eso determina el papel del Estado. No ve que los precios agregados del mercado se hinchan masivamente por encima de sus equivalentes de valor, que la fuerza de trabajo se desvaloriza y que el capital financiero no renunciará a sus privilegios y que, por lo tanto, el capitalismo es demasiado fuerte y perverso para domarlo. No comprende que las políticas económicas y sociales, bajo el actual sistema de relaciones sociales, no pueden contradecir al capital. No reconoce que España está atrapada dentro de la red imperialista de los EEUU y esto la obliga a una política internacional militarista y contraria a los pueblos y al servicio de la reacción. Este reformismo no es una opción. Y a pesar de ello, una actuación combativa de los reformistas y del movimiento sindical, puede ayudar a aumentar la conciencia de clase, si combate los intereses y las agresiones de la clase dominante y su gobierno. Pero este posible factor positivo se transforma en negativo al entrar en el gobierno.
Ya sabíamos que un gobierno del PSOE, acaba siendo un gobierno al servicio de la oligarquía y el imperialismo. La cuestión de fondo era saber si la entrada de Unidas-Podemos avalaría o rectificará esta dinámica. Nosotros ya anticipamos que si bien les dejarían hacer algunas mejoras puntuales en temas que para el sistema son subsidiarios, quedarían atrapados en la dinámica perversa de la gestión del sistema. Y esto dificulta la lucha, algo que el PSOE persigue desde hace tiempo. Nadie debería olvidar que el gobierno, más allá de cuáles sean sus componentes, se ve en la obligación de realizar las funciones diarias requeridas para el mantenimiento y el funcionamiento de la máquina estatal en todas las vertientes y también en la represiva y en la militarista. De una mala teoría y de un mal liderazgo suelen salir resultados malos y así ha sido.
¿Eso significa que somos contrarios a la entrada en cualquier gobierno? La vinculación entre lucha y acción de gobierno, que siempre es difícil, puede ser factible cuando se actúa en un gobierno municipal, o incluso en uno autonómico, pero es prácticamente imposible cuando alguien se coloca en un gobierno estatal. Por eso advertimos en su día que la entrada de Unidas-Podemos en el gobierno de Pedro Sánchez los llevaba a un cambio de trinchera y ahora han quedado militarizados en la trinchera del enemigo.
7. Se hablo de una unidad entre las fuerzas antifascistas tras la detención de Pablo Hasel en 2021 con las revueltas en Barcelona, Madrid, Valencia... ¿Cómo la unidad de los comunistas puede dar resultados positivos en la unidad antifascista?
La unidad de los comunistas traería resultados positivos en todos los frentes. Un problema de nuestros días es la inexistencia de partido comunista de masas. Es cierto que para construir la unidad comunista es importante asegurar previamente la cooperación en luchas puntuales y el antifascismo es un espacio favorables para ello. Lo mismo ocurre en la lucha por la libertad de los presos políticos, dentro de la cual se inscribe la libertad de Pablo Hasel. Sin embargo, es un error limitar la lucha contra el fascismo y por la libertad de los presos políticos a la unidad comunista.
Como seguidores de Dimitrov abogamos por alianzas amplias que hagan posible el frente unido. Ahora bien, de la misma manera que al querer trasladar las políticas apropiadas durante la Primera Guerra Mundial a la coyuntura que desencadenó la Segunda fue un error de esquematismo, en el que, por ejemplo, cayó el POUM, también lo sería trasladar a la situación actual todo lo que funcionó más o menos en los años 30, como si la situación fuera idéntica.
En este momento, uno de los grandes objetivos de los comunistas debe ser apoyar o iniciar movimientos de denuncia y resistencia ante este fenómeno aterrorizador que conlleva la aparición de las nuevas formas de reacción y de fascismo. Participamos en las acciones del movimiento antifascista y contribuimos a su ampliación. Sobre esta base, buscamos alianzas amplias. Al mismo tiempo, organizamos y difundimos nuestras posiciones comunistas específicas dentro y fuera de estas alianzas. En esta política de alianzas, la unidad de acción de la clase trabajadora es vital. Más allá de las fronteras ideológicas, trabajamos para que prosperen acciones comunes y combativas que unan todas las corrientes del movimiento obrero, o sea, trabajamos, a la vez, por un frente único proletario y por un frente unido democrático. Luchamos contra el capital pero también luchamos contra el fascismo que, al fin y al cabo, está a su servicio. ¡Queremos ser continuadores del legado antifascista de todos los pueblos del mundo y de sus tradiciones y aspiraciones democráticas!
8. ¿La defensa de la autodeterminación es esencial en la unidad antifascista y para romper con la legalidad del régimen del 78?
Es esencial para construir el frente unido y lo es, ciertamente, para poner fin al régimen del 78. La lucha de liberación nacional ha sido y es una lucha popular en la que los comunistas sostenemos que la clase obrera tiene un lugar y queremos que alcance el papel dirigente. Este lugar no se ocupa con consignas o con insultos a los posibles aliados. Tampoco subordinarnos a ellos. Se logrará con propuestas adecuadas, reorganizando la clase obrera y respetando a todos aquellos que pueden compartir nuestro camino. Propugnar una política unitaria no conlleva dejar de lado los intereses específicos de la clase obrera, intereses que los comunistas ponemos en primer plano. De hecho, cuando no se sabe defender los intereses de la clase a la que se quiere servir, no se tiene autoridad para hacer propuestas útiles para todo el movimiento de liberación nacional y se acaba cometiendo desviaciones oportunistas de derechas o de izquierdas.
La unidad popular, siendo crucial, no es un objetivo abstracto; la unidad se define por los objetivos alrededor de los cuales se construye. Los comunistas trabajamos por la revolución proletaria. Esto no quiere decir que únicamente nos preocupemos por la unidad del proletariado. La clase obrera nunca ha hecho sola una revolución. Aunque la clase obrera, y especialmente la organización comunista que quiere representar sus intereses, es quien puede asegurar que la revolución tenga una orientación proletaria, no es la única interesada en un cambio social. Hay otras clases interesadas en muchas de las finalidades que persigue la clase obrera. Por otra parte, la misma dinámica del desarrollo capitalista va creando cada vez más sectores confrontados con el grupo de los grandes capitalistas que ostentan el verdadero poder y subsumen al resto, lo que no quiere decir que el capital no tenga tentáculos para subordinarlos políticamente, como también puede subordinar a un abanico amplio de la clase obrera y llevarla a su molino. He ahí porque es imprescindible realizar un análisis científico de la actual situación económica, política y social y deducir de ella cuáles son los sectores sociales que pueden estar interesados en la lucha por la república catalana o que no tienen porque estorbarla.
A partir de ahí, y tomando como punto de partida la conciencia subjetiva que estas capas y clases desarrollan en la dinámica de la lucha de clases, debemos definir un programa reivindicativo y político, que a través de la lucha de masas, desarrolle y explicite esta convergencia entre la clase obrera y los demás sectores sociales partidarios de acabar con el régimen del 78. Este es un problema fundamental de la lucha de clases: definir el objetivo estratégico y construir el conglomerado de capas y clases interesadas en lograrlo. Al mismo tiempo, debemos definir quién debe tomar un papel dirigente y su política de alianzas en el seno de ese frente amplio de lucha. Aquí de nuevo chocamos con la tara derivada de la ausencia de un partido comunista de masas, marxista-leninista, ya que la estrategia global de la lucha revolucionaria debe ser elaborada por los comunistas. No lo decimos en plan presuntuoso. Lo consideramos una responsabilidad ineludible. Pero defendamos, a la vez, que sean las diferentes organizaciones de clase y de lucha las que construyan su propio programa político y reivindicativo para la etapa actual. Programas que deberán partir de las realidades específicas de cada frente de combate y reflejar el actual estadio histórico de la lucha de clases en general, convirtiéndose así en los elementos educativos de la conciencia popular, en los defensores de los derechos conquistados y en los organizadores de las luchas por nuevas conquistas puntuales. Esta concepción se evidencia en el papel de nuestra prensa y en la actividad de propaganda: nuestra revista política y los comunicados tienen unos contenidos eminentemente analíticos y teóricos, pensados para definir el debate y orientar la táctica de los comunistas y entre comunistas y elaborar un programa general. En cambio, consideramos que los programas electorales, las reivindicaciones obreras, las demandas del movimiento feministas o de otros colectivos sociales deben salir de los propios protagonistas a través de su propio debate y nosotros nos limitamos a participar con la voluntad de enriquecerlos y de aprender.
9. ¿Por qué defender a la burguesía catalana cuando esta forma parte del régimen del 78? Algunos de sus representantes ven con buenos ojos la vía eslovena para la independencia de Catalunya...
¿Qué quiere decir “burguesía catalana”? ¿Nos referimos a quienes poseen los principales medios de producción en Catalunya? ¿Nos referimos a los sectores burgueses que iniciaron la revolución burguesa en Catalunya y consideramos que son estos sectores lo que hoy aún dominan en Catalunya y exclusivamente en Catalunya, olvidando la integración de la mayor parte de ellos, en la oligarquía española? ¿O nos referimos a los sectores burgueses comprometidos, a su manera, con la lucha de liberación nacional? Responder estas preguntas es importante, tanto para saber contra quienes luchamos cómo para saber con quienes podemos construir alianzas puntuales.
La división entre explotados y explotadores, así como la división entre opresores y oprimidos, en términos generales, analíticamente es correcta. Nosotros las contemplamos e incluso sostenemos que de ellas se derivan las dos contradicciones sociales más importantes. Ahora bien, como en todo, se deben incluir matices, que sólo se pueden hacer teniendo claro cuál es el papel del Estado en las democracias burguesas y en los territorios plurinacionales donde este Estado dispone de mecanismos de descentralización, como son las comunidades autónomas y los ayuntamientos regulados por la autonomía municipal.
Para algunos el conflicto es exclusivamente entre burgueses catalanes – como si la oligarquía española y el capital internacional no operaran en Catalunya- y un proletariado que suponen puramente internacionalista. Para otros el conflicto es entre independentistas y no independentistas.
Es evidente que la lucha por la liberación nacional conlleva la formación de un amplio bloque social, un hecho que no significa, en ningún caso, que los que no se incorporan a este bloque deben ser considerados como enemigos ni que no se puedan establecer otro tipo de alianzas que no sean las alianzas entre independentistas o que el marco de alianzas deba quedar acotado al territorio de los Països Catalans.
El conflicto entre opresores y oprimidos se relaciona con el conflicto entre explotados y explotadores. Al entrar en este terreno, de nuevo algunos caen en el mecanicismo y creen que la lucha por la liberación nacional y social siempre van aparejadas o que progresan al mismo ritmo, como si de hermanas siamesas se tratara. Ahora bien, el hecho de que lucha social y lucha nacional no vayan siempre al mismo ritmo, no quiere decir que no debemos intentar asociarlas y sobre todo debemos evitar que el avance de una sea visto como un freno para el avance de la otra o como un olvido. En este sentido, no es aceptable jugar al "patriotismo" diciendo "primero la independencia" y luego ya veremos.
El manifiesto Comunista contemplaba la posibilidad de que el proletariado pueda aceptar en situación subsidiaria la lucha por reivindicaciones propias de la revolución democrática-burguesa cuando el desarrollo de las fuerzas productivas no permite otro planteamiento, cuando el proletariado es sólo una clase incipiente y cuando la burguesía era toda ella revolucionaria y luchaba contra el feudalismo. Pero los territorios bajo dominio del Estado españoles son ya territorios donde domina el modo de producción capitalista en su etapa imperialista y el Estado, ahora bajo la forma que le dio el régimen del 78, es un instrumento que permite esta dominación.
Vayamos ahora, al tema de la famosa vía eslovena a la independencia, pues evidencia una de las taras del movimiento de liberación nacional catalán, en una coyuntura de ausencia de partido proletario y en la cual, la dirección queda en mano de fuerzas burguesas.
10. ¿Tiene algo que ver la situación española y catalana actual con la de Yugoslavia y Eslovenia de hace unos años?
La Yugoslavia presidida por Tito era un Estado federal, algo que deberían tener muy presente quienes apuestan por el federalismo. Pero era un federalismo de verdad: una unión libre de pueblos soberanos, decidida tras derribar el fascismo y apostar por un proceso de construcción de una sociedad socialista. De hecho, inicialmente, más que un Estado federal, Yugoslavia era una confederación. Se reivindicaba como una unión federativa de republicas socialistas. La destrucción de la Federación Yugoslava y la aparición de naciones independientes, entre las que se encuentra Eslovenia, respondió a causas internas y externas. Ni unas ni otras son equiparables al conflicto existente entre los que reivindiquemos las libertades nacionales de Cataluña y los que se niegan a reconocer nuestro derecho a la libre determinación y quieren recortar los minúsculos derechos nacionales de los que hemos podido disponer en las últimas décadas.
No nos extenderemos en las causas internas, si bien consideramos exagerado atribuirlo todo a un "supuesto nacionalismo" de todos y cada uno de los contendientes. Yugoslavia se desintegró cuando lo hizo el llamado bloque socialista. Aunque no formaba parte del Comecon, sí que mantenía importantes intercambios comerciales. Formaba parte, a su vez, de los países no alineados, un bloque que a partir de la época de Reagan quedó prácticamente marginado de la escena internacional. Por otra parte, su modelo "socialista" era muy peculiar ya que se basaba en un sistema de autogestión de unidades económicas independientes que más que cooperar competían, mientras que el Estado intentaba neutralizar los desequilibrios entre las partes más y menos desarrolladas de la federación, unos desequilibrios que, desgraciadamente, no habían desaparecido después de muchos años de supuesta construcción del socialismo. No es este el momento para debatir cuál es el modelo más adecuado para construir una sociedad socialista. Esto no nos debe privar de recordar que corrientes de la izquierda socialista tuvieron, durante años, como señal de identidad la reclamación de la democracia industrial, o sea, la reclamación de que la democracia se implante en los centros de trabajo. Esta es todavía una reivindicación a partir de la cual mucha gente de izquierdas construye sus estrategias. Pero ¿qué significaba esto? ¿quiere decir que garantizar los derechos democráticos a los trabajadores, sin modificar el carácter privado de los medios de producción, ya es suficiente? ¿Significa establecer un régimen de tipo cooperativo? ¿Conlleva impulsar la autogestión? El socialismo significa garantizar la democracia para la clase obrera en su conjunto, no sólo para los trabajadores en su puesto de trabajo particular. Sólo la democracia amplia y pública puede organizar y planificar la producción pensando en los intereses de la colectividad y garantizar una relación armoniosa con la naturaleza. De lo contrario, la democracia se limita, simplemente, a una colección de empresas, aparentemente sin ánimo de lucro, pero que compiten las unas con las otras. De esta manera no se supera el consumismo ni la anarquía en la producción. Una democracia limitada a la empresa conlleva que la gestión de la producción y de los recursos se basen sólo en el libre mercado, incluso con régimen de autogestión. En estas condiciones no se garantiza el bienestar y la supervivencia de la especie humana y tarde o temprano la crisis acaba estallando. En Yugoslavia estalló y lo hizo de manera catastrófica.
La situación interna en el Estado español es y ha sido radicalmente diferente. Mientras Yugoslavia apostaba por una federación, por el socialismo y por la no alineación, después de derribar el fascismo, en España se consolidaba un estado fascista, basado en la opresión nacional, dispuesto a impulsar el capitalismo y subordinado al imperialismo de los EE.UU. El proceso de reforma del franquismo que dio lugar a la monarquía parlamentaria no significó una ruptura con esta dinámica sino una adecuación, integrando plenamente el Estado español al orden capitalista mundial, a través de su adhesión a la Unión Europea y la OTAN. Nada más lejos, pues, de la situación que permitió el estallido de Yugoslavia.
Pasemos ahora a las causas externas, caracterizadas por una implicación de algunas potencias europeas como por ejemplo Alemania, y de los EE. UU, que perseguían cuatro objetivos: (1) preservar la alianza militar de la OTAN, pese a la desintegración del Pacto de Varsovia; (2) anular los compromisos históricos de la Carta de las Naciones Unidas sobre la no injerencia y el respeto de la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de todos los estados; (3) ridiculizar la Unión Europea poniendo al descubierto su incapacidad de actuar cuando se producía un conflicto militar a su lado para luego poderla dominar mejor; (4) y, por descontado, desmantelar el último reducto económico y social del continente europeo que aún no se había incorporado a la nueva dinámica del capitalismo, caracterizada por lo que hemos conocido como mundialización neoliberal. Nada que ver, pues, con la situación del Estado español, caracterizada por su integración cada vez más pronunciada en la OTAN, arrodillado al servicio de esta alianza militar de quien dependen sus fuerzas armadas y con su territorio situado en un lugar privilegiado y plenamente implicado en las políticas neoliberales.
11. ¿Por qué se ha dado el debate entre dos extremos de la izquierda donde por un lado existe un feminismo liberal/posmoderno y unos sectores del movimiento comunista que no se identifican con ninguna vertiente de este?
Siempre hubo una división entre feminismo y marxismo. La forma que ahora toma esta división es diferente, pero se reafirman los mismos patrones porque todavía operamos dentro de la sociedad capitalista.
La lucha por la emancipación de las mujeres es inseparable de la lucha por la emancipación humana, es decir, la lucha por acabar con la sociedad de clases y con todas las formas de opresión social que ésta produce. Hoy se impulsan luchas concretas sobre aspectos de la opresión de las mujeres, pero las victorias conseguidas sólo pueden ser parciales y temporales mientras reine el capital. La base material para eliminar completamente la causa del sufrimiento femenino requiere una transformación social revolucionaria. Esto sólo se conseguirá con la creación de un partido comunista de masas, basado en un programa revolucionario y formado por mujeres y hombres unidos por el marxismo-leninismo.
Muchas feministas creen que los comunistas tienden a ver los derechos de las mujeres como algo que debe esperar hasta después de la revolución y hay que reconocer que algunos planteamientos supuestamente comunistas animan esta creencia. Pero la izquierda revolucionaria siempre ha visto la lucha por la libertad de las mujeres como fundamental para la lucha por un futuro socialista, o sea, como una parte de nuestro presente. La lucha contra la "opresión particular" de las mujeres y de otros grupos oprimidos (minorías raciales, étnicas y sexuales) será crucial para reunir las fuerzas necesarias para desafiar al enemigo. Este desafió es impensable sin la participación activa de la parte femenina de la población. Pero esto también es cierto para la parte masculina. No sólo es contraproducente intentar acabar con la opresión de las mujeres sin perspectiva de clase, sin superar la tiranía capitalista. También se ha demostrado que esto provoca el abandono de las mujeres más necesitadas de libertad: las mujeres trabajadoras y las mujeres más pobres y oprimidas del mundo.
El feminismo, incluso en su apariencia "socialista", tiende a priorizar la emancipación de las mujeres por encima de todos los demás problemas, o al menos quiere abordar el tema de las diferencias de clase junto con la segregación de género, equiparando la opresión de clase con el "patriarcado". Esto lleva a ciertas feministas a enfatizar la autonomía de las organizaciones de mujeres. La tradición bolchevique, en cambio, aboga por la creación de un movimiento comunista de masas para mujeres (y organizaciones de otros estratos oprimidos) como organizaciones de transición centradas en la movilización revolucionaria de las mujeres . Para ser efectivas, estas organizaciones también se afirma que deben tener una gran autonomía, en el sentido de que puedan decidir cómo emplear sus fuerzas y qué prioridades seguir en cada momento. Pero ejercen esta autonomía como parte de una división del trabajo revolucionario en un movimiento común que se adhiere a un programa revolucionario compartido.
Donde se diferencian los marxistas de las feministas es cómo se lucha por conseguirlo. El tejido profundo de las relaciones sociales que condicionan todos los aspectos de la vida —incluidas las relaciones entre hombres y mujeres— no puede determinarse a nivel individual, ni por un proceso que enfrente a mujeres con hombres. El acoso sexual, la agresión sexual y las desigualdades entre hombres y mujeres individuales reflejan la opresión económica y social creada por las profundas desigualdades de poder, estatus y recursos económicos. El comportamiento individual puede modificarse, y la presión social puede ser utilizada para reducir la incidencia de estos abusos pero no se puede olvidar cuál es el trasfondo social y económico que lo alimenta. Los marxistas luchamos por una sociedad donde todo el mundo pueda expresar su propia sexualidad, libre de cualquier coacción legal o económica.
Tomemos como ejemplo la cuestión de las violaciones y el acoso sexual. Ninguno de los dos es aceptable, pero se trata de actos de diferente magnitud que merecen respuestas y consecuencias muy diferentes para el perpetrador. El sistema de justicia burgués es notoriamente malo para lidiar con las violaciones pero lo es más aún para evitar el acoso. Cuando el acosador es un capitalista o un mando de la empresa, atreverse a denunciar comporta desafiar a la clase dominante y en muchos casos se acaba con la recisión laboral del acosado. Por el contrario, en más de una ocasión se han utilizado acusaciones infundadas contra sindicalistas o contra personas a las que se quiere quitar de en medio como pretexto para el despido o incluso para el encarcelamiento. Pensemos por ejemplo, en las acusaciones contra Julián Assange que sirvieron de pretexto para su detención.
12. ¿Por qué el feminismo va unido a la liberación nacional?
La mujer trabajadora sufre doblemente la explotación. Primero sufre la explotación a la que está sujeta como parte de la clase trabajadora en su conjunto. Luego la padece de una manera particular, al ser frecuentemente tratada de manera peor en comparación a sus hermanos de clase masculinos. Si además forma parte de una nación que sufre opresión nacional, entonces ella también la sufre, con lo cual deberíamos hablar de doble explotación y de opresión.
El capitalista trata la fuerza de trabajo de las mujeres peor que la de los hombres, porque el orden familiar burgués y la división capitalista del trabajo las ha relegado durante tiempo a un papel subsidiario y lo sigue haciendo. Esto se pone de manifiesto cuando las mujeres reciben salarios entre un 20% y un 30% inferiores a los de los hombres o cuando se establecen categorías consideradas femeninas para justificar condiciones laborales más precarias que las del resto.
Por otro lado, el orden burgués ha atribuido a las mujeres, desde sus inicios, el trabajo doméstico y las tareas de cuidado y las vinculadas a la reproducción. Pero este trabajo no es estrictamente explotación capitalista cuando se lleva a cabo en el propio domicilio, porque no se produce para el intercambio mercantil bajo las órdenes del capital, sino para cubrir las necesidades propias, unas necesidades que el capitalismo inicialmente no cubre. No obstante, el proceso generalizado de mercantilización también mercantiliza muchas de estas actividades, especialmente ahora que una parte importante de mujeres se incorporan al trabajo asalariado. Al llegar a este punto, una parte de estas actividades mercantilizadas se atribuyen a las mujeres asalariadas, generalmente bajo condiciones laborales más precarias que las del resto de la clase trabajadora.
El trato discriminatorio que en general sufren las mujeres trabajadoras, en algunos aspectos también afecta al resto de las mujeres. Todas las mujeres y niñas en la sociedad capitalista pueden verse afectadas por la opresión sexista, incluso si no pertenecen a la clase trabajadora, desde las profesionales, campesinas, académicas, enseñantes, estudiantes e incluso muchas mujeres burguesas. La asignación en exclusiva a las mujeres del trabajo doméstico y la gestión familiar, implica dependencia económica de los hombres, control de la sexualidad y violencia de género. La moral burguesa, la asignación de funciones a través de la tradición, las creencias religiosas y el sexismo actúan como método para destruir la autoconfianza de las mujeres y las niñas y refuerzan esta discriminación.
Por su situación específica, el movimiento combativo de mujeres y sus reivindicaciones deben estar presentes en todo el abanico de cuestiones de la vida y el trabajo: los salarios, las pensiones, la reducción de la pobreza, el cuidado de los menores, la atención de la salud, la ayuda a la dependencia, la inmigración o la protección del medio natural.
Los comunistas damos mucha importancia a las reivindicaciones de las mujeres proletarias y a su encuadre clasista dentro de los sindicatos y partidos obreros. Pero no pensamos que deban separarse de las luchas que pueden compartir con las mujeres de otras clases sociales, escudándose en el hecho de que ahora mismo, la mayoría de los movimientos unitarios tienen una fuerte influencia de las mujeres burguesas. Este problema no se resuelve abandonando los movimientos unitarios sino trabajando para asegurar que tengan dirección proletaria.
La lucha por la liberación de las mujeres viene de lejos. Siempre ha habido mujeres que no han aceptado su discriminación. Pero nunca antes en la historia de la humanidad la lucha de las mujeres había alcanzado las dimensiones que tiene hoy. La liberación de las mujeres, al igual que la emancipación del proletariado, requiere un determinado desarrollo de las fuerzas productivas que permita socializar el trabajo, la alimentación, la educación, la salud, la convivencia humana, la cultura y el compromiso social y las relaciones basadas en el amor, superando todas las formas de explotación y opresión y ahora este desarrollo ya se ha producido.
Cada día más mujeres se están convirtiendo en parte de la clase trabajadora. En muchas partes del mundo ya forman la columna vertebral del movimiento combativo de mujeres y también son la vanguardia de la lucha obrera en diversas partes del mundo. Las lucha de las mujeres están cada vez más politizadas, dirigidas contra la política de derechas, contra el fascismo y contra la guerra.
La supuesta igualdad entre hombres y mujeres se ha convertido en una de las mentiras centrales en la vida de las sociedades capitalistas. La igualdad legal formal es, por descontado, un avance histórico inmenso, como lo es, por ejemplo, el derecho universal al voto, pero todavía hay brechas entre el texto legal y la realidad. La regulación legal se puede mejorar y los comunistas luchamos por mejorarla, pero sabemos que dentro del sistema capitalista, la auténtica libertad nunca se conseguirá, a pesar de todas las luchas necesarias. Las condiciones para la liberación de la mujer sólo se podrán alcanzar en una sociedad socialista. Dado que la lucha por una sociedad socialista en nuestro caso va asociada a una revolución de clase y nacional, la lucha de liberación de la mujer también va asociada a la liberación nacional.
13. ¿Existe una incomprensión desde el MCE (Movimiento Comunista Español) con la defensa de la plurinacionalidad, derechos sobre el uso de las lenguas periféricas...?
Aparentemente no. Todos los partidos llamados comunistas suelen incorporar el derecho a la libre determinación. Lo que ocurre es que, en el caso español, la experiencia histórica demuestra que este derecho suele ser siempre uno de los primeros que se abandonan. Hay, ciertamente, algunos descerebrados que construyen extrañas teorías contrarias a este derecho y que de entrada ya niegan el carácter plurinacional del estado español. Pero de momento no son significativos. Históricamente, pese a todas las diferencias existentes entre aquellos que se han autoproclamado comunista, se ha considerado que la lucha de liberación nacional es fundamental para una revolución democrática en España. Aquí coincidían Maurín, Nin, José Díaz y Joan Comorera, entre otros. La recuperación de sus escritos junto a un análisis pormenorizado de la situación actual, nos pueden ayudar a mejorar la comprensión.
14. ¿Por que en Catalunya se celebra el 11 de Septiembre como un día nacional?
Así lo decidió el Parlament de Catalunya y ya lo había hecho antes, la Assamblea de Catalunya. Durante la Segunda República el 11 de Septiembre fue siempre una fecha señalada para la reivindicación nacional. Durante la Guerra Civil tomó un marcado cariz antifascista contando con la participación de todos los antifascistas incluida la CNT. La elección de la fecha no es arbitraria. Rememora la derrota de 1714 en la Guerra de Sucesión, cuando Barcelona cayó en manos de las tropas españolas de Felipe V de Borbón, tras 13 meses de resistencia. Aquella derrota significó para Cataluña la pérdida de su soberanía nacional. Con la promulgación del Decreto de Nueva Planta se abolieron las instituciones catalanas, las libertades nacionales y las leyes propias, prohibiendo el uso del catalán y las manifestaciones culturales catalanas. La razón es similar a la que llevo al País Valencia a proponer el 25 de abril, como Diada Nacional, rememorando la derrota de la Batalla de Almansa de 1707.
15. ¿Quién fue Gustau Muñoz?
Gustau Muñoz, fue un militante de la Unión de Jóvenes Marxistas-Leninistas, asesinado a los 16 años, el 11 de septiembre de 1978, año que toma cuerpo el llamado régimen del 78. Su asesinato tuvo lugar en una manifestación 1/ contra las fuerzas de ocupación, 2/ en apoyo a la liberación nacional, 3/ en defensa de las luchas combativas del movimiento obrero i 4/ de denuncia del gobierno español que había entregado el Sahara a su aliado marroquí, lo que significó la primera gran traición española al Frente Polisario. Con el asesinato de Gustau Muñoz el régimen monárquico del 78 nacía con las manos sucias de sangre. Unas manos que sus promotores ya se habían manchado antes, no sólo con las condenas a muerte y ejecuciones, sino también con otros asesinatos, algunos poco conocidos todavía, como el perpetrado en Reus cuando se obligó a Cipriano Martos, militante del PCE (marxista-leninista) a tragar el líquido de un cóctel Molotov, ocasionándole una agonía y muerte horribles.
Nosotros nos sentimos obligados a recordar, con cierto dolor, que todos los partidos que la prensa oficial etiquetó en los años 70 de extrema izquierda, apoyaron todas las luchas obreras, fuera quien fuera quien las encabezara. Movilizaron sus activos a raíz del llamado proceso 1001 contra Camacho, Sortorius y otros. Aquella solidaridad no fue siempre retornada. Algunos se desentendieron cuando Gustau Muñoz fue asesinado y cuando luego muchos de sus camaradas fueron encarcelados, como ya lo habían hecho cuando fue asesinado Cipriano Martos y como lo hacen ahora al desentenderse de la lucha por la libertad de todos los presos políticos. Esta falta de solidaridad, la han querido justificar diciendo que no compartían sus maneras de actuar. Olvidan que la solidaridad nunca es solidaridad con uno mismo. ¡Es solidaridad con el otro! La izquierda revolucionaria tampoco compartía en los 70, todas las maneras de actuar de los encausados en el proceso 1001, pero esto no fue impedimento para mostrar y organizar la solidaridad. Lo que explica las actuaciones cobardes y faltas de solidaridad de algunos supuestamente de izquierdas es que no quieren mojarse porque están inmersos en sus cavilaciones electorales e imbuidos en las normas del sistema: Ven volar una piedra o un petardo en una concentración y creen que es un obús. Les han explicado que en tal o tal manifestación se lanzaron algunos Molotov y se piensan que se disparaban misiles. Escuchan, en los informativos manipulados, que alguien ha vertido pintura y creen que se están empleando armas de destrucción masiva. Ven quemar un contenedor y se horrorizan, mientras quedan indiferentes ante las acciones imperialistas que provocan muerte y destrucción. Además de otras taras, tienen miedo, mucho miedo y nos lo quieren contagiar.
Y desgraciadamente, esta manera cobarde y sesgada de comportarse, también la encontramos con las conductas puntuales y desenfocadas de algunos sectores del independentismo. Nada de esto, sin embargo, nos lleva a menospreciar las posibilidades de impulsar la lucha unitaria de la que queremos ser promotores. Nada de esto nos llevará a actuaciones sectarias. Ahora bien, la apuesta por la unidad no nos obligará a renunciar de los principios y a ejercer la crítica de todo aquello que consideramos nocivo para la liberación de clase y nacional.
Gustau Muñoz era un joven catalán revolucionario que se preparaba para estar siempre al lado de la lucha obrera. Pero lo hacía en su condición de marxista-leninista. Y ser marxista-leninista quiere decir tener clara la necesidad de implicar a la clase obrera en la lucha política y de construir un partido proletario para convertirla en clase dirigente. Quiere decir tener claro cuál es el carácter clasista del Estado, para evitar malentendidos y no creer que por el simple hecho de tener una fachada democrática, el Estado dejará de ser un aparato represivo. Quiere decir entender que las revoluciones no las hacen las minorías sino las masas populares y que para hacerlas hay que forjar una política amplia de alianzas como un elemento más de una estrategia general. Ser marxista-leninista quiere decir saber utilizar en cada momento las formas adecuadas de lucha, pero teniendo presente que varían en función de la coyuntura. Ser marxista-leninista quiere decir ser internacionalista y solidario. Y ser marxista-leninista quiere decir adherirse a la causa comunista de por vida.
Martin Villa y sus policías que dispararon traicioneramente a Gustau Muñoz querían acabar con los marxistas-leninistas. Llevaron a cabo un acto criminal que significó un duro, doloroso y terrible golpe para los militantes del PCE(i), partido al que estaba vinculada la Unión de Jóvenes Marxistas-Leninistas. La tragedia se acentuó unos meses después, al morir Jordi Martínez de Foix y Llorenç, fundador de la Unión de Jóvenes Marxistas Leninistas, en unas circunstancias que aún no se han aclarado. Pero a pesar de todos estos golpes, a pesar de todos estos sufrimientos, no eliminaron la semilla de la lucha.
El mejor homenaje que ahora podemos hacer a Gustau Muñoz es, por un lado, seguir trabajando para que el asesinato no quede impune. Y por otro, no apartarlo nunca de nuestra memoria y continuar su ejemplo haciendo que aquella semilla que los criminales quisieron abortar, florezca de nuevo con la organización de una fuerte corriente marxista-leninista, con todo lo que ello implica y con todas las consecuencias que de ello se derivan. ¡Esta es la contribución que hoy podemos hacer a la causa comunista, patriótica e internacionalista que era, al fin y al cabo, la causa de Gustau Muñoz!
16. ¿Por que apostar por unos PP.CC (Països Catalans)?
La realidad de los Països Catalans entendido como unos vínculos culturales, de lengua, de historia común... son innegables. Como también es innegable que la realidad política, la conciencia social y nacional, y los ritmos son diferentes. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Sin duda, entramos en otro tema históricamente polémico para el movimiento comunista. Hay que decir que demasiadas veces se ha caído en descartar -unos- o defender -otros- rápidamente un modelo; o lo que es lo mismo, siempre ha habido una falta de reflexión, de debate abierto y de teorización entre posturas. Hay que abordar este tema con valentía y hacer una apuesta netamente marxista y no identitaria, de construcción nacional en el Principat de Catalunya y en los Países Catalanes, aceptando la ley de desarrollo desigual en la lucha de clases, que los marxistas debemos conocer y respetar. Sólo así se romperán dinámicas negativas y se podrá avanzar realmente en un proyecto de emancipación.
17. ¿No es étnico y ultra nacionalista apoyar un proyecto nacional con País Valencià, Principat Catalunya y Illes Balears solo por tener una lengua y cultura común?
Esto ya lo hemos respondido con la pregunta anterior. Todo proyecto de lucha de liberación nacional puede tomar derivadas de nacionalismo chovinista. En todo caso, creemos que en los últimos años ha quedado claro que en el Principat de Catalunya, el País Valencia i les Illes, de la misma manera que hay punto de convergencia, también hay particularidades y dinámicas distintas. Lo que si queremos destacar es que, al igual que ocurre con otras partes del Estado español, la izquierda española debería ver la reivindicación del Països Catalans, no como un obstáculo, sino como uno de los elementos interesantes para acabar con el Régimen del 78 y para impulsar una revolución democrática y emancipatoria en todo el territorio del Estado español.
18. Hacéis muchos comunicados de internacionalismo ¿Por que no defendéis la Revolución de Rojava si apoyáis la autodeterminación de Catalunya?
La pregunta nos obliga a analizar la guerra en Siria. La llamada por Occidente guerra civil, con el apoyo solidario de Rusia, se ha convertido finalmente en una lucha que el occidente imperialista está utilizando para construir un frente de guerra contra la influencia de Rusia en Siria, contra la economía rusa y para dificultar la reconstrucción de Siria y la consolidación de la paz.
Se ha demostrado la importante ayuda armamentista a los musulmanes radicales dentro de la oposición siriana por parte de los países de la OTAN (sobre todo Turquía). Sobre esto, la prensa occidental calla. Algunos supuestos revolucionarios todavía sueñan con una revolución de colores en Siria, como en su día soñaron con una revolución en Libia, ayudando indirectamente al linchamiento de Gadafi.
Toda la construcción sobre las figuras de la oposición siriana, que a menudo se conocen como "rebeldes" en los medios occidentales, no tienen conexión con lo que realmente está pasando. Durante años, varias facciones de musulmanes radicales, desde Al-Qaida hasta el Estado Islámico, han gozado de hegemonía sobre la oposición. Al esconder este hecho se han provocado ilusiones increíbles sobre los oponentes de Assad.
La estrategia occidental es balcanizar Siria en una infinidad de mini-estados liderados por señores de la guerra locales o milicias islamistas. Pero una de las dificultades para conseguir que aliados y vasallos la lleven a cabo es que cada uno tiende a tener sus propias agendas que se excluyen mutuamente e incluso cuenta con aliados internacionales diferentes, pues no olvidemos que Turquía, Araba Saudita, Qatar y los EEUU, entren otros, están interviniendo para derrotar a Assad y a los rusos. Los kurdos sugieren que la partición de Siria debe llevarse a cabo comenzando por las zonas kurdas. Esto se debe a que los combatientes kurdos, con un importante apoyo aéreo norteamericano, lograron expulsar al ISIS de su territorio al noreste de Siria. Su agenda, pues, coincide con la agenda Occidental.
Históricamente, el pueblo kurdo ha sido oprimido por los gobernantes de Turquía, Siria, el Iraq y Irán, cuyas fronteras atraviesan la llamada patria kurda. Ankara se opone a la creación de cualquier cosa que se parezca remotamente a un estado kurdo en Siria, sobre todo porque la fuerza dominante allí son los combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, ala militar del Partido de la Unión Democrática [PYD]). El PYD es la rama siriana del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una formación guerrillera de izquierda nacionalista pequeñoburguesa con sede en el sureste de Turquía. Esta particularidad ha alimentado las simpatías de parte de la izquierda occidental.
El ejército turco ha intentado repetidamente derrotar al PKK durante los últimos 35 años, matando a más de 40.000 personas, la mayoría kurdas. Esta campaña ha costado a Ankara centenares de millones de dólares, pero el PKK ha continuado siendo un factor importante en la región. Las YPG/PYD intentaron inicialmente mantenerse al margen de la guerra entre el régimen de Assad y los insurgentes sunnitas. Cuando Assad retiró sus tropas de las zonas kurdas a finales de 2012, las YPG tomaron el liderazgo entre las minorías amenazadas por los yihadistas e iniciaron una experiencia supuestamente comunalista que algunos han visto como referente de “su futura sociedad post capitalista”.
Mientras los combatientes del ISIS barrieron gran parte de Siria y el Iraq, el PKK vio una oportunidad para salir del aislamiento diplomático proporcionando protección a las compañías energéticas extranjeras que explotan yacimientos de petróleo cerca de la ciudad iraquí de Kirkuk. Los combatientes del PKK también rescataron a miembros de la minoría yazidita de habla kurda que habían sido capturados por ISIS, evento que fue muy publicitado en los medios occidentales para generar apoyo a la intervención. Luego hubo el asedio del ISIS a la ciudad kurda de Kobane en la frontera norte de Siria en el otoño de 2014. Los turcos se negaron a dejar que las municiones y los refuerzos atravesaran la frontera para los defensores de las YPG, pese a que los funcionarios norteamericanos hablaron de razones "humanitarias". Tras una lucha desesperada, los combatientes kurdos, con el apoyo aéreo norteamericano, consiguieron romper el asedio de Kobane, mientras que los ataques aéreos turcos apuntaban a las bases del PKK en el Iraq. Todo esto resulta muy curioso, pues Turquía y los EE.UU son socio militares dentro de la OTAN. Además, durante años, Washington ha proporcionado a Ankara información de inteligencia sobre el PKK, que continúa en la lista oficial de organizaciones "terroristas" de los EEUU. De momento, Washington ha intentado esquivar el problema haciendo ver que las YPG y el PKK son entidades separadas.
Pero entramos directamente en el tema del comunalismo utópico del PKK y el derecho a la autodeterminación de los kurdos que es lo que realmente encanta a una parte de las izquierdas "progres".
El PKK y su fundador encarcelado, Abdullah Öcalan, afirman haber rechazado el modelo organizativo monolítico “maoísta-estalinista” a favor del anarcolocalismo, lo que se ha convertido en el juguete de numerosos izquierdistas extranjeros que celebran el "experimento democrático" que el PYD/ YPG está llevando a cabo en cantones de Rojava. A los anarquistas, por supuesto, esto también les encanta, con lo cual se produce una concurrencia entre supuestos marxistas-feministas y anarquistas.
Los ayuntamientos de Rojava gestionan el suministro de bienes y servicios necesarios para la supervivencia en condiciones de guerra. Los residentes tienen un control democrático importante sobre la organización local, y se intenta garantizar la igualdad de derechos de las mujeres, así como de las minorías étnicas y religiosas, lo cual nos parece bien. Pero estas medidas no representan una amenaza seria para la supervivencia de las estructuras de clases y clanes existentes. El artículo 41 de la Constitución de los Cantones de Rojava, por ejemplo, garantiza claramente los derechos de propiedad.
La supuesta transformación de Öcalan en la cárcel lo ha llevado a una falsa esperanza anarquista que sueña con la modificación semiespontánea del poder estatal capitalista incorporando como elemento clave de la nueva doctrina del PKK a la "modernidad democrática", basada en la modificación, y no en la abolición, de las relaciones de propiedad capitalista y de la explotación a ellas asociada. El PKK, pues, es una más de las muchas organizaciones que han llegado a conclusiones abiertamente reformistas en un intento de encontrar una "tercera vía" entre el capitalismo y el socialismo.
Los marxistas defendemos el derecho a la autodeterminación de la nación kurda y su derecho, en Kobane y en otros lugares, a defenderse de aquellos que lo oprimirían o que los destruirían si los pudieran derrotar, como ISIS, al-Nusra o el ejército turco. La mayoría de tendencias políticas marxistas estamos de acuerdo en este punto. Pero esto no nos puede hacer olvidar que la flexibilidad ideológica de Öcalan lo han llevado en ocasiones, a actuar como socio de una coalición imperialista, ofreciéndose, incluso, para reconfigurar el Oriente Medio. Seguir bajo las ordenes de un general encarcelado por el enemigo siempre es una mala decisión coyuntural.
Nuestra previsión es que la situación de los kurdos no cambiará mientras Turquía sea vista para los EEUU como un aliado más valioso que los combatientes de Öcalan, y es también por eso que Washington no ha intentado obstaculizar la campaña de Ankara para eliminar al PKK. Al mismo tiempo, los Estados Unidos y sus aliados occidentales no dejarán de señalar los éxitos de las YPG/PKK contra ISIS y de presentar el experimento kurdo como el faro que debe iluminar a la izquierda occidental. Otro gallo cantaría si los kurdos modificaran su política internacional de alianzas, pero esto no está en nuestras manos.
19. ¿Por que solidaridad con el pueblo iraní? Su gobierno es una teocracia islámica.
No creemos que ahora se tenga que hacer un debate sobre los asuntos internos de Irán. Lo que hace falta es tener en cuenta cuál es la situación en la que Irán se encuentra en el contexto internacional. Y en este contexto, donde sufre la agresión imperialista de los EE.UU., ¿qué puede hacer Irán? ¿Capitular ante la agresión imperialista? ¿No es la capitulación una posición peligrosa e irresponsable, que los comunistas no compartimos?
Hay momentos en que la única manera de disuadir las agresiones imperialistas y llevar a los agresores a la mesa de negociación es contraatacar. Por ello, es imprescindible que todos los comunistas y antiimperialistas reconozcan y reivindican este derecho. La actividad militar defensiva de Irán ha sido justa y era necesaria, pero también tiene derecho al contrataque.
Irán no debe claudicar, sino que debe defender su soberanía con fuerza y determinación. Aunque una guerra favorecería a los Estados Unidos, en materia de tecnología militar y superioridad aérea, cualquier intento de conquistar el país requeriría un gran número de efectivos humanos ante un pueblo combativo, armado y organizado, y eso podría atrapar a los EEUU y acabarlos derrotando. Nada de esto hubiera sido posible sin la actividad defensiva de Irán.
Tampoco se puede olvidar que Irán ha jugado un papel fundamental a la hora de derrotar a Isis y Al-Qaeda, para poner fin al reinado del terror al que habían sometido a la población de Iraq y Siria, mientras que los Estados Unidos han estado financiando y facilitando las actividades de los que querían desestabilizar Siria.
Los comunistas somos activistas internacionales de la independencia de los pueblos y de la lucha por la paz y consideramos que la paz sólo puede venir de la cooperación internacional, la diplomacia y el derecho internacional; a la vez, reivindiquemos los derechos de los pueblos a defender su soberanía. Rechazamos las mentiras que buscan demonizar al gobierno de Irán y condicionar a la población para que justifique una guerra económica y militar injustificable a la que se ha sometido a Irán. Nos opondremos a todos aquellos que las avalan. Trabajamos para que los obreros catalanes se movilicen codo a codo con sus hermanos y hermanas que sufren de manera directa la agresión imperialista.
20. ¿Cuál es vuestra posición de la guerra de Ucrania con la entrada de tropas rusas en el país vecino?
La guerra no se ha iniciado ahora, como quiere hacer creer la prensa burguesa. Se inició en 2014, tras el golpe de Estado del Maidan. Entonces Ucrania empezó a intervenir militarmente en el Donbass, a través de unidades de nazis, ocasionando miles de muertos, al considerar ilegal el referéndum de autodeterminación del Donbass, donde una mayoría aplastante de la población se pronunció a favor de constituirse en repúblicas populares independientes. Desde entonces, el Donbass venía siendo martirizado por las unidades fascistas de Ucrania, que han dinamitado todos los acuerdos de paz. Ucrania últimamente habían sido rearmadas e instruidas por la OTAN y se estaban preparando para llevar acabo una guerra de gran envergadura sobre el Donbass que la audaz intervención rusa ha abortado.
Los comunistas rechazamos toda la campaña imperialista de sanciones y provocaciones contra Rusia y reconocemos el derecho del Kremlin a emprender acciones militares en defensa de su territorio, incluidas las aguas territoriales alrededor de Crimea y la defensa de la población del Donbass. Los verdaderos marxistas-leninistas defienden inequívocamente a Rusia contra el acoso y la agresión de la OTAN, el Reino Unido y los Estados Unidos, al igual que defendemos a Irán, Venezuela, Cuba y otras naciones acosadas por los imperialistas. Por supuesto, no ofrecemos apoyo político a los regímenes antiobreros en el interno de algunos de estos países ni nos interferimos en los asuntos internos de los otros a la hora de decidir como impulsan sus políticas progresistas. Pero al mismo tiempo declaramos inequívocamente que si la escalada de hostilidades se convierte en un conflicto candente, nos parece adecuado que luchen para derrotar a los agresores imperialistas y que defiendan su soberanía.
La postura básica de los marxistas es un rechazo acérrimo a cualquier intento de las potencias imperialistas de expandir su territorio a expensas de las neocolonias o los estados capitalistas dependientes. La mayoría de los partidos comunistas oficiales, de una u otra forma, se han opuesto a la intervención ruso en Ucrania, basándose en este patrón y algunos lo han acompañados de teorías tontas sobre unos supuestos imperialismos ruso y chino. Nosotros, en cambio, consideramos que la intervención rusa en Ucrania no se ajusta a este patrón.
A pesar de la naturaleza capitalista de la clase dominante de Rusia y del régimen de Putin, la política exterior del Kremlin está guiada por consideraciones muy diferentes a la de los imperialistas. Un prueba de esta distinción la encontramos en el papel de Rusia en apoyo a los regímenes acosados por los EE.UU. y sus aliados, si bien es cierto que, en algunos casos han optado por inhibirse. Lo mismo vale para China.
La actual dirección del PCE, que se ha convertido en una de las direcciones "comunistas” más degenerados de la historia de este glorioso partido, parece apoyar la postura agresiva de la OTAN contra Rusia. Sus ministros han llegado a apoyar el envío de armas a Ucrania, si bien es cierto que esta parece no ser de momento la posición oficial del PCE. En todo caso, lo más escandaloso es su apoyo a las sanciones imperialistas contra Rusia y China, cuando se trata de sanciones que violan el derecho internacional que ellos dicen defender.
21. Con la guerra de Ucrania que ha aumentado el precio del gas ¿Cómo se debería direccionar ahora la histórica consigna “No a la OTAN, No a la Guerra” cuando hay partidos nacionalistas que apoyan la propaganda de USA EN EL ESTADO ESPAÑOL? Al igual que lo hace todo la esfera política española...
Durante años se arrastró un conflicto entre los EE.UU. y Alemania por la finalización del gasoducto Nord Stream 2. En este conflicto, al final, los EEUU han salido vencedores. Esta victoria norteamericana es de una importancia enorme y ha comportado una convulsión económica y política que puede conllevar un cambio en el orden mundial imperialista.
El establecimiento de la RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership) entre China y 14 países de Asia y el Pacífico es otro ejemplo de los cambios en el ámbito internacional. El liderazgo económico de América del Norte y de la UE todavía es notable y visible. Dominan la OTAN, el G20 y otros instrumentos responsables de dirigir el orden mundial. La disputa sobre Nord Stream 2 provocaba una las fracturas entre los aliados que, como hemos dicho, aparentemente se ha resuelto con la imposición de los EE.UU. Mientras que la RCEP ha dado lugar a nuevas alianzas que por ahora los EEUU no pueden evitar.
EEUU y la UE históricamente han tenido estrategias confrontadas. A Alemania y la UE les convenía un comercio rápido con Rusia, pero al mismo tiempo quieren mantener Moscú fuera de Europa. Estuvieron interesados en romper la esfera de influencia de Rusia con la ayuda de los Estados Unidos. Esta estrategia tuvo tanto éxito que ahora hay muchos gobiernos de Europa del Este que defienden una línea dura anti rusa y temen una alianza entre Alemania y Rusia. Un interés similar tiene la Gran Bretaña, especialmente después del Brexit. Los EE.UU. apoyan a todos los que quieren una Rusia pequeña y una UE dividida. Las principales fracciones de capital de la UE y, por tanto, también de Alemania no se benefician de las sanciones contra Rusia, aunque apoyan el despliegue militar de la OTAN en la Europa del Este en general y la lucha contra Rusia en particular. Aunque la alianza con los EE.UU. pervive a nivel militar, está constantemente socavada por los intereses económicos, provocando una agudización de las contradicciones y acaba dañando la economía de una parte de los países europeos.
El gasoducto Nord Stream 1 existe desde finales de 2011. Bajo el liderazgo de Gazprom (51% de participación rusa), Wintershall, E.ON (ambas Alemania), Gasunie (Países Bajos) y Engie (Francia). Desde el principio, el principal punto de discordia fue el plan de recorrido del gasoducto a través del mar Báltico, lo que supuso que los estados entre Rusia y Alemania quedaron fuera evitando pagos de tráfico. Para los estados interesados (Polonia, Estonia, Letonia y Lituania), se trataba, evidentemente, de una decisión incomoda.
Al ser insuficiente el Nord Stream 1, se decidió la construcción del gasoducto Nord Stream 2. Entonces el conflicto se intensificó. Washington impuso varias sanciones a Rusia, tomando con excusa a la anexión de Crimea en 2014, una Crimea que, inexplicablemente Nikita Khrusxov había cedido a la República Soviética de Ucrania en 1954 y que Ucrania se apropió con su independencia, sin consultar a los habitantes de Crimea, algo que si hizo su gente al separarse de Ucrania. También se sanciono a Rusia por el supuesto mal trato a la oposición y por su intervención activa en la guerra de Siria. Los socios comerciales de Rusia también estuvieron bajo el escrutinio de los políticos norteamericanos. Sin embargo, las ventajas económicas para las empresas europeas son considerables y, por lo tanto, desde el punto de vista estrictamente económico, lo razonable era seguir la ampliación de las compras de Gas ruso por parte de la UE.
Nord Stream 2 tenía una importancia estratégica para Alemania y la UE occidental e incluso tenía interés medioambiental: el gas ruso es abundante, se considera que tiene menos CO2 y es más barato que las importaciones de gas licuado de los EE.UU. No se trata de dedicarnos ahora a defender o criticar las políticas energética de la UE y los intereses de los capitalistas rusos, pues, a fin de cuentas, nuestros apoyos o críticas en este tema no sirven para nada. Más aún, los revolucionarios, puntualmente podemos tomar partido sobre cómo el capitalismo invierte o resuelve su problema energético, pero esta no es nuestra misión. Es, en todo caso, la misión que se ha auto atribuyen aquellos que sueñan con un capitalismo verde. Por el contrario, los comunistas nos oponemos a las sanciones imperialistas contra países capitalistas dependientes como Rusia y a los intentos de desestabilizarla. La burguesía imperialista alemana forma parte del bloque imperialista que consideramos como nuestro principal enemigo en el ámbito internacional. En todo caso, lo que si hacemos es analizar las consecuencias que sobre la población y en el contexto internacional pueden tener las decisiones de la burguesía imperialista. Y lo evidente es que al dinamitar el Nord Stream 2 la UE ha quedado mas sometida a los EEUU y se ha producido un encarecimiento del gas, lo que explica una de la derivadas del actual brote inflacionario, como también lo explican el régimen de sanciones al que los EEUU ha sometido a medio mundo, sanciones, que por cierto, contravienen la legalidad internacional que tanto dicen defender.
Obviamente, Rusia ante la disputa por Nord Stream 2, no puede hacer nada. No tiene el potencial económico y político para competir en pie de igualdad con los imperialistas de EE.UU. o la UE, ni siquiera para formular una posición independiente que vaya más allá de insistir en el cumplimiento de los tratados existentes. Esta es una prueba más de la debilidad económica de Rusia que deberían tener en cuenta todos los que alegremente la ponen al mismo nivel que las grandes potencias imperialistas.
Por el contrarios, el potencial militar de Rusia, gracias al legado de los programas de rearme soviéticos en la última fase de la Unión Soviética, sigue siendo grande. La OTAN también es consciente de la calidad de las armas soviética y ahora mismo lo está comprobando. Por eso, el aplastamiento económico y político a través de sanciones, expulsiones y el aislamiento del gobierno de Moscú es actualmente la vía preferida de los EEUU, junto al intento de estancar a Rusia en distintas guerras locales. Esta estrategia se ha visto socavada por el ascenso de China y su creciente cooperación con Rusia. A Estados Unidos, en particular, le preocupa que una alianza de China, Irán y Rusia pueda crear nuevas realidades geopolíticas. De esto se deriva el elemento central de la actual coyuntura internacional.
Pasemos al caso específico de España, país capitalista insertado en la cadena imperialista encabezada por los EEUU. Podía parecer que al no chupar directamente del gas ruso, esto la beneficiará. Puede, que la oligarquía gasística española saque algún beneficio de todo esto, si bien no hay que olvidar que los EEUU pugnan para controlar a eliminar a sus posibles competidores en la comercialización de petróleo y gas, lo cual también afecta a las relaciones de España con Argelia. La sucia jugarreta de los EEUU, de apoyo a Marruecos en el tema del Sahara y la segunda gran traición de España a los saharauis tiene relación con esto. En todo caso, el incremento del precio del gas, tiene ya unos efectos brutales sobre la factura energética que paga la población. Esto nos exige trabajar por la unidad obrero y luchar por el incremento de los salarios y por la retención de los precios de la energía.
Con relación al movimiento por la paz, consideramos que es necesario alertar del peligro de una Tercera Guerra Mundial que los EEUU desencadenarán en el mismo momento que vean que tienen alguna posibilidad remota de ganarla. Compartimos la consigna de ¡PAREMOS LA GUERRA!, a la que añadimos: ¡PAREMOS LA OTAN!¡PAREMOS AL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ!
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