Gerardo González Calvo ha dado a conocer África desde el respeto y es autor de numerosos artículos y monografías sobre el continente africano. Estuvo durante más de 40 años al frente de la redacción de Mundo Negro y es autor de más de 20 libros sobre África y poesía. Ha visitado varios países africanos (Senegal, Togo, Benín, Kenia, Egipto, Zimbabue, Malaui, Congo-Brazzaville, Guinea Ecuatorial, Congo-Kinshasa, Angola), de América (Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú y México) y de Asia (Filipinas y Macao) Ha sido comentarista sobre temas africanos en Radio Exterior de España
1. ¿Por qué tu investigación y profundización sobre el continente africano con el libro “África, ¿Por qué?”
Porque este continente sigue en el siglo XXI explotado por las antiguas metrópolis y por los nuevos imperialismos como China y Rusia y otros países emergentes. Intenté analizar por qué duró la guerra en Sudán desde 1983 hasta 2005. Por qué nadie evitó el conflicto en Ruanda, ni las siguientes matanzas en los campos de refugiados en el nordeste del entonces Zaire, ni la guerra de invasión en la República Democrática de Congo para explotar los recursos mineros (oro, diamantes, coltan, etc.) por los países invasores, Ruanda y Uganda. Por qué no se acabó con la guerra civil en Angola desde 1975 hasta abril de 2002. Por qué el paso del partido único y de los regímenes militares al pluripartidismo –tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética– no conllevó mayor bienestar a los africanos.
Son muchos interrogantes que cuestionan unas relaciones Norte-Sur y una forma de hacer política de dirigentes que han hecho del poder un predio particular –con o sin democracia–, mientras los pueblos africanos perviven a duras penas.
No es ninguna casualidad que se abra el libro con un preámbulo para recordarnos que “todos somos africanos”. Ni que se cierre con un ensayo sobre el primer presidente de Senegal, Léopold Sédar Senghor, fallecido a los 95 años, el 20 de diciembre de 2001. Es el prototipo de dirigente africano, impulsor de la negritud, culto, humanista y exquisito poeta que abogó por aunar los valores negroafricanos con la civilización de lo universal.
2. ¿Cómo acabaste viajando a África?
He visitado durante mi trabajo en la revista Mundo Negro, entre 1966 y 2008, una decena de países africanos. Como resultado de estas visitas a pie de poblado y entrevistas a obispos y personalidades políticas africanas publiqué el libro Hola, África. Estancias en un continente amigo.
3. Sabemos que te gusta la poesía. ¿Has tenido poetas africanos como referencia?
Apenas, aunque he leído las obras de Léopold Sédar Senghor, poeta y primer presidente de Senegal, de los malgaches Jean-Joseph Rabearivelo y Jacques Rabemananjara y del costamafileño Bernard Dadié, al que entrevisté junto a Rabemananjara en el Colegio Mayor Nuestra Señora de África de Madrid. He leído con más asiduidad a los poetas negros o mestizos sudamericanos como Nicolás Guillén y Derek Walcott, Nobel de Literatura en 1992, al que entrevisté en Alcalá de Henares.
4. ¿Qué te ha aportado África?
En primer, dos virtudes que se está perdiendo en Europa: una gran hospitalidad y un amor a la vida por encima de todo. Los africanos me han hecho comprender también el injusto reparto de los bienes de la tierra, que los ha convertido en empobrecidos, a pesar de contar con enormes recursos, tanto petroleros como de minerales, la barbarie de la esclavitud y de una colonización cuyo único objetivo era la explotación a cualquier precio, aunque se disfrazara de civilización.
5. ¿Se está obviando el trabajo intelectual de africanos/as en Europa? Historiadores, matemáticos, poetas...
No ha interesado nunca destacar su valía, aunque grandes inventos y avances médicos fueron realizados por africanos. El sudafricano Allan M. Cormack compartió en 1979 el Premio Nobel de Medicina con el británico Godfrey Newbold Hounsfield, por el desarrollo y descubrimiento del TAC. El también sudafricano Christian Barnard realizó el primer trasplante de corazón del mundo en 1967 en un hospital de Ciudad del Cabo.
Hay también grandes historiadores, como se puede comprobar en la Historia general de África, escrita en varios volúmenes por historiadores africanos de prestigio internacional bajo el patrocinio de la Unesco.
Hay en Europa y América más de 300.000 africanos con carreras universitarias que están enriqueciendo a los estudiantes de estos continentes. El tanzano Abdulrazak Gurnah, residente en Londres, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2021, según informó el comité del Nobel por “sus relatos sobre los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados en el Golfo entre culturas y continentes”.
Muy pocos saben que ha habido tres papas y más de mil santos africanos, entre ellos san Agustín. La inmensa mayoría fue martirizada en los primeros siglos del cristianismo. Tampoco se ha valorado la aportación que hicieron a la Iglesia universal con la implantación del monacato en Egipto los egipcios san Antonio Abad y san Pancomio. Ni la importancia cultural de la Escuela Teológica de Alejandría, creada en el año 180, que alcanzó su máximo esplendor con Orígenes (184-253); fue considerado el mayor genio que produjo la Iglesia primitiva. Conocer estos hechos echa por tierra la idea, impulsada por los islamistas, de que fueron los colonizadores los que llevaron el cristianismo a África. Ya estaba implantado en el norte de África muchos años antes del nacimiento de Mahoma en La Meca (Arabia Saudita) en el año 570.
6. ¿Qué es la revista Mundo Negro?
Una publicación mensual editada por los Misioneros Combonianos. Desde su aparición, en abril de 1960, está contribuyendo con rigor y profesionalidad a dar a conocer en España al continente africano. Ha sido galardonada en dos ocasiones con el Premio Bravo de Comunicación. Existe también una edición digital de la revista. En su sede se edita, además, la revista Aguiluchos. Cuenta con una biblioteca especializada en temas africanos -históricos, culturales, económicos, desarrollo, etc.- y revistas extranjeras especializadas en África. Existe también en la sede de Mundo Negro el mejor Museo Africano en España, que han visitado decenas de miles alumnos de colegios en visitas organizadas.
7. ¿Es un estereotipo la idea de que muchos países africanos son pobres o hay algo más?
Los africanos más que pobres están empobrecidos. Es verdad que la mayoría de los países africanos están hoy a la cola del desarrollo, pero, si analizamos la Historia, veremos que en este continente florecieron imperios y reinos de tal magnitud y prosperidad que estuvieron a la cabeza del progreso y de la ciencia ya en el siglo XIV. El emperador de Malí Mansa Musa (1280-1337) fue en su época el hombre más rico del mundo; por eso aparece representado en el famoso Atlas Catalán de 1375 con una pepita de oro en la mano. Si nos remontamos algunos cientos de miles de años más atrás, en algún rincón de África se produjo el salto del homínido al homo sapiens. Adán y Eva, nuestros primeros antepasados, son africanos. Esto es algo que no se suele explicar convenientemente en los libros de historia, pero que habrá que enmendar para saber de dónde venimos.
Nos tienen acostumbrados a contarnos la historia de África a partir de la llegada del europeo al continente. Es un alarde de eurocentrismo y una tremenda aberración científica.
8. ¿Qué te impulsó a escribir el libro "África. Un continente saqueado"?
Es una recopilación de los editoriales que escribí en la revista Umoya, editada por los Comités Solidaridad con África negra desde 1991. El Comité de Valladolid hizo el trabajo de organizarlos por temas en este libro.
9. ¿Continúan los saqueos en África?
Lo dejé ya muy claro en un libro que titulé África, la tercera colonización. África sigue siendo la gran reserva de materias primas e incluso posee millones de hectáreas de tierra facilitadas o vendidas a multinacionales occidentales y asiáticas para cultivar productos y exportarlos, ente ellos el aceite de palma. En África. Un continente saqueado se explican los motivos de este fenómeno neocolonialista. El papa Francisco declaró en su reciente visita a la República Democrática de Congo: “La guerra desatada por una insaciable avidez de materias primas y de dinero, que alimenta una economía armada, la cual exige inestabilidad y corrupción… ¡Qué escándalo y qué hipocresía!... ¡Basta! ¡Basta de enriquecerse a costa de los más débiles, basta de enriquecerse con recursos y dinero manchado de sangre!”
10. ¿Las ayudas a África desde la ONU o ONGs dan resultados positivos?
Consiguen, al menos, paliar los efectos perversos del empobrecimiento y serán necesarios mientras no se consiga un reparto más justo de la riqueza tanto a nivel global como dentro de cada país. Para que den resultados a corto y largo plazo habrá que contar siempre con los propios africanos.
11. ¿Quién fue Daniel Comboni y por qué es tan importante para comprender África?
Este misionero italiano (1831-1881), canonizado en 2003, tuvo una idea novedosa que plasmó en 1864 en el Plan para la Regeneración de África. La la elaboró para presentarla al Concilio Vaticano I (6 de enero de 1869-20 de octubre de 1870). Su propuesta no la aprobó el Vaticano I porque Pío IX tuvo que suspenderlo, después de consumarse la integración de los Estados Pontificios en la naciente Italia. Su propósito era involucrar a toda la Iglesia en la evangelización del continente negro. Este concepto de universalidad, o sea, de que toda la Iglesia es misionera lo proclamará con rotundidad cien años después el concilio Vaticano II.
12. El yihadismo en África ¿Desde dónde está siendo financiado?
La desintegración del ejército libio, tras la caída de Gadafi, propició una escalada de la venta de armas en los inestables países sahelianos, en donde se expandía el llamado Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), vinculado desde su fundación, en el año 2007, a la Yihad Islámica.
Las actuaciones bélicas de Al Qaeda o de grupos islámicos afines en Malí y en la República Centroafricana han quebrado las buenas relaciones entre el islam, las religiones tradicionales y el cristianismo. Este nuevo escenario de inestabilidad es uno de los retos pendientes de los países negroafricanos. El yihadismo se alimenta de la inestabilidad y de la pobreza, que golpea sobre todo a los jóvenes y los convierte en presa fácil del radicalismo. El yihadismo lo financian los grandes lobbies islámicos internacionales, cuyo objetivo último es islamizar todo el continente africano.
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