Fernando Hernández Sánchez es profesor contratado doctor de la Facultad de Formación de Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Doctor en Historia Contemporánea por la UNED. Sus investigaciones versan sobre el movimiento comunista en España en el siglo XX y la didáctica de la Historia del Presente. Autor de Comunistas sin partido: Jesús Hernández, ministro en la guerra civil, disidente en el exilio (Raíces, 2007); Guerra o revolución: El Partido Comunista de España en la guerra civil (Crítica, 2011); Los años de plomo. La reconstrucción del PCE bajo el primer franquismo (Crítica, 2015); El bulldozer negro del general Franco. Una historia de España en el siglo XX para la primera generación del XXI (Pasado & Presente, 2016) y La frontera salvaje. Un frente sombrío del combate contra Franco (Pasado & Presente, 2018). Coautor con Ángel Viñas de El desplome de la República (Crítica, 2009) y con Ángel Luis López Villaverde de Camaradas de un comité menor. Una larga guerra civil, 1936-1947 (Sílex, 2020). Ha colaborado en las obras colectivas En el combate por la Historia. La República, la guerra civil, el franquismo (Pasado & Presente, 2012) y Los mitos del 18 de julio (Crítica, 2013).
1. ¿Por qué te interesante tanto sobre la historia del PCE (Partido Comunista de España) y su complicada vida como partido revolucionario?
En toda vocación historiográfica hay algo de impregnación personal. Yo crecí en un barrio de tradición obrera y llegué a la adolescencia cuando se iniciaba la transición. En las fábricas, en el barrio, las acciones de oposición a la dictadura llevaban el sello del PCE, el Partido por antonomasia. La épica de su militancia se transmitía oralmente. Luego llegó la post-transición y todo aquello implosionó. Social y estructuralmente, ni siquiera mi barrio es ya lo que fue, pero me quedó el afán por conocer la historia de ese sujeto colectivo, de sus etapas luminosas, pero también de las oscuras.
2. ¿Cuál fue tu impresión al registrar los archivos del PCE? Decepción, asombro...
Es una metáfora de la propia historia del partido. Una organización que ha pasado la mitad de su vida en la clandestinidad, debiendo evacuar o destruir una parte de sus archivos, tiene que mostrar huecos en su documentación por necesidad. Añadamos que el exilio supuso la existencia de tres o cuatro núcleos de dirección, que los instructores enviados al interior y las células remitían informes codificados de los que se ha perdido, en parte, la cifra interpretativa, y en materiales frágiles…
Luego está, lógicamente, el expurgo ocasionado por cada cambio de línea, cada reinterpretación del propio pasado o la caída de figuras emblemáticas. En cualquier caso, es un archivo riquísimo, accesible, gestionado de manera muy profesional y que hay que señalar, en su honor, que se adelantó muchos años a la política de permitir al investigador fotografiar sus fondos.
3. ¿Cómo nace el Partido Comunista de España?
Hay dos núcleos originarios: el de los “cien niños”, la federación madrileña de las Juventudes Socialistas que deciden aceptar las 21 condiciones de la Komintern, adherirse a ella y convertirse en Partido Comunista (PC); y el de los “terceristas” del PSOE, que forzaron la celebración de un congreso extraordinario para debatir esas 21 condiciones y que, tras los informes de la delegación enviada a Moscú, los de Fernando de los Ríos y Daniel Anguiano y la votación adversa del plenario, decidieron escindirse para fundar el Partido Comunista Obrero Español (PCOE). Fue un caso que difirió de lo ocurrido en Francia o Italia con los Congresos de Tours o Livorno (1920), en que ambos partidos socialistas optaron por adherirse a la IIIª Internacional. Fue la Komintern la que obligó a los dos grupos españoles a fusionarse en noviembre de 1921 para dar origen al Partido Comunista de España (PCE).
4. ¿Por qué el PCE cambio opinión con respecto a la República durante los años 30?
El PCE entra en 1931 como un grupúsculo ultraminoritario (en Asturias, una de sus regiones clave, eran tan pocos que llegaron a camuflarse como un club de fútbol, el Oriente F.C.) que sostiene aún la línea del Tercer Periodo marcada por la Kominetr: la de clase contra clase y la consideración de toda colaboración con la burguesía, incluso la reformista, como una traición. Será a partir de las enseñanzas de Octubre de 1934, no solo en España, sino también de los ocurrido en Austria, Alemania y la amenaza de la extrema derecha en Francia, cuando la Komintern, en su V Congreso de 1935, y el PCE elaboren y apliquen la línea de conformación de Frentes Populares antifascistas.
Es en ese contexto en el que la República adquiere el valor de un dique de contención contra el fascismo. Cuando se produzca la sublevación del 17 de julio, la República a la que aludirá el PCE será la de un régimen de nuevo tipo encargado de culminar las tareas inacabadas de la revolución democrática: reforma agraria, derechos sociales, nacionalización de sectores claves, educación popular, ejército de ciudadanos…
5. ¿Qué papel tenía el PCE en el gobierno republicano durante la guerra civil española?
El PCE entró en el gobierno de Largo Caballero en septiembre de 1934 con dos ministerios, el de Agricultura (Vicente Uribe) y el de Instrucción Pública (Jesús Hernández). Los mantuvo en las remodelaciones de Negrín (junio de 1937) y, aunque Hernández salió en marzo de 1938, otro comunista, Josep Moix, del PSUC, asumió la cartera de Trabajo. La presencia comunista en el gobierno, inédita en Europa (ni siquiera en Francia, con un gobierno de Frente Popular desde la primavera de 1936 había ocurrido algo similar) se concibió como un sostén del esfuerzo de guerra basado en tres pilares: imposición de un mando único, impulso a un nuevo ejército popular y creación de una potente industria de guerra. Como se sabe, esto enfrentó a los comunistas con otras organizaciones.
En todo caso, en el ámbito de Agricultura, el PCE promovió la reforma agraria, la formación de cooperativas de producción y consumo y la imposición de precios máximos a los artículos de primera necesidad. A título comparativo, la reforma agraria llevada a cabo por la República española en guerra abarcó una superficie similar a la de Andalucía y fue la tercera en volumen tras la soviética y la de la China popular. En el campo de la Instrucción, los comunistas profundizaron en la erradicación del analfabetismo, partiendo de las filas del propio ejército popular con la difusión de la Cartilla Militar Antifascista que enseñó a leer y a escribir a casi 100.000 soldados, y promovieron la fundación de Institutos Obreros para dar formación técnica superior a jóvenes trabajadores.
6. ¿Qué enfrentamientos y diferencias tenía el PCE con la FAI (Federación Anarquista Ibérica)?
Los enfrentamientos fueron, en general, con la CNT y, lógicamente, con su organización específica, la FAI, donde militaban gentes con las que los choques fueron de máxima intensidad, como Peirats o Abad de Santillán. La cuestión partía de lo que Togliatti definió como la conquista y defensa a codazos de un espacio político. El PCE irrumpió en 1936 en la línea de demarcación que separaba a las hasta entonces dos fuerzas hegemónicas del movimiento obrero, el socialismo y el anarquismo, y lo hizo vindicándose como heredero de la corriente marxista y revolucionario aunque no en el sentido bakuniniano. El caso es que los comunistas mordieron por los dos bordes y eso generó agrias disputas, a las que se sumaron las antitéticas concepciones estratégicas sobre la naturaleza de la guerra (nacional-popular para unos, revolucionaria para los otros) y de la revolución (democrática y frentepopulista o social y colectivizadora).
7. ¿Era común el divisionismo en el bando republicano como lo pintan algunos periodistas o solo fueron momentos puntuales?
Hubo división siempre, por debajo del objetivo común de lucha contra el fascismo, porque la República siguió siendo un régimen pluralista del que se habían descolgado, con la conspiración y el golpe, las expresiones políticas de la oligarquía. En la República, al contrario que el Burgos, no hubo decreto de unificación forzosa desde arriba. De ahí que en una situación tan dinámica como una guerra en la que se ventilaban tantas cosas (la redistribución de la propiedad, la asignación de recursos, la priorización del esfuerzo económico, el disciplinamiento de la retaguardia, la autonomía local o la primacía de un mando centralizado) cada organización pugnara con las otras para imponer sus criterios. Lo que ocurrió es que, a veces, la dialéctica enconada se agravaba por la intermediación de las armas en la polémica.
8. ¿De que trata tu libro “Guerra o revolución: El Partido Comunista de España en la guerra civil”?
Trata de estudiar cómo el PCE pasó en cinco años de ser una fuerza política situada una posición marginal en el sistema de partidos previo a 1936, con un discurso esencialista, radical y sectario, a enarbolar la bandera del antifascismo. Y de cómo se convirtió, al menos hasta bien avanzado 1938, en la fuerza central de la República en guerra, gracias a una línea que conectó con muchos de los hitos del ideario radical popular que había cuajado en el periodo de entresiglos.
9. ¿El Frente Popular y el PCE buscaban instaurar el comunismo/socialismo en España como afirman muchos intelectuales falangistas y franquistas?
No, el Frente Popular pretendía frenar al fascismo, pero era una alianza interclasista con vocación de durabilidad. De hecho, fue el precedente de los gobiernos de reconstrucción de la segunda postguerra mundial en los que participaron los comunistas hasta 1947, los que nacionalizaron los sectores claves de la producción nacional, dieron carta de interlocución a los sindicatos en las empresas y crearon la seguridad social, cosas que sobrevivieron hasta que se las cargó el neoliberalismo a partir de los 80.
Cuando en plena guerra de España, en 1938, algunos sectores radicalizados del propio PCE postularon una posible salida socialista, fue el propio José Díaz, a través de Mundo Obrero, el que les recordó la verdadera naturaleza del Frente Popular, que no era otra que la más amplia alianza para derrotar al fascismo y establecer una democracia avanzada que no era la dictadura del proletariado.
10. ¿Cómo acabo el PCE teniendo 350.000 militantes y las con JSU 250.000 en plena guerra civil?
Gracias a la afluencia a sus filas de tres grandes contingentes; el de los jóvenes de ambos sexos de una de las generación numéricamente más numerosas de la historia de España, atraídos por el ejemplo de la revolución de Octubre de 1917; el de las mujeres que accedían por primera vez a ámbitos ajenos a los tradicionales de la familia y el hogar, tomado responsabilidades orgánicas, profesionales y en comités de fábricas y cooperativas; y el de las masas de soldados-campesinos socializados en las filas del Ejército Popular.
11. ¿Qué papel desempeñaron las JSU en la retaguardia republicana?
Fue la organización más grande de su tiempo por detrás del Konsomol. Animó el espíritu de resistencia con sus acciones y mítines-relámpago, canalizó la ayuda al frente a través de las campañas de recogida de material de ropa y abrigo, llevó la cultura a las trincheras con las Milicias de la Cultura, incorporó a las mujeres jóvenes a la producción y fue, en definitiva, una cantera futura de cuadros de la resistencia, tanto en la lucha contra el nazismo en Francia como en el interior del país.
12. ¿Qué fue la Asociación de Amigos de la Unión Soviética?
Una entidad nacida con un ánimo cultural de intercambio y conocimiento de la realidad soviética y de sus avances en distintos campos, que contribuía a romper el bloqueo político e informativo impuesto sobre la URSS en los años 30.
Acabó siendo una más de las organizaciones pertenecientes a la galaxia PCE, aunque no era raro encontrar en sus filas gente procedente del espacio socialista o republicano burgués.
13. ¿Qué opinas de la obra del hispanista británico Paul Preston?
Es uno de los historiadores que ejercieron una gran influencia sobre los que empezábamos en los años 70 y 80. La lectura de su libro La destrucción de la democracia en España supuso un aldabonazo sobre cómo someter a crítica a las fuentes primarias para desmontar mitos heredados de las interpretaciones fosilizadas e interesadas del pasado.
Paul Preston |
Por experiencia propia puedo decir que siempre ha mostrado una enorme generosidad con los historiadores noveles: en mi caso, remitió un artículo a la revista escolar que publicábamos en mi instituto, un modesto centro público del cinturón sur de Madrid, y me puso en contacto con el profesor Ángel Viñas; recientemente, interesándose por la obra de un reciente doctor al que he codirigido la tesis sobre la Brigada Político-Social.
14. ¿El PCE lucho para que en la España republicana no hubieran asesinatos gratuitos ni destrucción del patrimonio religiosos durante la guerra civil? Intelectuales franquistas afirman que estos asesinatos en la zona republicana eran premeditados y organizados por el gobierno...
Como todas las organizaciones de la España donde fracasó el golpe militar de julio, el PCE asumió su cuota de violencia en la retaguardia. Es estado quedó desarbolado, sus mecanismos de monopolio de la violencia se volatilizaron y fueron las organizaciones de masas, armadas ante la disolución del ejército, las que se encargaron de mantener el nuevo orden , combatir a los emboscados y, sobre todo, a ese ente que algunos han querido calificar como fantasmal, pero muy real, como se vería al final de la guerra, que fue la Quinta Columna. Hay que tener en cuenta, además, que en los primeros meses se ventilaron viejo enfrentamientos que provenían de una periodo anterior donde la norma era la brutalidad en la resolución de los conflictos de clase, sobre todo desde arriba. En todo caso la reconstrucción del estado republicano, de sus tribunales populares y de sus fuerzas de orden (carabineros, policía, SIM) hizo que cayera en picado el número de ejecuciones irregulares. Respecto a la destrucción de patrimonio, el mejor desmentido es la evacuación de las obras del Museo del Pardo y el salvamento por milicianos comunistas de las obras de arte del palacio del Duque de Alba, bombardeado por sus amigos y salvadas por la República, aquella contra la que conspiraba desde Londres.
15. ¿Los militantes del PCE estaban organizados en los campos de refugiados de Francia?
Sí, mantuvieron la organización política tanto en los campos como en las Compañías de Trabajo que se crearon para fortificar el frente francés y en los chantiers o campamentos de carboneros destinados a la explotación forestal bajo la ocupación alemana. Es lo que les permitió ser los primeros en dar el salto a la resistencia activa, incluso antes que sus camaradas franceses.
16. ¿Cuántas células del PCE hubo durante la post guerra civil española?
Hubo un primer periodo de desorganización y desmoralización absoluta ocasionados por la derrota. Solo se mantuvieron redes de apoyo a presos y perseguidos, algunos núcleos de fugados a los montes y pequeñas unidades armadas. Después, el PCE intentó enviar delegaciones del Comité Central al interior para demostrar que no se conformaba con ser un partido del exilio. Las delegaciones intentaban contactar con los restos de lo que quedase en el interior. Sin embargo, lo que se produjo fue una caída en cascada de estas delegaciones, debido a tres factores: su desconocimiento de la realidad del país; el hecho de que los escasos militantes del interior estuviesen quemados; y la penetración de la policía política, en la que destacó la labor de Roberto Conesa. El único foco que mantuvo una actividad constante y que preocupó verdaderamente a la dictadura fue la guerrilla del monte hasta 1948. Es de todo esto de los que trato en mi libro “Los años de plomo: La reconstrucción del PCE bajo el primer franquismo (1939-1953)”.
17. ¿El PCE participio durante la segunda guerra mundial contra el fascismo alemán?
Sí, movilizó a cerca de 15.000 efectivos en los departamentos del sur de Francia bajo la bandera del XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles, contribuyendo a la liberación de muchas ciudades y pueblos del Mediodía francés.
XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles |
Colaboraron los aliados en el norte de África desde 1943, hasta el punto de que los servicios secretos norteamericanos entrenaron a guerrilleros comunistas españoles destinados a desembarcar en Andalucía. Y combatieron en unidades guerrilleras en el frente oriental, en los boques de Ucrania, encuadrados en unidades militarizadas de la NKVD.
18. Sobre el papel del eurocomunismo ¿Carrillo y Pasionaria estuvieron detrás de asesinatos y purgas contra militantes del PCE?
Las purgas fueron una constante a raíz de cada bandazo táctico. Tomando como fuente de autoridad aquel viejo principio de que “el partido se fortalece depurándose” la realidad fue la expulsión, execración y, en ocasiones, eliminación física de los disidentes. El “Los años de plomo” narro varios casos, desde el muy conocido de Gabriel León Trilla en 1945 hasta los de los jefes guerrilleros Francisco Bas Aguado y Pepito el Gafas en 1951.
Las eliminaciones físicas fueron propias de los tiempos del estalinismo (años 40 y principios de los 50). Después, las purgas se limitaron a la exclusión de la organización y al borrado de la memoria colectiva de los purgados, como en el caso de Jesús Monzón o Jesús Hernández.
19. ¿Quién fue Gregorio Marañón? Este hombre decía que en España durante la guerra civil se intentaba instaurar el “terror rojo” haciendo referencia al comunismo...
Médico, liberal, impulsor de la Agrupación Al Servicio de la República por hastío de la corrupción borbónica, se desengañó pronto de la democracia de masas (él, como Ortega y Unanumo era más de élites) y, llegada la sublevación, solicitó salir del país. Concretamente, fue Santiago Carrillo como delegado de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid quien le concedió el visado. Aunque denunció los supuestos planes revolucionarios, no logró ser bien visto por el franquismo debido a ese pasado liberal que no pudo borra.
20. ¿Quién fue Jesús Monzón?
De origen navarro, gobernador civil de Alicante durante la guerra, ya afiliado al PCE, acabó en Francia con la retirada y se negó a ir a la URSS o a México. Reorganizó en torno suyo a los comunistas españoles e impulsó la alianza de Unión Nacional, la Agrupación de Guerrilleros Españoles con si XIV Cuerpo y, en definitiva, la resistencia comunista española en Francia. En 1943 se instaló en España para impulsar la resistencia interior. Se mostró reacio a aceptar la tutela de la dirección de Moscú o México porque sostenía que, desde la distancia, desconocían la realidad del país.
Jesús Monzón |
Promovió la operación Reconquista de España, la invasión del valle de Arán en octubre de 1944 para ofrecer a al gobierno de la República en el exilio un territorio liberado y que reclamara la intervención aliada para derribar a Franco. Carrillo lo desplazó, anulando sus órdenes y acusándolo de irresponsabilidad. Fue detenido, juzgado y condenado a más de veinte años de cárcel y, aunque expulsado del partido, mantuvo la disciplina comunista en prisión secundando sus plantes y huelgas de hambre. Cuando recobró la libertad, trabajó como profesor de Economía. Fue rehabilitado a título póstumo por el PCE en los años 90.
21. ¿Quiénes fueron Vicente Uribe y Jesús Hernández Tomás?
Los dos ministros, el de Agricultura y el de Instrucción Pública, a los que me he referido con anterioridad. Tenían en común ser de la misma generación, haber crecido en la conflictiva Vizcaya minera e industrial de comienzos de siglo, ser luchadores tempranos (Hernández fue secretario de su sindicato, el de carroceros, con doce años de edad) y autodidactas. Integraron el núcleo de dirección del PCE en guerra, junto a Dolores Ibarruri, Antonio Mije, Luis Cabo Giorla y Manuel Delicado. Su trayectoria posterior divergió desde 1944.
Jesús Hernández Tomás |
En el pleito sucesorio a la secretaría general tras la muerte de José Díaz. Uribe apoyó a Pasionaria, enfrentada a Hernández, que acabó expulsado. Hernández se sumó a la corriente pro yugoslava desde la excusión de Tito de la Kominform en 1948 y escribió contra la línea soviética desde la perspectiva de un comunismo nacional. Uribe, considerado el número uno efectivo del partido por la larga convalecencia de Ibarruri, resultaría a su ves derribado por el grupo nucleado en torno a Carrillo y Claudín en 1954, en una imitación del proceso de desestalinización comenzado por el PCUS.
22. ¿El PCE ayudó a la reconciliación nacional tras muerte del dictador Francisco Franco?
La línea de reconciliación nacional fue enunciada desde 1958, aunque sus antecedentes hay que buscarlos en las movilizaciones estudiantiles de 1956. Se constató entonces la eclosión política de una generación que no había conocido la guerra y se trató de situar el marco de confrontación contra la dictadura, que siempre se reclamó como la vencedora del 18 de julio, en una línea de choque distinta: ya no seria la de republicanos contra fascistas, sino de la de antifranquistas –cualquiera que fuera su ideología y origen anterior- contra Franco y su camarilla.
Frente a lo que se ha entendido de manera errónea posteriormente, no era una proyecto de reconciliación de clase, sino una determinación del escenario de confrontación para salir de la dictadura que marcaba los espacios entre quienes querían su continuidad y quienes aspiraban a derribarla, fueran cuales fuesen sus proyectos posteriores de sociedad y de país. Lo que vino en la transición fue, en parte, influido por esta línea, pero también resultado de lo que Manuel Vázquez Montalbán definió como “una correlación de debilidades”: ni los partidarios de la dictadura pudieron preservarla tal cual, ni los partidarios de la ruptura contaban con fuerzas suficientes para imponer sus postulados.
23. ¿Quiénes fueron los abogados de Atocha y por que fueron asesinados?
Los bufetes de abogados laboralistas fueron creados por el PCE a partir de comienzos de los 60, cuando se generalizaron los conflictos laborales y los comunistas penetraron el las estructuras del Sindicato Vertical. La ley de convenios colectivos y la ampliación de la base de las Comisiones Obreras llevó a que menudeasen las reclamaciones por despido, la asesoría para la firma de acuerdos, etc. El PCE construyó toda una red de este tipo de bufetes que, en la oleada de huelgas del invierno de 1975-76 fueron motor de la conflictividad.
A comienzos de 1977, cuando ya se había aprobado la Ley de Reforma política que iba a liquidar, entre otras estructuras, los Sindicatos Verticales, un nido donde acampaba lo más bunkerizado del viejo régimen, y se vislumbraba la propia legalización del PCE y las de las CCOO, pistoleros ligados a ese bunker llevaron a cabo el crimen de Atocha a modo de provocación que, por dinámica de acción-reacción proporcionase el pretexto para una intervención militar. La contenida respuesta de masas de la militancia comunista en la calle desarboló este propósito y le dio la vuelta a sus efectos.
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